El Valencia CF sigue sumando. Ayer fue un punto y no tres a pesar de haberse adelantado en el marcador hasta en dos ocasiones. Dos despistes defensivos, aprovechados por Arribas en segundas jugadas, empañaron otra gran actuación de Diego López y, sobre todo, de Javi Guerra. El de Gilet sigue dando motivos para pensar que este Valencia ya es su Valencia. Que las llaves para conseguir el objetivo, que a priori no parece otro que la salvación, las custodia él.

Ya son 10 puntos en el casillero valencianista, que no son moco de pavo teniendo en cuenta que se han disputado 18. Más del 50 por ciento en un arranque irregular, pero con destellos de que este equipo, con muchísimo trabajo que supla la alarmante falta de profundidad de plantilla, puede alcanzar el objetivo. Los 90 minutos más añadido ante el Almería fueron una prueba muy clarividente de esa irregularidad que lastra al Valencia. Un arranque malo que recordó al aprtido de Mendizorroza precedió a buenos minutos con el gol de Diego López. En el segundo acto se invirtieron los tiempos y, tras 15 minutos locos con tres goles (dos almerienses y uno valenciano), fue el equipo de Baraja quien terminó pidiendo la hora.

En cualquier caso, el partido dejó varias notas positivas. Casi tantas como puntos a mejorar. En primer lugar que los jugadores de Rubén Baraja, independientemente de la calidad, compiten. Los veteranos, los jóvenes, los que juegan más y los que lo hacen menos... Todos tienen bien interiorizado que si no se da el 120 por cien en cada partido será muy complicado. Y si además esa actitud está acompañada de las condiciones de las que dispone Javi Guerra, el camino será más fácil. Esa es otra de las buenas noticias: el Valencia tiene una perla que cada día brilla más. Este sábado volvió a ser decisivo: asistencia de orfebrería en el primer gol y definición de ‘killer’ en el segundo. Va camino de ser el centrocampista total.

Consecuencias Meriton

También fue una noche en la que la gestión de Meriton volvió a mostrar la infinidad de costuras que tiene la plantilla. El Valencia ya llegó al Power Horse Stadium con lo justo y con la obligación de completar la plantilla con cinco futbolistas del filial. Durante el partido, la necesidad de rotar debido a la jornada intersemanal y algunos problemas musculares que sufrieron varios jugadores debido a la fatiga obligaron al Pipo a mover el banquillo quizá antes de lo que le hubiese gustado. Las variantes para cambiar el rumbo del partido eran escasas y lo seguirán siendo hasta que la enfermería no se vacíe. La falta de profundidad costó, probablemente, la victoria y estuvo a punto de costar el empate final.