El Valencia y la Real Sociedad se enfrentan esta próxima jornada en Anoeta bajo la premisa de dos proyectos antagónicos. Frente al reciclaje constante en la errática planificación del equipo blanquinegro, los donostiarras contrarrestan con un modelo clásico, estable, basado en aguantar con una sólida base en su plantilla, nutrida de una cantera consolidada durante años en el primer equipo.

De ese modo, el club realista lleva a la práctica la máxima institucional pregonada por Meriton Holdings, con un equipo joven y de cantera, pero en el contexto de un proyecto mucho más paciente. Como muestra, en las cinco temporadas que un hombre de la casa como Imanol Alguacil lleva dirigiendo a la Real Sociedad, por el Valencia han desfilado seis entrenadores distintos: Marcelino García Toral, Albert Celades, Javi Gracia, José Bordalás, Voro González en periodos de interinidad y Gennaro Gattuso.

La diferencia entre esa confianza en Anoeta y las rectificaciones fallidas en Mestalla han tenido su efecto clasificatorio en las últimas tres temporadas, las transcurridas desde que el Valencia cortara abruptamente el proyecto con Mateu Alemany y Marcelino. De la tierra de nadie de las posiciones 9, 13 y 9 del Valencia, a las plazas 6, 5 y 6 con salvoconducto a Europa de los «txuri urdin».

En la configuración de la plantilla está la clave en la diferencia entre ambos clubes. El propio Gattuso ha advertido en otros encuentros, como frente a Osasuna, que uno de los hándicaps a los que se enfrenta el Valencia es la solidez de los proyectos de los rivales, más maduradas en años. Frente a la urgencia por «revalorizar» la plantilla del Valencia, la mirada a largo plazo de la Real Sociedad.

La base del equipo blanquiazul está conformada por futbolistas que ya permanecen en el primer equipo entre 5 y 9 temporadas, y que en su inmensa mayoría proceden de la cantera. Es el caso de Elustondo (9 campañas), las 8 temporadas de Oyarzabal, Illarramendi desde su regreso del Real Madrid y Zubeldia.

O los cinco cursos que ya acumulan Gorosabel, Le Normand, Zubimendi, Mikel Merino o Barrenetxea. Esa consolidación no está reñida con las necesarias salidas, como Alexander Isak al Newcastle por 70 millones de euros, que han oxigenado cuentas y han permitido amortiguar el esfuerzo en fichajes, como Sadiq o Brais Méndez.

En la parcela defensiva es en la que el Valencia ha aguantado más su columna vertebral, con las diez temporadas del liderazgo indiscutible de José Luis Gayà, las seis campañas de Paulista o las cinco de Diakhaby. Además, hay que destacar la larga permanencia de jugadores de la casa, aunque no indiscutibles en el «once», como Jaume Doménech (ocho temporadas) o las seis de Toni Lato, con dos cesiones entre medias (PSV y Osasuna). Las diferencias más visibles respecto a la Real Sociedad llegan en la medular, en la que el Valencia está diseñado de forma casi experimental.

Yunus Musah, sin haber cumplido los 20 años, es el que más temporadas lleva en el equipo, al cumplir su tercera. Ilaix Moriba cumple su segunda campaña de cesión sin opción de compra, Nico González regresará en junio al Barça tras llegar este verano en préstamo, mientras que Castillejo y Almeida, en su primera campaña, sí han sido adquiridos en propiedad. En ataque, Marcos André y Hugo Duro cumplen su segundo año, mientras que Lino y Kluivert han llegado como cedidos. La incorporación de Cavani sí tendría su equivalencia en la Real con la llegada de otro veterano astro, como David Silva.

Por último, otra de las diferencias sustanciales entre ambos clubes ha estado en la capacidad de poder retener y asentar a sus referencias de la casa. Guillamón y Gayà son la excepción en un Valencia que ha visto dolorosamente desfilar a Carlos Soler, Ferran Torres o Kang-In Lee.