«¡Menudo sombrero y qué golazo nos ha marcado el ´Pablito´, macho!» Hasta Antonio Hernández, tío de Pablo Hernández, socio del Atlético de Madrid desde hace 35 años y, según su hermano y padre del valencianista, «más colchonero que la leche», se levantó del sillón de su casa en Alcalá de Henares para aplaudir el gol de su sobrino. Ni el amor y la devoción a la insignia de oro y brillantes que le regaló la entidad rojiblanca y que luce orgulloso desde hace una década pudo con el arte y la estética del gol del castellonense. Una jugada ensayada antes del encuentro con Banega, un control prodigioso, un sombrero a Antonio López que no hacía desde infantiles y una definición perfecta que ayer quiso compartir con SUPER desde Benicàssim. Así se marcó este gol...

«Es una jugada que habíamos hablado antes del partido porque ellos adelantan la defensa y sabíamos que podíamos ganarle la espalda. Banega me metió un buen pase, tuve la suerte de controlar bien y se me quedó el balón bien para poder definir. Con el primer control se me queda botando, veo que Antonio López viene rápido, veo que puede taponar el tiro e intento elevar el balón por encima para que pase un poco de largo. Me hacen faltan dos toques, pero me sale bien y tengo la suerte de definir bien. Son decisiones que se toman en décimas de segundo y ni te da tiempo a pensar lo que quieres hacer. ¡Si me dan ese balón otra vez seguramente no hubiera hecho lo mismo!, exclamaba Pablo. El interior derecho del Valencia no marcaba un gol así de bonito desde que jugaba en infantiles. Eso sí, hubiera preferido uno peor como el del Sevilla a cambio de los tres puntos. «Cuando era mas pequeño sí que hice algún gol con sombrero, pero en el Valencia ni en en Primera había marcado un gol así. ¡No lo había marcado nunca! Pero bueno, siempre hay una primera vez. Fue un gol muy bonito, pero cuando no ganas no te sabe igual, a mí y a la gente se le olvida un poco... Me hubiera gustado que hubiera servido para conseguir la victoria, pero no pudo ser. Es una pena.», se lamentaba el valencianista. Hasta las celebraciones sabían diferente. «En el gol hubo poco tiempo para que me dijeran cosas. Volvimos rápido a nuestro campo para intentar buscar el segundo. Luego sí que mucha gente me ha felicitado pero cuando no se gana... se queda un poco al lado porque lo importante era conseguir los tres puntos».

Hasta Emery le felicitó. Y es que, el gol de Pablo es la confirmación de un arranque de temporada del castellonense tan brillante como el final de la anterior que le llevó a la Selección. «Estoy muy contento pudiendo ayudar al equipo con goles y asistencias. Es la línea que quiero porque creo que aún pudo crecer más como jugador. Primero tenía que confiar en mí, yo siempre lo he hecho y luego tenía que intentar demostrárselo al entrenador. El año pasado me costó, pero me cogí, tuve la recompensa de la Selección y eso me ayudó. Mi ilusión siempre fue triunfar y hacerme un nombre importante en este equipo y poco a poco lo estoy consiguiendo». Con golazos como el del sábado al Atlético habrá que seguir quitándose... el sombrero.