No es su CD Logroñés, pero cada vez que regresan a la capital de La Rioja sienten algo especial Voro y José Manuel Otxotorena. Allí colocaron puntos de inflexión en su carrera; el actual delegado colgó las botas tras la temporada 98/99 debido a una lesión en el tendón rotuliano, ´Otxoto´ comenzó en el club riojano a ejercer como preparador de porteros. Han cambiado mucho las cosas desde entonces. El club en el que el técnico de porteros jugó una temporada y el central tres desapareció, ellos disfrutaron de las últimas gotas del equipo en Primera y los problemas económicos que desencadenaron en el final del club ya se veían. Ellos sufrieron en sus propias carnes los últimos impagos, pero se quedan con el cariño que recibían de su afición. Cada uno siguió un camino distinto hasta recalar en Las Gaunas, aunque al final coincidieron.

Otxotorena aterrizó en Logroño en la temporada 94/95 procedente del Tenerife. Marcos Eguizábal, entonces presidente, persuadió al meta para jugar dos ejercicios, pero al final sólo firmó una. Y acabó su carrera en el Racing de Santander. Tras un breve paréntesis regresó al CD Logroñés reclamado por Víctor Muñoz, para ser el entrenador de porteros. Aquel año, el segundo de Voro en el conjunto riojano, se diseñó al equipo para ascender a Primera… aunque casi descienden a Segunda B. Tras trabajar una temporada más al lado de Boronat, Otxotorena regresó al VCF. El caso de Voro es distinto, ya que dejó el Deportivo para ir a Logroño en el mes de diciembre de 1996. «Debuté en un partido contra el Rayo en Las Gaunas que perdimos 0-2», recuerda Voro, que fichó por el CD Logroñés la temporada en la que descendieron a Segunda. Carlos Aimar, famoso por lucir la bufanda roja todos los partidos, intentó enmendar un mal inicio de temporada, de ahí que en ese mercado invernal se reforzaron con el defensa central de L´Alcúdia y tres jugadores más. Pero no hubo forma: «El Logroñés era un equipo simpático, me gustaba la ciudad y aunque tenía una oferta para ir a la UD Las Palmas —estaba en Segunda— decidí ir al Logroñés. Cuando llegué el equipo estaba mal clasificado —el 18 de 22— pero me dijeron que iban a hacer tres o cuatro fichajes para salvarnos y aposté. Hubo un momento en el que creíamos en la permanencia tras ganador dos partidos seguidos al Sevilla y Valencia, pero no lo conseguimos». Eran las jornadas 26 y 27, después se perdieron nueve partidos consecutivos y el CD Logroñés quedó último. Al curso siguiente, con Víctor Muñoz, se pensó en ascender pero se recurrió a Boronat para no bajar a Segunda B. En la temporada 98/99 Voro se tiene que retirar por la lesión. ¡Qué recuerdos! «Tengo muchos amigos allí, es una ciudad muy señorial, la gente es maja aunque hace frío. He vuelto muchas veces a Logroño, aunque ahora por mi trabajo es más difícil, pero el mejor recuerdo es el cariño de la gente, nos animó hasta el final, había una buena comunión con la afición».

Esta noche, Voro y Otxotorena tendrán sensaciones encontradas. Logroño fue un punto de inflexión en sus carreras.