Miguel Herrero (Burjassot, 29 de julio de 1988) se operó el 24 de septiembre de 2010 porque la rodilla se le bloqueaba. En dos o tres semanas espera estar listo en busca de su máximo objetivo: Hacerse un nombre en Primera. Eso sí, no pierde de vista su gran aspiración, la de triunfar en el club de su vida, el Valencia. El 30 de junio finaliza su cesión al Depor, donde ha compartido el sufrimiento de una lesión con Andrés Guardado. Desde ayer está en la ciudad del Turia y mañana tendrá el corazón dividido.

¿Cómo se encuentra de la lesión?

—Me operé el 24 de septiembre. La semana pasada el doctor me dio el alta y, poco a poco, he ido entrando en los entrenos. En el primero hice rondos, posesión y partido, todo. Llevo tres sesiones completas con el equipo y no noto ninguna molestia ni se me ha hinchado la rodilla. Luego el equipo viajó a Almería y me quedé para coger más ritmo. Me han dado sábado y domingo libre para empezar el lunes otra vez a muerte y no he dudado en venirme a Valencia con los míos y poder ver el partido.

—Un Valencia-Deportivo que se marcó en su mente como fecha de vuelta, pero que al final tendrá que verlo desde la grada.

—Quería estar con la familia y en Mestalla. Ese partido quería jugarlo, me apetecía mucho… Por lo menos estaré en el estadio. El plazo de recuperación eran cuatro meses, hasta el 24 de enero. Lo he adelantado, pero no hemos llegado al Valencia. Es una lástima, aunque hay que estar contento por ganar tiempo.

—¿Qué meta se marca ahora, estar para dentro de dos o tres semanas?

—Lo importante es mi rodilla, curarme bien. Si no he podido enfrentarme al Valencia, ya no me pongo ningún objetivo, ni el Zaragoza, ni el Sevilla en la siguiente. El objetivo es que la rodilla quede 100% limpia e igual que antes de la operación. Se espera que en dos o tres semanas haya cogido el ritmo. Una vuelta prácticamente sin jugar, quieras o no, se nota.

—Primero le pidió personalmente a Manuel Llorente que se quitara la cláusula del contrato que le impedía medirse al VCF. Pero además, llegó a pedirle al Depor que le dejara forzar para jugar en su casa.

—Así es. Al principio sí que existía una cláusula. Le pedí un favor al presidente (Llorente) y él, muy amable, me dejó jugar en Valencia y A Coruña, por eso tenía ganas, pero lo que no puede ser, no puede ser. El doctor me dijo que si jugaba podía ser peor… Hay que tener cabeza también. He intentado por todos los medios estar en el partido. Sin embargo, la locura no te puede llevar a cometer errores y adelantar tanto los plazos. A Llorente y Lendoiro les estoy muy agradecido.

—¿Cómo se produjo la lesión? Fue extraño porque estuvo jugando varios partidos con dolor.

—En el trofeo Teresa Herrera, en el que debuté en Riazor, tuve un encontronazo con Jonás. Se me desestabilizó y bloqueó la rodilla. A raíz de eso se decidió fortalecer y ejercitarla más de lo normal. Jugué contra la Lazio y no pasó nada. En el primer partido de Liga contra el Zaragoza me dieron otro golpe y se volvió a decidir fortalecer, pero en el tercero contra el Getafe se tomó la decisión de operar porque no me dejaba trabajar al 100% y se me bloqueaba. Preferí parar cuatro meses y no seguir al 70% cada partido.

—En A Coruña se especuló con que el VCF le cedió lesionado…

—No todos los comentarios gustan o están a favor de uno. Hubo comentarios de todo tipo, también recibí muchas muestras de cariño y esperando con ganas mi rehabilitación… La lesión se dio en el Teresa Herrera con Jonás, nunca me había pasado eso hasta ese día.

—En lo personal, ¿cómo soporta uno a los 22 años perderse los primeros cuatro meses de una cesión?

—Lo pasé fatal. Una vez se me dice que se me tiene que operar se me cae el alma encima. A mi edad no me gustaba nada la idea de tocarme la rodilla. La primera semana fue muy dura, me pinchaban, me tenían que sacar líquido, se desconocía si había una infección… Sinceramente, estaba un poco ´cagado´. Las cosas cambiaron cuando los días siguientes vine a Valencia y al comienzo de la tercera semana ya en A Coruña, al comenzar con la recuperación. Empecé al máximo desde el principio: Sesiones de mañana y tarde, en la piscina de la Universidad INEF, en la playa por la tarde… Todos los días… No descansaba ni uno, ni sábado ni domingo. Me lo he currado mucho. Al estar sólo, sin la familia aprovechaba cada minuto.

—En los últimos entrenos con el Depor se le ve con un rosario en la muñeca, ¿a qué se debe?

