Del cielo al infierno en tres años

Tal día como hoy, en 2019, el Valencia ponía el broche a la temporada del Centenario con su octava Copa del Rey después de meterse en Champions y disparar sus ingresos

2019-2022: Tres años de diferencia y un proyecto por la borda en el Valencia CF

2019-2022: Tres años de diferencia y un proyecto por la borda en el Valencia CF / SD

Pau Pardo

Pau Pardo

Tal día como hoy hace tres años, el valencianismo se engalanaba con sus bufandas en peregrinación a Sevilla para poner el broche a un Centenario de ensueño. El 25 de mayo de 2019, el Valencia CF de Marcelino García Toral viajaba al Benito Villamarín con la ilusión por las nubes, aceptando su papel de aspirante contra el Barça de Leo Messi, pero con la confianza de poder matar al gigante. Y lo hizo, con un planteamiento férreo y convincente, el murciélago triunfó en la capital hispalense alzándose con la octava Copa del Rey de su historia.

Cómo ha cambiado la película en Mestalla. Y es que el único paralelismo que hay entre dos realidades, no tan alejadas en el tiempo, pero sí en distancia perdida con otros equipos de LaLiga, es que ambas temporadas el Valencia CF ha visitado Sevilla para jugar una final. Ahora bien, si en 2019 el equipo la jugó para cerrar el curso con matrícula de honor, este año lo hizo para salvar la temporada y aferrarse al único camino que le podía devolver a Europa.

Una semana antes de la final del Villamarín, el conjunto valencianista festejaba en el estadio José Zorrilla su segunda clasificación consecutiva para la UEFA Champions League. Ganar la Copa ya era una cuestión de grandeza, de sellar la confirmación del regreso más esperado, el del Valencia CF a los atriles donde se levantan los trofeos, pero no era una necesidad imperiosa.

El equipo crecía, se volvía a garantizar cerca de 60 millones de ingresos en el apartado de competiciones por jugar la máxima competición continental y, por si fuera poco, hacía crecer su porción del pastel de los derechos de televisión por el alto rendimiento que da un cuarto puesto en ellos.

Explotó todo y hasta aquí: Un proyecto por la borda en Mestalla

Se había tocado metal once años después, el Valencia se instalaba en Europa, disparaba sus ingresos, tenía una plantilla con una cotización muy alta y el valencianismo tenía un amplio abanico de ídolos. Pero unos meses después todo explotó, con las salidas de Mateu, Marcelino y Longoria en primera instancia y más tarde las de Dani Parejo, Francis Coquelin, Rodrigo Moreno, Ferran Torres… Y de aquellos polvos, estos lodos.

Ahora el club de Mestalla camina sobre el alambre, sortea la quiebra técnica mientras su entrenador trata de recordar a los dirigentes que el Valencia es un club grande y está obligado a luchar por meterse en competiciones europeas. Y de una estructura plagada de grandes profesionales del mundo del fútbol con autonomía para trabajar el mercado a Anil Murthy ejerciendo de cabeza visible del proyecto con Miguel Ángel Corona en segundo plano y con muy poca capacidad de decisión.

Tres años dan para mucho. Incluso para descender del cielo al infierno. De amenazar las posiciones de privilegio de los tres de arriba a la incertidumbre de cuándo podrá el Valencia volver a mirarle a los ojos. Todos los protagonistas de aquella gesta, el último José Luis Gayà en Universo Valdano, han compartido la misma reflexión: era un equipo que iba a más y romperlo fue una decisión muy complicada de digerir. 

Con un futuro muy incierto, ahora el valencianismo contiene la respiración por si la historia se repite y el choque de ambiciones entre el entrenador y Meriton acaba con José Bordalás fuera, con la incertidumbre que este movimiento podría generar.