Hay quien lo etiqueta de «gurú», pero él sólo piensa en ir creciendo a base de trabajo y suma de conocimientos. Después de siete años junto a Rafa Benítez, Pako emprendió su camino en solitario aumentando sus aspiraciones más allá de lo que reflejaba su primer DNI: título de preparador físico. Su único requisito para emprender una nueva aventura es que haya seriedad y aunque en su segunda etapa en el Valencia es el máximo responsable de la parcela física, en el futuro se siente capacitado para todo.

¿Cómo le convenció Manuel Llorente para regresar al Valencia?

—Bueno, el primero que me convenció fue Unai, con él tuve la primera entrevista y tras varias horas reunidos los dos vimos que podíamos entendernos. Después tuve que firmar con Llorente y eso supuso un empujón más.

—El otro día, en un tono irónico, Joaquín le mandó al Liverpool por las cargas de trabajo.

—Hay momentos en los que cuesta trabajar más, otros en los que al jugador hay que empujarle, son situaciones que se dan en las sesiones de trabajo, pero no lo considero nada extraño, ya que se entrena en un ambiente distendido.

—¿Cómo ha visto a Vicente?

—Bueno, creo que ha pasado unos años en los que su rendimiento no era el que todos esperaban pero él tiene la ilusión de recuperar sus mejores sensaciones.

—¿Se le puede recuperar?

—Por supuesto que se puede recuperar, si no, ya habría bajado los brazos, está convencido de que el mejor Vicente está por volver.

—¿Si hay algún futbolista con sobrepeso es porque se le consiente?

—Normalmente sí, primero tiene sobrepeso porque seguramente su nivel de profesionalidad no es el adecuado. Primero está siempre la voluntad del propio deportista y después es cuando entra en el asunto la gente que está por encima, como el cuerpo técnico.

—¿Le ha sorprendido álguien en la plantilla?

—¿Sorprender? Llevo poco tiempo para valorar eso, vas recopilando tanto cosas positivas como las negativas y es importante confrontarlas en el tiempo. No me gusta destacar en un período de tiempo tan corto, porque los objetivos se consiguen manteniendo los hábitos y las conductas.

—Uno de los hábitos consiste en desayunar en la Ciudad Deportiva.

—No considero que haya sido un cambio, porque antes de mi llegada había un porcentaje alto de futbolistas que ya lo hacía. Todos los cambios que se están llevando a cabo están siendo meditados y nosotros valoramos la posibilidad de cómo lo asumen los jugadores.

—¿Cómo ve a Emery?

—Muy concentrado y apasionado de su trabajo.

—¿Acaba agobiado por su estado de nervios en el banquillo?

—No, porque al final cada uno encuentra su mejor nivel de expresión de una forma diferente. Seguramente si él estuviera sentado y callado ni estaría cómodo ni sacaría el máximo rendimiento de sus futbolistas.

—¿Aspira a ser entrenador?

—Las decisiones van surgiendo con el paso del tiempo y se van produciendo cambios, personalmente estoy abierto a todo siempre que se trate de un proyecto interesante. Es una posibilidad de cara al futuro.

—Se imagina el día en que Llorente le dice, Pako, hágase cargo del equipo, ¿estaría preparado o buscaría otra solución?

—Preparado para ser entrenador estoy seguro, confianza en mí tengo, pero es algo que no me planteo en estos momentos porque me ocupo de otras parcelas.

—Después de su paso por la Premier, ¿es normal que el preparador físico y los técnicos colaboradores dirijan los entrenamientos, dejando al técnico en otro plano?

—Es una cultura distinta y sobre todo desde el punto de vista del mánager, que allí está habituado a repartir responsabilidades, aquí en España nos cuesta más delegar y repartir. Es algo que a corto plazo es difícil de ver, porque depende más de las personas que de las tradiciones, porque éstas pueden cambiarse por el rendimiento. Allí hay que respetarlas, pero si firman un tipo de entrenador y confían en el rumbo que le puede dar una persona es para que las cosas se hagan como él considere oportuno. Todo es modificable pero hay que estar convencido y tener seguridad. A mí me gusta el modelo inglés porque en el fútbol hay muchas cosas por hacer y delegar funciones es importante.

