Gattuso mostró carácter, estar metido en cada jugada y sobre todo, una gestión de los recursos -y eso que no hay demasiados- intachable. El once inicial era el previsible más allá de la duda de Nico González de inicio o no. Al final, el Hugo, Yunus, Soler apareció de entrada y arriba el trivote esperado: Samuel Lino, Castillejo y Hugo Duro arriba. Con ese planteamiento, el Valencia superó al Girona de inicio. Jesús arrancó con mucho protagonismo y Lino fue su mejor socio. La banda izquierda fue ese punto de apoyo desde el que crecer y el cuadro valencianista se empezó a sentir cómodo.

El 4-3-3 de inicio estaba muy claro. Sobre todo en alturas. Laterales profundos, Thierry y Jesús dando liberta a Lino-Castillejo para acudir a zona interior y Hugo Duro estirando el equipo. Atrás, Cömert y Diakhaby se apoyaban en Guillamón, primer jugador en dar salida. Eso en fase ofensiva. En la defensiva, la presión es la única hoja de ruta. Y salió bien en muchos momentos. Tanto que varios ataques en la primera parte llegaron gracias a un robo y ataque inmediato. Y es que esa es la intención de Gattuso. Con lo que tiene, el Valencia es mejor más cerca del área rival que de la suya. Por tanto, el objetivo era acercarse lo máximo posible a esa zona.

La expulsión, clave para Gattuso

La libreta de Gattuso, sin embargo, se vio aún más en el segundo periodo después de la expulsión de Cömert. La primera decisión fue quitar del campo a Hugo Duro y meter a Mosquera. Línea de 4 clara, sin discusión, Hugo Guillamón, Soler y Lino bajando al trivote para ayudar por izquierda y Samu Castillejo haciendo de delantero para estirar cuando era necesario. Esa solución duró 10 minutos pero sirvió para tener controlado al Girona. Aún más lo frenaría con el cambio de sistema y además mostró un liderazgo sobresaliente. Quitó a Soler y metió a Foulquier. Defensa de tres y Thierry y Jesús de carrileros en el mismo momento en el que el Girona metía a Stuani. Superioridad en área y, dentro de que fue un cambio defensivo, posibilidad de estirar por fuera en ataque con los carrileros sumándose. En especial Thierry, que creció en el tramo final.

Diez minutos después llegó otro toque de pizarra. Lino, Jesús Vázquez con amarilla y Samu Castillejo se marchaban y aparecía Lato, Nico y Maxi. Con espacios, la duda era si Marcos André o el uruguayo, pero el italiano apostó por el ‘9’. El motivo parece claro más allá de la ejecución final. Con el brasileño se podía estirar pero podía generar más descontrol. Con Maxi la intención era que pudiera bajar el balón o tener alguna falta que diera descanso. Y, en algún momento, así fue. Con la pizarra Gattuso frenó al Girona, permitió a los carrileros estar muy pendientes del centro y solo se recibió un disparo: Aleix desde la frontal. Éxito rotundo de Rino, que además por poco estuvo a punto de celebrar el segundo gol desde el banquillo.