Ni Juanjo Rodri ni tampoco Fernando Giner olvidarán nunca la experiencia vivida en Bucarest. Fue con motivo de un duelo europeo contra el Victoria de Bucarest, rival del Valencia de Víctor Espárrago en la Copa de la UEFA y club propiedad de la Securitate, fuerzas de seguridad especiales de Ceacescu. Uno, el secretario técnico, por el marcaje al hombre que le hizo la policía durante los quince días que allí estuvo tomando nota del equipo búlgaro; otro, el central, al sentirse encañonado por la policia en el aeropuerto.

A las seis de la mañana le hacían levantarse

Víctor Espárrago encomendó a Juanjo Rodri hacer un informe técnico del Victoria de Bucarest. En aquellos años, en 1989 concretamente, semanas antes de que cayera el régimen de Nicolae Ceaucescu, «para seguir a un equipo y más de la Europa del Este tenías que desplazarte hasta allí, en este caso Rumanía, porque no había vídeos ni apenas información de ellos». Rodri estuvo en Bucarest casi quince días, «solo y prácticamente incomunicado», aunque lo de «solo» es un decir. «Desde que aterricé hasta que llegó el Valencia, una patrulla de la policía me seguía a todas las partes». Es más, digamos que a Rodri hasta le hacían la vida imposible. «Me obligaban a despertarme a las seis de la mañana para desayunar con un alto mando del ejército, luego se iba, y me quedaba solo en el hotel, porque en cuanto pisaba la calle... los dos policias de siempre siguiendo mis pasos».

Una llamada de Levante-EMV

Rodri, de aquella experiencia, además de que sirviera sus informes para pasar la eliminatoria, recuerda los problemas que tenía para comunicarse con España. Ni le dejaban llamar ni tampoco le permitían recibir llamadas. Por ello le sorprendió, a la vez que le alegró, «cuando estando en la habitación del hotel, sonó el teléfono, lo cogí y al otro lado, desde España, escuché la voz de Moisés Domínguez (periodista de Levante-EMV). No sé cómo consiguió que le pasaran con mi habitación, aunque me dio mucha alegría... aunque fuera un periodista (ríe)».

Y Giner llegó con una pistola de juguete

Pero sin duda alguna, aquel encuentro ante el Victoria de Bucarest pasó a la historia del Valencia por la anécdota protagonizada por Fernando Giner en el aeropuerto. El ‘Chufa’, futbolista de profesión y bromista de pasión, no tuvo mejor idea que llevarse en la maleta de mano una pistola de juguete. «No me explico aún cómo le dejaron entrar al país, en cuanto vieron por el escáner una pistola, aparecieron de la nada diez o quince policías con metralleta en mano», recuerda Rodri. La seguridad del aeropuerto no dejaba pasar al Chufa, mientras que el resto de la expedición se negaban a salir del recinto sin el central valenciano. Al final, tras unas cuantas llamadas a altas esferas del gobierno y en parte gracias a la mediación de los directivos del Victoria de Bucarest, Giner se subió al autobús con el resto de compañeros... aunque lógicamente sin la pistola.