El Valencia se enfrenta a un tramo de competición en el que los nervios van a estar a flor de piel y que va a tener que saber gestionar a pesar de su inexperiencia. Asimismo, la propuesta futbolística ahora mismo está en ‘KO técnico’, por lo que Rubén Baraja está obligado a acertar con la tecla que toque si no se quiere acabar de hundir.

En esta tesitura visita el estadio del peor local de la categoría, un equipo virtualmente descendido y que juega completamente liberado de presión, y en una semana en la que ha trabajado un cambio táctico significativo tratando de implementar la defensa de tres centrales y dos carrileros. 

Rubén Baraja es el tercer técnico esta temporada del Valencia, después de las etapas de Gennaro Gattuso y Voro González

Un rival a la deriva 

Tan cierto es que el Elche juega exento de presión por conocer su destino inmediato como que pese a ello sigue sin levantar cabeza. A pesar de las circunstancias el Martínez Valero ha estado impecable toda la temporada y lo cierto es que los franjiverdes han sido un equipo que en casa ha generado siempre ocasiones, pero su falta de eficacia ha sido tremenda. La llegada de Sebastián Beccacece, enésimo entrenador, ha cambiado más bien poco. En este contexto, el Valencia debe ir desde el minuto uno a por la victoria, sabiendo que un gol le acercará mucho a conseguirla. El paso de los minutos con el marcador en tablas o con un tanto en contra puede ser el peor aliado para los de Baraja, que también han demostrado tener esa ‘mandíbula de cristal’ y cortocircuitar al recibir un golpe. Dominar la presión y ser fuerte emocionalmente es la primera clave. 

Batalla táctica  

Todo parece indicar que Baraja pasará al 5-4-1 o 5-3-2 y es capital que este cambio suponga un revulsivo para el equipo, permitiéndole encontrar vías hacia el gol que no ha estado hallando últimamente sin hacerle destaparse en defensa. Primero para ganar en Elche y segundo para hacerse fuerte en una idea que le ayude a competir mejor el resto de campaña, ya que el camino que estaba siguiendo le llevaba irremediablemente a Segunda División. 

Los ilicitanos, por su parte, jugará con cuatro defensas y presumiblemente con dos extremos, por lo que el Valencia se deberá cuidar y mucho de no quedar en inferioridad numérica por los costados. Presumiblemente el equipo blanquinegro defenderá mejor el área y está obligado a dominar el pasillo central, especialmente por superioridad numérica. Ante la falta de extremos y sin Justin Kluivert, la fluidez y la determinación con la que jueguen los futbolistas interiores marcará la diferencia entre desordenar al rival, logrando hacerle daño o jugar otro partido atascado y en el que las ocasiones se midan en cuentagotas.