—¿Son normales las discrepancias del técnico con el máximo responsable de la parcela física a la hora de hacer una alineación?

—Son normales, pero al final no hay parcelas diferentes y las decisiones deben ser conjuntas y asumidas por todos, la responsabilidad es compartida. No yo decido. Hay que tomar la decisión que se considere más correcta, aunque haya distintos aspectos a tener en cuenta. Al resultado se puede llegar por varias vías y lo importante en las rotaciones es que cuentes, primero, con los mimbres necesarios, y con eso me refiero a una plantilla competitiva que te lo permita hacer sin poner en riesgo el resultado. Y otro aspecto para esto es es definir los resultados, ver hasta dónde quieres llegar, porque eso te puede llevar a tomar las decisiones de una forma más sencilla y eso en el mundo del fútbol cuesta. A veces uno quiere competir en todas las competiciones y al final no nos da y corremos el riesgo de quedarnos en nada.

—¿Hasta dónde se quiere y se puede llegar?

—Creo que es un objetivo claro para todos y tiene que ser estar en Champions. Es un objetivo difícil porque hay seis o siete equipos que lo pueden conseguir, pero ese tiene que ser tu objetivo. Siempre hay que hablar de metas alcanzables pero también con ambición.

—¿Se va a dejar en un segundo plano la Euroliga y la Copa?

—No significa que sean secundarios, pero para el Valencia es más importante estar cinco o seis años seguidos jugando la Champions que ganar una Copa. Estar con los mejores clubes de Europa te permite crecer y al club también le da una estabilidad económica muy importante, eso te lo da la Champions, igual como a la hora de atraer jugadores, porque si no se te cierran las puertas.

—¿Tiene más mérito en las condiciones actuales mantener en el grupo al Guaje y a Silva?

—Retener a Silva y Villa sin jugar la Champions es difícil, pero define claramente hacia dónde quiere ir el club. Se trata de una apuesta a corto plazo para esta temporada, porque nadie sabe lo que va a pasar más adelante, pero es una apuesta muy ambiciosa.

—¿Alucinó con el caso Dalport?

—No aluciné, al final es un estado habitual de este club, siempre ha primado la inestabilidad. Lo que es reseñable y noticia es que haya estabilidad, esperemos que en el futuro no sea noticia.

—Hay una corriente que dice que usted se ha ´cargado´ al médico Toni Giner, ¿es así?

—No, uno de los aspectos importantes que tenemos por delante es hacer que poco a poco todo vaya mejorando y la incorporación de Jordi Candel consideramos que podía mejorar el departamento médico, pero cuando yo llegué, el club ya lo tenía en mente.

—¿Cuál ha sido su error?

—En este caso son cambios que con la llegada de Jordi se han ido produciendo, nada más.

—A Juan Ángel Ballesteros ya le conocía de su etapa anterior, ¿qué hizo en Liverpool cuando estuvo tres meses con ustedes?

—Cuando estaba en Liverpool, yo tenía una capacidad de decisión importante en cuanto a la estructura y me planteé crear la mejor estructura para un deportista y un colectivo como es un equipo de fútbol… Había que dar respuesta a esas necesidades y me propuse mejorar los departamentos, entre ellos el de fisioterapia. Vi lagunas pero consideré que si una persona lo analizara desde fuera tendría un análisis más frío de todo, por eso estuvo un mes con nosotros y le pedí un informe.

—¿No le sorprende que no ejerciera en ningún equipo aunque se diga que tiene un currículo importante?

—Al final, todos en un momento determinado tomamos decisiones en función de la ilusión de los proyectos. En el fútbol, a veces trabajar en un club es un mero trabajo de funcionalidad sin ilusiones ni retos. Es la realidad actual, hace poco comentaba un aspecto; si en el fútbol se valora en su medida la capacidad de conocimientos. Muy a mi pesar, priman otros aspectos a la hora de fichar profesionales.

