A las 15:10 horas comenzó la conversación entre SUPER y Víctor Vicente Bravo. Nos citó en la habitación 349 del hotel en el que se hospedaba y en media hora hubo tiempo suficiente para que él diera su versión sobre la nueva situación accionarial del VCF. Actualmente posee el 5,3 por ciento de las acciones, aunque él está convencido de que tendrá el 50,3 si fructifica la impugnación de la ampliación que dice «pondré en marcha». SUPER, en una muestra de libertad de expresión, le dio la oportunidad a Inversiones Dalport a dar su opinión sobre la situación del club.

¿Quién le buscó para venir al Valencia CF?

—El club Valencia CF, porque si son accionistas son parte del club.

—¿Fue Vicente Soriano en primera persona?

—No, hubieron varias personas aficionadas al VCF que conocemos y que, con el objetivo de buscar una solución económica del club, nos transmitieron una situación para que hiciéramos un análisis de factibilidad y de riesgo. Con el tiempo se creó y vimos la posibilidad de que sí podíamos invertir en el VCF. Después hubo estudios jurídicos hasta el 4 de julio, cuando definitivamente se cerró la compra de las acciones.

—¿Estamos hablando de gente ajena a los accionistas con los que cerró la compra del 50,33 por ciento del club?

—Gente que hace negocios, simplemente.

—Toda esta operación comenzó a principios de año.

—Sí, sí, comenzamos con una persona que se maneja en asuntos inmobiliarios de Valencia, pero no voy a dar nombres ahora por la situación que hoy en día se vive dentro del VCF. Hasta que en unos días no queden aclaradas las posiciones de capacidad y certeza, hablar de ellos sería crucificarlos, porque han usado muchos métodos sucios para hostigar a la gente que apoyó a Dalport.

—¿Con qué empresas valencianas operan?

—Por unos días más, prefiero mantenerlas al margen.

—Comentó que en uno de los almuerzos de trabajó habló con Manuel Llorente.

—No, dije que Llorente en un almuerzo y en otros tres foros más, se jactó diciendo que nuestros fondos iban a ser bloqueados.

—¿Por qué?

—Habría que preguntárselo a él. La situación era no permitir que llegáramos a la Junta General Extraordinaria siendo los accionistas mayoritarios.

—Pero si abonaban los 46 millones de euros nadie podría cerrarles su entrada a la entidad, ¿qué fórmula podía haber?

—Que la ampliación de capital no se completaba si no se cubrían los 92 millones de euros, Bancaja seguía sosteniendo el dinero y la Administración puede decir que sigue buscando que la ampliación se cubra, ese proceso se puede dilatar hasta un año siendo ellos los administradores. Y nosotros, con los 46 millones de euros dormidos en Bancaja, no en nuestras manos, sin poder operar con ellos ni gestionar el club. No vinimos para que nuestros fondos sean administrados ni congelados en una cuenta por toda una táctica del Consejo de Administración que hoy rige el club.

—¿Si hubiera acudido Dalport a la ampliación, esta no se habría cubierto?

—Se lo aseguro. ¿Cómo la iban a cubrir?

—¿No les interesaba?

—Hay que hacer cuentas, los 18 millones de euros que han cubierto más los 46 nuestros, suman 64, por tanto no se llega a los 92 y ellos hubieran seguido con su eslogan.

—¿Bancaja no quería ayudar a Dalport?

—En un primer momento Bancaja quiso escucharnos, después algo le indicó que veníamos en serio a colocar los fondos del club.

—¿Por cuánto le ha comprado el 50,33 por ciento que tenía en su día Soriano?

—Eso es parte de un contrato de confidencialidad.

—¿Inversiones Dalport tenía que comprarle el paquete a Vicente Silla o era Soriano el que corría a cargo de ello?

—Nosotros hemos realizado un contrato de compra-venta con el señor Soriano.

—El 4 de octubre vence el primer plazo de 30 millones de euros con Soriano; ¿qué ocurrirá si no se abonan?

