Menudo marrón tiene Voro

La derrota contra el Madrid volvió a demostrar las grietas del equipo y las carencias de la plantilla. La verdadera liga del Valencia empieza el domingo contra un rival directo como el Girona

El Valencia perdió en el  Bernabéu y cerró una de las peores primeras vueltas de la historia con unos pírricos veinte puntos. A solo uno de los puestos de descenso. Los números asustan. Las sensaciones todavía más.

El Valencia perdió en el Bernabéu y cerró una de las peores primeras vueltas de la historia con unos pírricos veinte puntos. A solo uno de los puestos de descenso. Los números asustan. Las sensaciones todavía más. / EFE

Andrés García

Andrés García

Voro González no tiene ninguna varita mágica. Lo que tiene es mucho trabajo por delante. El marrón que le ha dejado Meriton es grande. Para que vuelva a ser el ‘Salvador’ del Valencia tendrán que cambiar muchas cosas. El equipo perdió en el Santiago Bernabéu y cerró una de las peores primeras vueltas de la historia con unos pírricos veinte puntos. A solo uno de los puestos de descenso a segunda división. Los números asustan. Las sensaciones todavía más. La verdadera liga del Valencia empieza el domingo en Girona. Lo de Montilivi va muy en serio. 

Los milagros no existen. La derrota contra el Real Madrid volvió a demostrar las grietas del equipo y las carencias de la plantilla. Es imposible que los responsables de no haber reforzado la plantilla en el mercado de invierno se fueran a dormir con la conciencia tranquila. La falta de fichajes amenaza con hacer mella en lo que resta de temporada. El equipo tiene problemas a la hora de defender y el agujero en el centro del campo aún no tiene solución. En ataque, el dato habla por sí solo: cero disparos a puerta. Resultado: solo una victoria a domicilio en la primera vuelta. 

Hugo Guillamón durante el Real Madrid - Valencia

Hugo Guillamón durante el Real Madrid - Valencia / LaLiga

Lo peor es que los problemas del equipo no son solo futbolísticos. La fragilidad mental de la plantilla preocupa. El equipo, condenado a pagar la inexperiencia de sus jugadores, se cayó anímicamente cuando recibió el primer gol tirando a la basura el buen trabajo de la primera mitad. El amago de reacción se acabó a los cincuenta minutos. Insuficiente para ganar en Madrid y en cualquier estadio de LaLiga. Para salir del pozo de segunda hará falta ser más regular. 

Lo que asusta es que algunos jugadores dieron señales de fatiga física y, lo más grave, de frustración. Como Gabriel Paulista. El veterano central, uno de los capitanes, perdió los nervios, dejó al equipo en inferioridad numérica y no fue el mejor ejemplo para una joven plantilla superada que encima tuvo que soportar como el Bernabéu les cantaba: «¡A segunda, oé! ¡A segunda, oé!». Una humillación para el valencianismo que amenaza en repetirse en los próximos desplazamientos ligueros. Como el del domingo en Montilivi. El Valencia se la juega contra un rival directo como el Girona en busca del ansiado punto de inflexión. La racha da miedo: 1 puntos de los 15 últimos.