—¿Por qué tiene intención de crear de la Ciudad Deportiva un búnker para los periodistas?

—En Inglaterra funciona fenomenal y da un ambiente trabajo, como sería el caso de Paterna, un centro de trabajo y de rendimiento en el que el jugador debe estar centrado sólo en eso. Allí funciona muy bien, pero los cambios drásticos son difíciles de asimilar, aunque es algo hacia lo que debería de irse. Los medios son beneficiosos para los clubes y se debe mantener viva la llamada del club, pero también se pueden buscar las vías, siendo un búnker se pueden ver las fórmulas para que los periodistas no estén allí cuatro o cinco horas. No sé hasta qué punto ni en qué plazo se llegaría a ese punto. Depende del concepto de club que tengamos, porque aún no tenemos claro lo que queremos, generalmente estamos más centrados en tener una plantilla competitiva y que aseguren cierto rendimiento inmediato, no pensamos en el más allá, pero el problema llega cuando los objetivos a corto plazo no se cumplen. ¿Cual es el plan B? ¿Existe un proyecto? No lo sé, una de las razonas por las que me aventuré en la Dirección Deportiva en la Real Sociedad, aunque sólo estuve diez días, fue para cambiar todo eso.

—¿Es competitivo el VCF?

—Tenemos una buena plantilla, y luego será competitiva o no depende de si se consiguen los objetivos. Para hacer un grupo competitivo hay dos vías; primero marcarse los objetivos y después generar recursos. ¿Quién hace eso? Pues Barça, Madrid, Chelsea, Manchester y pocos más, para lo que hay que tener una estructura económica importante. Los demás equipos tenemos que conseguir el mejor plantel posible y marcar objetivos acordes a ello, normalmente se firma lo que se puede sin que se cambien los objetivos, por eso llega la frustración. A veces nosotros no somos claros.

—¿Entiende que haya discrepancias entre el técnico y el Director Deportivo para fichar?

—Que haya discrepancias es normal, ocurre en todos los clubes. Cada vez se tiende a definir más claramente las necesidades del club a medio o largo plazo y para ello hay dos opciones; o dar autoridad plena al Director Deportivo o al técnico, que no tendría lógica, por lo que llegar a un punto intermedio es lo recomendable y lo que hacen la mayoría.

—Pero si el responsable deportivo ficha a un futbolista y después el entrenador no lo pone…

—Bien, pero no se puede hipotecar el futuro de un club por las decisiones de un técnico si no sabes si va a estar o no. Al técnico le debes dar un contrato de suficiente duración para poder tener una estabilidad y esa sería situación ideal, pero aquí no ocurre.

—¿Puede influir en el grupo que a Unai le quede un año de contrato?

—No creo que repercuta en el grupo, les veo muy centrados en los objetivos a conseguir, otra cosa va a ser dependiendo de cómo vaya avanzando la temporada.

—¿Qué medidas han empezado a introducir? Porque se habla de la cena después del partido, pero ya se llevaba de la pasada temporada.

—Ya se cenaba en el vestuario y no es nuevo. Fundamentalmente trato de transmitir ilusión, pasión por lo que hacemos y profesionalidad. Dentro de eso van surgiendo el resto de aspectos; control del entrenamiento, antes y después de jugar se hace trabajo de prevención de lesiones…

—Sorprende que después de los partidos entrenen.

—Si recordáis, en el año del doblete, ya lo hacíamos así en algunos entrenamientos. Los que no jugaban entrenaban después, incluso recuerdo hacerlo tras un partido en Osasuna con un clima adverso, pero los jugadores consideraban que era importante, para mí no es novedoso porque ya lo hacía en Liverpool y con el Benfica. La temporada es muy larga y me preocupan que cuando haya dos partidos por semana, haya jugadores que no jueguen y puedan estar cuatro o cinco días sin entrenar.