El técnico blanquinegro se ha puesto en lo peor a la hora de preparar el partido de mañana. Aunque es probable que el Bursaspor llegue relajado y con varios suplentes, al estar ya matemáticamente fuera de octavos y no tener casi ni opciones de alcanzar la tercera plaza de grupo, Unai Emery prefiere pensar en un rival hipermotivado y no dar margen a concesión alguna. Máxima tensión y concentración son sus máximas, tal y como expuso en la sesión de ayer, en la que mostró sobre el césped las armas a emplear por los blanquinegros para ganar.

El camino más recto hacia la victoria debería ser la presión, en opinión del vasco. Por eso, éste y su segundo, Juan Carlos Carcedo, no dudaron en ponerse el mono de faena y participar activamente en un ejercicio destinado a inculcar a sus pupilos esas ganas de morder por cada balón. Unai y su ayudante simulaban ser los futbolistas turcos, a los que los blanquinegros tenían que perseguir como posesos para intentar robar el balón y lanzar la contra sin compasión ni miramientos.

Emery también incidió en lo que hay que hacer nada más recuperar el esférico en el centro del campo. Considera clave buscar la portería oponente con la máxima verticalidad y los menos toques posibles, como quiso que sus jugadores pusieran en prácticas durante la sesión. El objetivo es poner el choque de cara lo antes posible y luego sentenciar a base de pillar desprevenida a la defensa del Bursaspor.

Con el regreso del doble pivote —una vez superada la experiencia del 3-4-3 en El Madrigal—, la labor de los mediocentros se antoja fundamental para conseguir el propósito del técnico valencianista. David Albelda y Tino Costa, la pareja que actúo en el último choque en Mestalla, hace diez días ante el Getafe en la Liga BBVA, está destinada a actuar de inicio en esa posición.