El Lancha, el Patadepalo, el Pirata, el Pollo, Nacho, Migue, Marito, Chaparro, Ramón, Chesco, el ´superflipao´ Cerro, el ´Teléfono´ Javi, el ´Lechón´ Mané, el Reichi... César se ha reencontrado con sus amigos de la infancia en las fiestas de San Juan de su Coria. Allí pasa los días en la peña de su padre, va a ver los toros, coge la piragua en el río Aragón, come con su familia en la arboleda, monta en bicicleta y disfruta de la catedral, el castillo y las murallas. Así son las vacaciones del valencianista en su pequeño gran «paraíso».

Renovado una temporada más. Así da gusto irse de vacaciones.

—Si, sí... aunque bueno, de vacaciones uno siempre se va a gusto. Para mí era importante renovar y venirme a Coria tranquilo y feliz.

—¿Cómo son unas vacaciones allí?

—Pues, un placer. Yo hago mucho deporte... también porque tampoco tienes opciones de hacer muchas cosas más. Me encuentro con mis amigos y me gusta mucho ir. Antes cuando estaba en Valladolid y Madrid iba bastante, pero ahora desde Valencia es más complicado.

—¿Allí es el portero del Valencia o sólo el vecino César Sánchez?

—César, César. Date cuenta que somos un pueblo de quince mil habitantes, aunque ahora en verano somos más. Si somos la capital de la zona norte de Cáceres....

—¿Se conocerán casi todos?

—Sí, yo hace mucho tiempo que salí, pero más o menos nos conocemos todos. Es que es pequeño. Eso tiene mucho encanto. Mi mujer es de allí, mis hijos procuro que pasen el mayor tiempo posible en verano y es un sitio donde voy a pasar cuanto más tiempo mejor.

—¿Qué le dicen por la calle?

—Te saludan, pero no te hablan de fútbol. La gente no te ve como alguien raro. Me han visto crecer, irme y para ellos no es nada anormal verme allí. Seguramente choca más cuando vas a una ciudad nueva como me pasó en Zaragoza o Valencia. Ahí si que te miran y eso, pero aquí sí que están acostumbrados a verme.

—¿Todavía le quedan amigos de la infancia en Coria?

—Sí que quedan sí. Hubo gente que encontró trabajo y se quedó a vivir aquí. Otros estudiaron fuera por Sevilla, Madrid... y otros van a pasar el fin de semana. Pero, muchos se quedaron trabajando allí.

—¿Y cuáles son sus trabajos? Nada que ver con el mundo del fútbol...

—Pues, tengo de todo. Uno tiene una gestoría, otros trabajan en un banco, otros en materiales de construcción, uno es asesor... Hay de todo. Es gente normal. Eso es lo bueno de los pueblos. Que la gente disfruta lo que tiene y lo valora por pequeño que sea.

—Seguro que recuerdan muchas batallitas de la infancia...

—Imagínate... Lo mejor de todo es que siempre son las mismas, pero nos seguimos riendo. El Lancha, el Patadepalo, el Pirata. ¡Todo eso es el mismo...! Luego está el Pollo, el auténtico y genuino pollo del Pakistán. Es un tío avanzado. Nacho y Migue. Está Marito, está Chaparro... Tengo mucha gente aquí. Está Ramón... ¡Hay muchos flipaos! Somos todos colegas. Está Chesco, el Cerro que está más flipao que flipao. Es el supeflipao y este ha venido a verme a Valencia también. El teléfono, el Javi, amigo de toda la vida. El lechón Mané, el auténtico lechón. Al Reichi. Y seguro que me dejo a mucha gente.

—Menudo peligro cuando se junten en el pueblo...

—¡Y ahora que son fiestas! Las fiestas de San Juan de Coria. Son una pasada. Mi padre tiene una peña y vamos todos los amigos de él y nosotros. No paramos. Yo no tengo tiempo para organizar nada, pero mi padre lo monta de lujo. Comidas, cenas, están los niños, los toros. El Toro de Coria es muy famoso. A mí no me gusta el toro en si. Además le tengo mucho respeto y miedo, pero es una fiesta tradicional y curiosa que yo defiendo como propia porque es esencia de mi pueblo, más allá de que te guste o no el maltrato al toro. Entiendo que haya polémica y que el debate se planteé, pero lo defiendo.

—¿Pero es de los que sale a correr delante del toro o no?

—¡Que va, que va! No porque soy miedoso y porque he visto de cerca los disgustos que eso supone. Sin ir más lejos hace poco cogió al hermano de Mario y sé el peligro que tiene. Nunca me ha gustado.

—¿Qué es sagrado para usted allí?

—Pues los encierros a las cuatro de la mañana. Yo no los corro, pero son sagrados para mí. No tienen nada que ver con San Fermín, son mucho más bonitos y las fiestas son más antiguas. No tenemos rival. La plaza del Ayuntamiento la ponemos con arena, se tocan tres campanadas y sale el toro y está una hora y pico por ahí y vamos de peña en peña del 24 al 28. La gente bebe ponche que es la bebida tradicional. Dan perrunillas y gazpacho y pasamos todos los días metidos en la peña de mi padre.

