Baraja se enfrenta a su pasado

El Pipo tuvo que convivir con la crisis institucional del Rayo ("¡Presa, vete ya") y el polémico fichaje frustrado del ucraniano Roman Zozulya

Rubén Baraja como entrenador del Rayo Vallecano

Rubén Baraja como entrenador del Rayo Vallecano / SD

Andrés García

Andrés García

Rubén Baraja se enfrenta al lunes a su pasado. El técnico del Valencia dirigió al Rayo Vallecano en la temporada 2016/17 tras su paso por el Atlético de Madrid como tercer técnico de Gregorio Manzano de junio a diciembre de 2011, por las categorías inferiores del Valencia (Juvenil A y Mestalla) y por el Elche en 2015 de la mano de Ramón Planes, entonces director deportivo del Rayo, quien coincidió con Baraja en su etapa anterior en el conjunto ilicitano. El vallisoletano se hizo cargo del banquillo vallecano después de la destitución de José Ramón Sandoval con el objetivo de reconducir la situación deportiva y ascender a primera. Desgraciadamente para Rubén y el Rayo el proyecto se torció y su paso por Vallecas acabó en destitución. Apenas duró tres meses 

El Pipo asumió el banquillo del Rayo el pasado 8 de noviembre de 2016. Trece partidos después (tras una derrota ante el Mirandés en Vallecas) fue cesado en su cargo con un balance de seis derrotas, cuatro empates y tres victorias dejando al equipo madrileño en decimosexta posición (28 puntos) a uno de los puestos de descenso de la extinta Segunda División B. 

Desgraciadamente para el Pipo no todo fue fútbol en su etapa vallecana. «En el Rayo viví la situación más complicada que he vivido hasta ahora como entrenador», afirmaba. Baraja tuvo que convivir con problemas extradeportivos que acabaron teniendo consecuencias en el verde. Él mismo lo reconoció: «Tengo que asumir mi parte de responsabilidad, los resultados nos son buenos, no lo puedo negar, pero creo que trabajo en la línea buena y hay que reflexionar. Igual no todo es un problema del entrenador. Es evidente que cuando el equipo lleva tanto tiempo en la situación que está no todo es cuestión del entrenador y hay otras circunstancias que hay que valorarlas», comentó. El Pipo tuvo que convivir con una crisis institucional contra el presidente Raúl Martín Presa (manifestaciones, comunicados y pañoladas), la cesión frustrada del ucraniano Roman Zozulya debido a su supuesta ideología neonazi o el descarte obligado de pesos pesados del vestuario como el capitán Roberto Trashorras, Rat, Zé Castro o el ex valencianista Miku. 

Rubén Baraja durante su etapa de entrenador en el Rayo Vallecano

Rubén Baraja durante su etapa de entrenador en el Rayo Vallecano / SD

El técnico se despidió de la afición vallecana a través de un comunicado: «Los resultados no se han dado como queríamos pero nos vamos con la conciencia tranquila del deber cumplido y con una lección más aprendida. Sólo puedo decir que nos sentimos en deuda con una afición que nos ha mostrado su apoyo y cariño desde el principio y en los peores momentos. También con aquellos que como nosotros se han dejado todo durante este tiempo para defender los intereses del Rayo. Al Rayo Vallecano y a su afición les deseo lo mejor. Siempre los llevaré en el corazón. Ha sido un honor. Hasta siempre», escribió. 

Aprendizaje para Baraja

A pesar de los malos resultados, el Pipo siempre consideró que aprendió mucho de esa etapa: «La experiencia fue negativa respecto a resultados, pero muy importante en cuanto a aprender muchos más conocimientos. Para cualquier entrenador, desde una dinámica positiva todo es muy sencillo, pero desde la dificultad es donde más se aprende», afirmó.