Unai Emery, entrenador del Valencia, que debutará este martes en la Liga de Campeones ante el Bursaspor turco aunque no pueda sentarse en el banquillo por sanción, tratará de estrenarse con buen pie en la máxima competición continental y de esta forma romper el inicio negativo de los últimos técnicos.

De hecho, los dos últimos entrenadores que debutaron al frente del club valenciano en la Liga de Campeones lo hicieron con derrota como fue el caso del holandés Ronald Koeman y de Quique Sánchez Flores.

Koeman, que sustituyó a Quique en el cargo, se estrenó con derrota en Mestalla ante el Rosenborg noruego (0-2), en la primera fase de la Liga de Campeones de la temporada 2007-2008, y finalmente quedó eliminado en dicha ronda.

Un poco más de suerte tuvo Quique Flores que pese a caer en el estreno frente al Salzburgo austríaco por 1-0, en la ida de la fase previa, fue capaz de darle la vuelta a la eliminatoria en casa y acabó por alcanzar los cuartos de final donde sucumbió a manos del Chelsea inglés.

Por el contrario, los tres primeros entrenadores que dirigieron al club en sus primeros pasos por la Liga de Campeones se presentaron con un triunfo, con el mismo resultado (2-0), como es el caso del italiano Claudio Ranieri, Rafael Benítez y el argentino Héctor Cúper.

Ranieri, en su segunda etapa en el club, no consiguió superar la primera fase, ya que se lo impidieron Inter de Milán y Werder Bremen, pero sí que alzó el telón con un triunfo por 2-0 ante el Anderlecht belga en Mestalla.

Una victoria también fue lo que obtuvo Rafael Benítez en su primer duelo en la máxima competición europea. En aquella ocasión, el Valencia doblegó con autoridad por 2-0 al Liverpool en la primera fase de una competición, de la que acabaría siendo eliminado por el Inter de Milán.

Tampoco encontró excesivos problemas Héctor Cúper con su primer rival en la Liga de Campeones y el Hapoel Haifa israelí fue una presa fácil para un Valencia que inició su andadura en la máxima competición continental con una victoria por 0-2 visitante y que terminó en París disputando la final del torneo en su primera incursión.