—¿Uno llega a olvidarse del mundo del fútbol y todo lo que le rodea?

—Es inevitable porque todo el mundo habla de fútbol, pero sí, desconectas. Pero no me olvido del deporte. Aquí la vida por las tardes gira en torno al polideportivo. Hay piscinas, pistas de tenis, de basket, frontones y... de pádel. ¡Yo creo que las primeras pistas de pádel públicas se hicieron en mi pueblo! Yo las conozco desde el noventa. ¡No sabíamos ni para que eran! La gente las utilizaba para pelotear mientras esperaba a que se vaciaran las pistas de tenis... Luego llegó una colonia de argentinos y nos dijeron cómo se jugaba y montaron un club que será de los más antiguos de España. Yo jugaba cuando nadie jugaba, jugábamos con raquetas de madera. La semana que viene, por ejemplo, me han llamado para jugar. Antes era un mito.

—¿Domino, cartas, parchís...?

—Que va, que va. Yo a eso no juego en el pueblo. ¡Yo no puedo estar quieto! Mira, tenemos un río. El Río Aragón. Allí cogemos las piraguas y nos vamos río abajo. Luego hay chiringuitos y se está muy agradable. Al lado hay una arboleda grandísima y a veces nos vamos a comer allí. Para mí Coria es el paraíso. La gente se sorprende y luego culturalmente es una pasada. Me gusta coger la bicicleta, ir a la catedral, al castillo, a las murallas... ¡Es un sitio acogedor!

—Lo que no tiene allí es playa con lo que le gusta...

—No, no. La playa... Valencia. ¡Por eso he firmado! (Bromea) No me voy a ir a otro sitio... Tenía la camiseta rosa, playa, sol, no se qué... ¡Era muy complicado decir no!

—¿Hubiera venido antes si hubiera sabido cómo era Valencia?

—Pues... Había estado, pero si te digo la verdad no la conocía. Yo siempre había sido muy de interior. Valladolid, Madrid, Zaragoza... Pero, vamos me llevo un recuerdo genial de este medio año.

—¿Ya está preparado para hacer una paellita en Coria?

—¡Si es que no he aprendido, macho! No me ha dado tiempo. Llegar, instalarse, los niños, partidos, entrenes... ¡El año que viene haré una paella en mi pueblo! El año que viene espero que me de más tiempo para aprender cosas.

—¿Cosas como hablar valenciano?

—Pues mira, sí. El año que viene también me pondré. Yo fui a Londres a aprender inglés también. Siempre es bonito aprender cosas y enriquecerse de los sitios que vas. Los ´profes´ de mis niños a veces se les escapa algo en valenciano y yo, encantado. Esas cosas me gustan.

—¿También sacará tiempo para acabar sus estudios de Económicas o eso está más difícil?

—Tengo el primer ciclo aprobado. Lo acabé en Valladolid. Me quedan algunas asignaturas del segundo y es una cosa que tengo ahí pendiente. Me gustaría ponerme en ello después de vacaciones y a ver si me dan la diplomatura.

—Usted que sabe de números. ¿Qué le parece la millonada que va a cobrar Cristiano Ronaldo? Como el contrato que firmó el viernes....

—(Ríe) Yo no necesito tanto dinero. Cada uno tiene que estar a gusto con lo que firma y yo lo estoy. El dinero es importante para el bienestar de tu familia, pero también hay otros valores. Si cobra eso es porque lo vale, lo genera o porque alguien se lo quiere dar.

—Emery dijo públicamente que se había ganado la renovación. También luego buscó otro portero...

—Yo agradezco que lo dijera públicamente. Sólo tengo palabras de agradecimiento para la gente por cómo me ha tratado en Valencia desde el primer día. Ese trato es uno de los motivos por los que me apetecía seguir en el proyecto.

—¿El número uno es de César?

—El 1 es un número que me gusta, pero a ver si quitan la regla esa del 1, el 13 y el 25 y podemos llevar el que queramos, ¿no?

—¿El rosa sí que le gusta?

—Sí. ¡Eso fue importante en mi renovación! (Ríe) Me gusta sí, pero también me gusta el naranja.

—Una obligada, tengo que preguntarle por Miguel Ángel Moyà.

—Me parece bien. Todo lo que sea competencia y entender que se van a mejorar las cosas es bueno. Los equipos se tienen que hacer desde la competencia interna y desde la autoexigencia. A todos nos gusta entrenar y jugar, pero también hay otras formas de aportar si no juegas. No pienso en el más allá. Si juego genial. Si no, me apetecerá entrenar mejor y preguntarme por qué no he sido suficientemente bueno para jugar y apoyar al que esté jugando y saber que el beneficio del equipo también es el mío.

—Y un mala, se ha quedado sin compañero de habitación, Albiol...

—El ´Xori´. Es una pena, sí. Me he quedado sin compañero de habitación. He pasado muy buenos ratos con él. ¡Ya le he dicho que se lleve una cámara de fotos y que haga muchas para tener recuerdos! Yo no las tengo y me arrepiento.