Unai Emery no se rinde. El entrenador del Valencia está dispuesto a corregir los errores que ha cometido su equipo en los últimos partidos blindando el sistema defensivo. La sangría de goles encajados, nueve en apenas cinco jornadas de Liga, ha encendido las alarmas y el técnico de Hondarribia se ha propuesto cortarla de raíz. La filosofía ofensiva va a seguir siendo la que guíe a los blanquinegros, pero Emery es consciente de que hay que aumentar las precauciones y así será. Sin renunciar a su idea de fútbol de ataque, el entrenador ché se reinventa en busca de un Valencia más competitivo.

En el entrenamiento de ayer en Paterna se vio a un Emery centrado de manera exclusiva en el trabajo defensivo. Enérgico y encima de sus pupilos, el entrenador vasco se dedicó a indicar los movimientos a cada uno de los protagonistas en el partidillo que jugaron los que menos minutos tuvieron el sábado frente al Atlético, el resto de suplentes y los no convocados, mezclados con varios futbolistas del filial y juveniles. Con el consejero encargado del área deportiva, Fernando Gómez, y el secretario técnico, Braulio, como testigos del entreno, el de Hondarribia dio una orden tras otra.

Durante el partidillo llamó la atención la posición de Emery. El míster se colocó entre el portero César y los dos centrales, David Navarro y Maduro. Desde allí, con la ayuda del segundo, Juan Carlos Carcedo, no paró ni un sólo instante de dar indicaciones sobre la colocación en el campo y la manera de frenar las acometidas del rival en juego y a balón parado. Las consignas del entrenador fueron claras. El equipo tiene que trabajar en bloque y bascular a las bandas o al frente al únísono, sin perder de vista las marcas individuales —por ejemplo, que a los laterales no les ganen la espalda tan fácil— y, sobre todo, evitando que las líneas se distancien como sucedió contra Sporting, Getafe y Atlético, donde las pérdidas arriba y la amplia separación entre ataque y defensa facilitaron los contragolpes.

El míster quiere que a la hora de defender haya más futbolistas por detrás del balón, que los interiores ayuden más a los laterales y al centro del campo en la recuperación y en la presión al contrincante. En definitiva un bloque más compacto y recogido en momentos de partido en los que el resultado por el ímpetu rival corra peligro.

Marchena quiere «serenidad»

Por otro lado, quien se refirió a la situación del equipo fue el capitán Carlos Marchena. «El vestuario está fuerte. Debemos analizar los errores para no repetirlos. Lo ideal sería que no nos hiciesen dos goles por partido. La defensa somos todos y el míster trabaja para arreglarlo», apuntó. Respecto a su posición en el campo argumentó que está cómodo como mediocentro y lo que quiere es «continuidad y ayudar al equipo». Marchena abogó por la «serenidad» ante las críticas. «La afición quiere ganar, que juguemos muy bien y eso intentamos. Estamos todos en el mismo barco. El equipo debe ir hacia arriba. No debe haber fisuras porque eso no es bueno para el Valencia».

Por último, en la zaga participó Del Horno. La idea de los técnicos es que el vasco gane minutos tras más de tres meses lesionado. Frente al Génova, donde las rotaciones serán menos, podría entrar en la lista. En la portería, Moyà trabajó ayer en la jaula junto a Otxotorena y César sí apunta al once.