Toda historia tiene un principio y un final, es ley de vida, y Miguel Brito está meditando seriamente echar el cierre a su etapa con la selección de Portugal. A sus 30 años y con 59 internacionalidades a sus espaldas, con presencias en dos campeonatos de Europa y dos Copas del Mundo, el lateral no se encuentra a gusto cada vez que recibe la llamada de su país porque no se siente útil y en los próximos días definirá su postura. No es fácil colgar las botas cuando defiendes los colores de tu país y hay momentos en los que un enfado puntual puede conducirte a una decisión precipitada, pero el valencianista ya lleva un tiempo madurando su decisión y cada vez está más convencido de escribir el punto final.

Su participación ha ido a menos desde el Mundial de Alemania de 2006 y al final está siendo más útil para los recién llegados que toman nota de su experiencia que por el papel que interpreta sobre el césped.

Miguel no se conforma con ir a la selección para ver los partidos desde el banquillo o siendo uno de los descartes, siempre quiere ser protagonista y si no lo va a ser, prefiere dejar su sitio a otro que llegue desde atrás. La sangre que derrama la crisis institucional también está salpicando a los futbolistas, con el seleccionador suspendido Carlos Queiroz pagándose sus viajes para estar al lado del combinado luso, incapaz en los dos primeros partidos de clasificación para la Eurocopa de 2012 de ganar ante las ´modestas´ Chipre y Noruega.

Miguel se estrenó con Portugal el 12 de febrero de 2003, en un partido que ganaron en Génova a Italia (0-1), y desde entonces ha ido con regularidad hasta la actualidad, pero posiblemente su viaje a Oslo fue el último que hizo como jugador de la selección. Tras la cita de Sudáfrica, Paulo Ferreira renunció públicamente a ir con Portugal, el siguiente será Miguel si continúa sin ser tan útil como lo es en el Valencia.