—Bueno, es un regalo que me hizo un amigo en plena recuperación. A la persona que me lo regaló le tengo mucho aprecio y lo llevo por eso. Me ha ayudado, por ahora va bien, pero lo que más fuerzas me ha dado en la recuperación ha sido mi familia y los verdaderos amigos, los que han estado conmigo desde el primer día en los momentos difíciles.

—¿Desde Valencia y el VCF quién se ha acordado de Míchel?

—Me he sentido arropado. Incluso, varios amigos me han visitado en A Coruña cuando más lo necesitaba. Por la famosa Blackberry, que tenemos todos (risas), se han interesado muchos jugadores, prácticamente la plantilla entera me ha preguntado. Luego, cuando estuve una semana en Valencia, fui a Paterna a que me viera el doctor Candel. Todos me vieron con las muletas y volvieron a preocuparse, me transmitieron tranquilidad y apoyo. En Navidad también vine por aquí, incluso entrené por Paterna sin parar.

—¿Pero qué persona ha estado más pendiente?

—No quiero decir uno solo porque han sido muchos. No me esperaba tantas muestras de afecto. Incluso, desde el cuerpo técnico, también Braulio, el coordinador de la secretaría técnica… El presidente se preocupó por mí. Es algo que les agradezco muchísimo.

—Cambiemos de lugar, ¿ y por A Coruña cuál ha sido el compañero en el que más se ha apoyado?

—Me he integrado bastante bien en el grupo. Con el míster, Miguel Ángel Lotina, va todo de maravilla. Sin embargo, con el que mejor me llevo es con Andrés Guardado. He estado todos los días entrenándome con él, compartiendo mucho tiempo, ya que está tocado por una rotura fibrilar y casi siempre estamos juntos. Bromeamos mucho el uno con el otro, nos vamos a comer, a cenar… Jugamos a la Play Station porque también está solo. He hecho migas con Guardado, es una bellísima persona.

—¿Es tan bueno el mexicano como dicen?

—Sí, sí, es muy bueno. La zurda que tiene es espectacular y, con lo pequeño que es, las mata callando.

—Volvamos a Mestalla. ¿Qué esperas de su Valencia CF para esta temporada que está a medias?

—Cada vez que el partido del Valencia no coincide con el Depor intento verlo. Creo que he visto todos los partidos. Están haciendo una muy buena temporada. El equipo está en puestos de Champions y en la Liga de Campeones están geniales, en los octavos. La pena fue la Copa del Rey, que por una mala segunda parte se esfumó. La primera parte fue buena, pero por errores en el segundo tiempo se fastidió. El Valencia tiene buena pinta y me han gustado los fichajes, se han acoplado muy bien al conjunto. El equipo funciona.

—¿Qué espera del Valencia-Depor?

—Los dos necesitamos ganar. Nosotros para alejarnos de los puestos de descenso y el Valencia quiere hacerlo para intentar adelantar al Villarreal. Será un partido muy disputado y complicado para ambos equipos, pero el Depor es peligroso fuera de casa. Vamos a disfrutar todos de un bello partido.

—Cuando acabe la cesión le quedarán dos años más de contrato con el VCF. No hay opción de compra. El 30 de junio debe volver. ¿Su ilusión sigue siendo triunfar en Mestalla?

—La ilusión de toda mi vida, desde que soy un crío, ha sido triunfar y ser un grande en el Valencia. A cualquiera que le guste el fútbol y nazca en Valencia le gustaría eso. Lo que ahora me planteo más que nada es disputar partidos y sumar minutos, hacerme un hueco en Primera División, que es lo que más quisiera.

—Por cierto, ¿a Unai Emery tiene más que agradecerle por el hecho de que le hizo debutar en la élite o que reprocharle porque dejó de contar con usted?

—Le agradezco más, lo tengo claro. Siempre he tenido buenas palabras para el entrenador. El año pasado hubiese querido jugar más de lo que jugué, eso es evidente. ninguno se conforma con lo que tiene, todos quieren jugar todo. El que me ha dado la vida en el fútbol profesional, en la élite y en el Valencia CF fue Emery y eso nunca lo olvidaré.

—¿Siente envidia sana por ver a Guaita, Isco o Jordi Alba jugando minutos con el primer equipo?

—Hombre claro, siempre que veo a Jordi Alba que está contando o a Guaita lo bien que lo está haciendo para mí es un orgullo, me identifico con ellos y me gustaría estar en su piel, a quién no. Me alegro mucho por ellos. Yo hablo con Guaita y se lo digo, enhorabuena por todo lo que está haciendo.

—La verdad es que Guaita se ha destapado, ¿lo vio en Manchester?

—Ha jugado unos partidos grandísimos. Está haciendo ver a la afición y al cuerpo técnico que aquí está él y se lo va a poner muy difícil a los porteros con los que tenga que competir. En Old Trafford, como jugué el año pasado allí, quería verlo. Le salió un partidazo. Parecía una pared. Es espectacular, ha jugado conmigo y yo lo tenía más claro que el agua. Le faltaba sólo disputar partidos, ahora lo hace y se ve lo que es, una máquina.