Gattuso-Ancelotti: historia de un desamor

Uno es calmado, el otro febril. Juntos hicieron historia en el Milan, labrando una amistad más allá del fútbol y los títulos. Hasta que todo cambió en Nápoles

Gattuso salta para abrazar a Ancelotti. En esta imagen, tras ganar la Supercopa de Europa de 2003

Gattuso salta para abrazar a Ancelotti. En esta imagen, tras ganar la Supercopa de Europa de 2003 / AC Milan

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Alumno y profesor vuelven a verse hoy las caras. Si hay una figura futbolística y casi paternal que más ha influido en la carrera como futbolista y posteriormente como entrenador de Gennaro Gattuso, esa es la de Carlo Ancelotti, técnico del Real Madrid, rival esta noche del Valencia en las semifinales de la Supercopa de España. Una relación de amistad que trascendía al fútbol, labrada en los 11 títulos en los ocho años dorados compartidos en el Milan a lo largo de más de 400 partidos, con imágenes para el recuerdo. Rino, puro fuego, abrazando de forma pasional al tranquilo y sosegado Carletto. Un equilibrio entre caracteres antagónicos. Un legado profundo que en los últimos tiempos ha entrado en un frío distanciamiento, de momento insalvable. La frontera se sitúa en 2019, desde que Gattuso relevara a Ancelotti como técnico del Nápoles. Una decisión que el técnico madridista interpretó como una deslealtad, en el fondo y en la forma.

«Hace más de un año que no hablo con Carlo», reconocía Gattuso a As. SUPER ha querido reconstruir las causas del desencuentro entre ambos técnicos. El inicio de la temporada 2019-20 coloca a Ancelotti en una delicada posición, con nueve partidos oficiales sin ganar entre el 30 de octubre y el 7 de diciembre. «El equipo era un completo desastre y daba la impresión que el método de trabajo no era el más idóneo, y que Ancelotti estaba un poco de vacaciones», reconocen fuentes conocedoras del caso. Al mal juego del equipo, se le unían decisiones técnicas discutibles, como fue la apuesta del extremo mexicano Lozano como delantero centro por delante del capitán e ídolo local Lorenzo Insigne. La situación llega a un punto de no retorno con el enfrentamiento directo con el máximo accionista Aurelio de Laurentiis. El productor cinematográfico, en Hollywood por motivos de trabajo, ordena por teléfono mano dura, una concentración de aislamiento en Castel Volturno en plena crisis de resultados ante la que el equipo se amotinó. Los futbolistas contaron con el apoyo de Ancelotti, siempre diplomático y reacio a tomar medidas radicales.

La suerte de Carletto ya estaba escrita. El mismo técnico era consciente, pero no esperaba ser suplido por el más especial de sus discípulos. Y mucho menos esperaba que Gattuso no le llamase previamente adelantándole las noticias que estaban por venir. Horas después de anunciarse el despido, en la noche del 10 de diciembre de 2019 tras ganar 4-0 al Genk y clasificarse para octavos de final de la Champions, Gattuso era anunciado como el nuevo técnico. En su presentación, Rino confesó haber pasado «dos días complicados» hasta que se decidió a llamar a Ancelotti, pero se justificó en la precipitación de los acontecimientos: «El presidente me llamó para negociar el domingo (8 de diciembre). Conduje seis horas de ida y seis de vuelta para la reunión». Acto seguido, lanzó palabras de cariño hacia su mentor: «Él es como un padre para mí, siempre acudo a él en momentos de dificultad, para pedir consejos. Pido que no nos comparen. Carlo lo ha ganado todo, yo acabo de empezar, me conformo con ganar el 10% de lo que ganó él».

Sin embargo, Ancelotti ya estaba tocado. Y la herida se agrandó en las siguientes semanas cuando Gattuso, en su habitual estilo directo, reconoció que el Nápoles «había tocado fondo». «Tenemos que volver a pensar, por demasiado tiempo este equipo no lo ha hecho. Necesito una condición física distinta, porque juego de una manera distinta», manifestó Gattuso el 11 de enero, tras perder contra la Lazio (1-0). Un dardo que acabó de enfriar, hasta la actualidad, la relación con Ancelotti. No obstante, a las pocas semanas el análisis de los datos corroboraba el cambio. Con Gattuso, el Nápoles corría de media 9,5 kilómetros más por partido que con Ancelotti. El proyecto empezaba a carburar, con un peaje doloroso.

Se interrumpía una relación de casi dos décadas, con un afecto recíproco y muestras constantes de cariño que Ancelotti hizo públicas, como una carta por el 40 aniversario de Gattuso, referencias amables hacia «Ringhio» en la biografía oficial del técnico madridista. Se puede decir que la llegada de Ancelotti al Milan transforma la carrera de Gattuso, hasta ese momento un joven actor secundario en un vestuario lleno de primeros espadas. Lo cuenta a SUPER Alberto Zaccheroni, primer entrenador de Gattuso en el Milan: «Llegó a un equipo con gente como Maldini, Costacurta, Albertini, Weah Leonardo... Eran tipos que habían hecho mucha historia y aún así eran ejemplares. Eran los primeros en llegar, los últimos en irse…». Gattuso observa, escucha y calla, tratando de seguir el ejemplo de los mayores: «No paraba de fijarse en ellos. Era puntual, hacía vestuario, se cuidaba y respetaba a los mayores. Se hizo líder con los años, en silencio, y sobre todo bajo la influencia de Ancelotti, que fue su mentor». Ancelotti se apoya en un Gattuso más maduro mientras tenía lugar un lento proceso de renovación generacional: «Cuando los grandes capitanes se hacían mayores o empezaron a retirarse, Gattuso encarnó esa cultura de trabajo y de respeto a los mandos de Ancelotti», remarca Zaccheroni.

De caracteres diametralmente opuestos, Gattuso volcánico frente a la serenidad de Ancelotti, Rino ha sabido adaptar con su estilo una de las grandes virtudes de Carletto: la gestión emocional del vestuario. Los equipos de ambos entrenadores se caracterizan por la adhesión inquebrantable de sus jugadores a sus técnicos. Desde el punto de vista táctico, la influencia de Ancelotti sobre Gattuso parte de tener siempre protagonismo con el balón, pero mientras que Ancelotti ha ido modificando el dibujo según las épocas y la configuración de sus equipos (del 4-3-2-1 en el Milan con libertad de dos mediapuntas, al 4-3-3 en el Madrid con Benzema, Cristiano y Bale), Gattuso ha ido empapándose de más influencias para configurar un 4-3-3 muy marcado en el que solo los periodos de crisis, como el actual, invita a puntuales variaciones.