Vicente Guaita no se parece nada a aquel canterano que debutó hace dos temporadas en el Valencia obligado por la lesión de Renan y la fuga de Hildebrand. Ha madurado como persona, ha crecido como futbolista después de su brillante cesión del año pasado en el Recreativo de Huelva y tiene ganas de demostrar que no ha regresado a la entidad de Mestalla para conformarse con ser el tercer portero. Ayer lo demostró en sus primeros 45 minutos de la pretemporada. No pudo hacer nada en el gol después de que Navarro perdiera el salto con Pinilla a la salida de un córner, pero dejó un par de buenas intervenciones que invitan al optimismo.

Hizo dos buenas paradas: en una falta de Liverani y un disparo de Pastore.

Guaita se estreno ayer en la pretemporada y lo hizo con buenas sensaciones a pesar del gol encajado. El canterano, que no había podido participar en los primeros seis amistosos por unas molestias en el hombro, comenzó perfecto. Con una buena salida con lo pies para despejar un balón, con un buen blocaje de balón en un córner y sin problemas a la hora de quitarse de encima un balón tras una cesión de Navarro. Con eso y con dos paradas que evitaban el primer gol del Palermo. La primera fue elasticidad. Se estiró y sacó una buena mano desbaratando un golpe franco de Liverani que entraba entre los tres palos. No fue la única intervención de mérito. Minutos más tarde hizo la segunda. Esta vez, de reflejos, parando un disparo a bocajarro de Pastore.

Estuvo vendido en el gol. Pinilla le ganó a Navarro y ajustó su cabezazo.

El equipo no le echó un cable. A penas tenía la posesión de balón y el Palermo llegaba cada vez con más frecuencia a la portería de Guaita. Mucho menos le ayudó la defensa. El gol del Palermo llegaba en un córner. Navarro perdía un salto con Pinilla y el chileno ajustaba su cabezazo a la madera, donde era imposible que llegara el joven portero. Fue ahí cuando el Valencia reaccionó. Un disparo alto y un tiro imposible de García fueron las únicas jugada de peligro del Palermo. No había tiempo para más.