—El contrato está en su legítimo derecho comercial y mercantil realizado, no es para ser divulgado. No es el tema principal que afecta al VCF, todo lo que tiene que ver con la compra-venta es una cortina de humo para tener distraída a la sociedad valenciana del concepto real por el cual hoy, tanto Dalport como los accionistas y la Fundación, tiene que buscar un objetivo para ayudar al VCF.

—¿Por qué ha dejado de ser Soriano el apoderado de Dalport?

—Soriano nunca fue el apoderado de Dalport, lo que pasa es que la gente malinterpreta las cosas. A Soriano se le dieron poderes para salir ese momento en prensa y declarar el anuncio de que se vendieron las acciones a Inversiones Dalport y para ir a registrar las acciones dentro del club. Y nada más.

—Él decía que iba a ser presidente cinco años con ustedes.

—Eso corre por cuenta de él.

—¿Les ha decepcionado?

—No.

—Los avales bancarios de la compra recibieron el beneplácito de un banco español.

—No, porque no lo necesita, tienen su propia competencia y fuerza, son de los EEUU. Y no son bonos, son pagarés.

—Hay una corriente que dice que Dalport venía a blanquear dinero. ¿Es así?

—Esto es muy simple. Si blanqueáramos dinero, las autoridades que rige el Banco Central de España y de Anticorrupción ya nos hubiesen procesado.

—¿Hacen operaciones financieras de riesgo?

—No, no asumimos riesgos, y por eso no pusimos los 46 millones de euros en la ampliación de capital.

—Manuel Llorente insiste en que hay que vivir de los hechos, no de las palabras.

—Y yo se lo digo a él, que haga una realidad del club, que demuestre lo que está haciendo, porque la aportación de la Fundación no se ha hecho, es virtual, y nos daremos cuenta dentro de poco. Deben haber autorizaciones, en las que la Fundación debe estar, que tenían que estar constituidas antes de que se cerrara la ampliación de capital y no lo han hecho. La justicia valenciana es la que se está preguntando cómo lo han hecho.

—¿Han recibido presiones?

—No exactamente, no nos dejamos presionar pero sí que hemos recibido críticas malintencionadas. Nosotros no vinimos a pelearnos con nadie, no somos de ningún partido político en especial ni hacemos diferencias con nadie, nosotros somos un puro y legítimo inversor en una operación de asistencia al VCF, como Projar que estaba dispuesta a poner 18 millones de euros, que es una empresa valenciana y no le cogían el teléfono. Nosotros somos de fuera, la única diferencia es que nosotros tenemos acciones en la mano y ellos no tienen nada, no les han dejado. Cuidan sus territorios de poder, van a decir que no son de la trama de Francis Ford Coppola, por eso no les admiten.

—¿Por qué creen que la Fundació no puede tener la mayoría accionarial?

—La Fundación puede tener todo lo que quiere, siempre que lo haga dentro de la legislación española.

—Habló de que se decapitó de Mariola Hoyos y la ensalzó, había accionistas en la Junta que decían en voz baja que usted ni le conocería. ¿Desde cuándo está al corriente de sus acciones?

—He conocido a través de informes su trabajo en la Fundación, es una persona que ha trabajado con un verdadero conocimiento social, su trabajo ha sido impecable estos años y cuando le dijeron que tenía que firmar todas estas cosas, dijo que no. Ellos saben que es una persona de cara limpia hacia el público, necesitaban un político —de frente, de cara de piedra como decimos nosotros— que no se inmute ante nada y buscaron a Társilo Piles. Alguien que mintió a todos los accionistas, diciendo que tenía las manos limpias y que la Fundación era autónoma del club. Nadie se paró a decirle que nos estaba mintiendo a la cara, yo no lo quería hacer porque hubiera creado más convulsión todavía. Quien escucha y calla, concede.

—¿Aprovechó Pepe Pastor su posición de secretario del Consejo para inscribir en el Registro Mercantil las acciones de Dalport?

—Hizo un acto legítimo y natural, no hizo nada del otro mundo o fuera de la ley. Pero ahí Llorente lo podría aprovechar para dilatar esa posición de compra de acciones.

—La Fundación ha ingresado en las arcas del VCF los 74 millones de euros que tienen en acciones.

