Julio marca la cuenta atrás de la caducidad de la ATE

Ximo Puig reitera la llamada al diálogo para el Valencia, en la antesala de la extinción de la ATE, prevista para mediados del mes de julio, y sus consecuencias en el Nou Mestalla

Una imagen del proyecto del Nou Mestalla presentado por el club

Una imagen del proyecto del Nou Mestalla presentado por el club / VCF

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Con el mes de julio, la situación de bloqueo en el reinicio de las obras del Nou Mestalla entra en un nuevo escenario, con la ejecución de la caducidad de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) de trasfondo, con plazo previsto a partir del 15 de julio. Las posturas entre el Valencia y la Generalitat Valenciana siguen igual de estancadas, con un desenlace cada vez más cercano a los tribunales, aunque desde las instituciones se siguen trasladando mensajes de colaboración hacia el club.

Este domingo fue el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, quien lanzó el guante de «la mejor predisposición» del Consell al consenso, siempre y cuando desde el club se proyecte «confianza». «Queremos más pronto que tarde que el Nou Mestalla sea una realidad y por eso, la Generalitat ha tenido y tendrá siempre la mejor predisposición. Lo que le corresponde al club es dar confianza, no sólo a las instituciones, sino a toda la sociedad valenciana», indicó el jefe del Consell, en declaraciones a Àpunt y Europa Press en su visita al campeonato de España de esgrima que se celebra en València.

Las palabras de Puig son una prolongación de los mensajes que desde el gobierno autonómico y también desde el municipal se trasladan al Valencia, a cambio de que el proyecto del recinto de Corts Valencianes se ajuste escrupulosamente a los convenios firmados, tanto a nivel arquitectónico como en las garantías económicas de su ejecución. «La ciudad ayudará, pero solo cuando la propiedad cumpla», reiteraba esta misma semana Sandra Gómez, vicealcaldesa y responsable de Urbanismo.

Por su parte, el Valencia alega que cumple con los compromisos, tanto en el aforo del campo, con 70.000 espectadores en una última fase de ejecución (se inauguraría con 49.000), así como en las garantías económicas. El club se aferra al hecho «no interpretable sino objetivo» de que la ATE no ha caducado y de que le asiste un derecho de defensa en el proceso de caducidad.

Un extremo que no presenta debate para las instituciones, que acreditan incumplimientos e imperativo legal tras el informe de la abogacía de la Generalitat, aunque se mantienen receptivas a negociar la implantación de un instrumento legal que preserve los beneficios urbanísticos de la ATE en el momento en el que el proyecto cumpla con todos sus requisitos técnicos.

El club ha contrarrestado la estampa de pasividad que Meriton Holdings ha arrastrado con el nuevo estadio desde su entrada en el club en 2014, con una imagen de movimiento y gestos formales en los últimos meses, rematados con la presentación del rediseñado proyecto en el marco del mismo estadio, con las obras paradas desde febrero de 2009. Una escenificación con la que se traslada presión a las instituciones y que reviste importancia estratégica, al trasladar implicación en el plan.

El último proyecto del Nou Mestalla presentado por el Valencia CF

F. Calabuig

Las consecuencias posteriores a la caída de la ATE podrían ser delicadas para el Valencia. Aunque la extinción del plan no impide de por sí el reinicio de las obras, y a pesar de que desde las instituciones se reservarían una figura jurídica paralela que garantizase los beneficios urbanísticos, el Valencia recuerda que los préstamos financieros con los que completaría la financiación para acabar el proyecto (junto al 70% prestado por CVC) están sujetos a la continuidad de la ATE.

Y, al mismo tiempo, se pondría también en riesgo el acuerdo, bastante avanzado, para la implantación de la futura cubierta fotovoltaica. Además, se perderían los 20 millones ‘extra’ que se prevé ingresar por el solar del viejo Mestalla y se complicaría la venta del actual estadio. Unas consecuencias de las que también están vigilantes LaLiga, que ha prestado 80 millones al club que no estarían activos, así como las plataformas de oposición a Peter Lim, inquietas ante el perjuicio evidente que tendría para la entidad la caída de la ATE.