—¿En la teoría? Sí. Vamos a ver en la práctica.

—Consideran que aún tienen la mayoría accionarial del club, ¿en qué basan su defensa?

—Se lo dejo a los abogados, pero lo explicaré genéricamente. Vamos a impugnar esta ampliación de capital por base a nulidades muy profundas en las que el desarrollo del Consejo de Administración ha sido muy incompetente y fuera de las leyes mercantiles españoles. Ha llegado la hora que se vayan, Llorente tiene que renunciar.

—Después de que ustedes llegaran a un acuerdo con Soriano, el Consejo le quitó la capacidad ejecutiva dentro del Consejo y el club ingresó un préstamo de 50 millones de euros de Eugenio Calabuig. ¿Se le puso cara para que el Banco de Valencia o Bancaja evitasen que el club entrase en concurso de acreedores porque el Banco de España les pondría muchas trabas para autorizarles?

—Bancaja ha prestado 200 millones en la primera fase, después prestó 25 más, a través de empresas involucró otro préstamo de 50, ahora utiliza la garantía del gobierno valenciano para dar 74 más… ¿Cuál es el compromiso profundo de quebrar tantas leyes? Lo que pasa es que los españoles no lo dicen porque dependen de Bancaja o les está dando un crédito, pero Dalport no le debe nada a Bancaja. Lamentablemente, una institución bancaria está usando sus fondos y su capacidad financiera para que cierta parte de la sociedad valenciana se tenga que pronunciar a favor de ellos.

—¿Se reunió usted con José Luis Olivas?

—Él me invitó un miércoles a que fuera a cenar a la Fundación, pero falló a la cena, nos dejó plantados. Y firmé que los fondos estaban, como hizo la empresa Projar dispuesta a invertir 18 millones, y no les cogieron el teléfono.

—¿Entiende que un club con una deuda elevada renuncie a dinero?

—Toda la gente que está puesta ahí está por Bancaja, aparte, si con los 92 millones lograban el objetivo de solucionar todos los problemas bien, pero es un parche. Esta ampliación de capital es pan para hoy, hambre para mañana.

—¿Entiende que la Generalitat pueda dudar de la solvencia de Inversiones Dalport?

—Sí, es factible, pero lamentablemente la parte política no vive sólo de todos los problemas que nacen en el fútbol o el VCF. El Gobierno valenciano también tiene de ocuparse de un montón de cosas y está presionado socialmente para que situaciones como la del VCF las tenga que sostener porque son emblemáticas, a veces hay que ejecutar por compromiso a costa de cualquiera sea la situación.

—¿Qué futbolistas tenía apalabrados?

—No podemos dar esos nombres ahora, no estaban apalabrados, son jugadores que pronto ingresarían en el club como fichajes. El VCF tiene grandes jugadores pero hay que reforzarse porque son muchas las copas que hay que ganar.

—¿Es socio del VCF?

—Soy accionista, no socio todavía.

—¿Va a serlo?

—Por supuesto.

—¿Hasta cuándo habrá Dalport en Valencia?

—Hasta que la sociedad valenciana quiera, nosotros en breve certificaremos la existencia de los fondos para que sea irrefutable, ahí la sociedad deberá decidir si quiere un inversor o no. Si no lo quiere Dalport dará media vuelta, pero nunca se podrá hablar mal de Dalport.

—¿Han invertido ustedes en otros clubes?

—No, este es el primero.

—Dijo que vino a hacer un negocio, ¿cuál?

—Un club de fútbol con el aspecto inmobiliario y las posibilidades que tiene con el viejo Mestalla, es un atractivo muy interesante para los inversores que tenemos.

—¿Le hace falta a la ciudad de Valencia un hotel de siete estrellas?

—Le vendría muy bien; hay un buen club, la Fórmula Uno, las hermosas playas, el AVE… Hay que tentar al turismo para que esté aquí, lo tiene todo. Hay que hacer que este aeropuerto se modernice y se amplie para atraer a más turistas, porque hay un estudio que dice que Valencia va a crecer muy fuerte en la parte turística.