—¿Cómo se hace eso de meter cuatro goles en un partido?

—¿Que cómo se hace? (ríe) Lo importante creo que es tener ocasiones. Unos días puedes estar menos acertado, otro más, el otro día fue un partido redondo. Hicimos una segunda parte muy completa que nos valió para ganar, que era lo verdaderamente importante. No creo que fuera un partido tan diferente al del Sevilla.

—¿No fue diferente al del Sevilla?

—No, de verdad. Creo que los partidos contra el Sevilla y contra el Getafe fueron muy similares. En los dos creo que tuvimos balón durante muchas fases, supimos moverla, contamos con ocasiones, lo que pasa es que aquel día nos faltó definición. La pelota no quería entrar y eso al final nos acabó costando muy caro. Por suerte, contra el Getafe fue muy diferente.

—¿Cuándo es la última vez que metió cuatro goles?

—Pues... siempre lo recordaré. Fue en la primera jornada en Segunda División B, cuando era jugador del Castilla. Recuerdo que jugábamos contra el Alcorcón y que les ganamos 5-0. Jugábamos en Las Rozas todavía y yo marqué cuatro goles. Como profesional en Primera no lo había conseguido nunca. Siempre es bonito superar retos.

—¿Y alguna vez ha metido más?

—¡Ufff! Me tendría que remontar a las categorías inferiores del Madrid y del Don Bosco. Seguro que marqué siete u ocho goles en algún partido. De eso seguro que mi padre se acuerda mejor...

—Ha igualado a leyendas del club como Kempes, Mundo y Badenes.

—Imagínate lo bonito que es que tu nombre se inscriba en la historia del Valencia, entre los grandes goleadores de todos los tiempos. No sabía que sólo fueran ellos. Es un orgullo que mi nombre esté entre ellos que han sido los más grandes del clubes, pero mi récord es que el equipo gane.

—Ni Villa ni Mijatovic ni Penev lo consiguieron en el Valencia.

—Es que hoy en día no es nada fácil meter cuatro goles en un partido. Hay mucha competitividad en la Liga. Me lo creo, me lo creo, pero al margen de los datos individuales, lo importante al final es el resultado colectivo y los tres puntos que tanto necesitábamos.

—Soldado es el único que los ha metido fuera de Mestalla.

—De eso me alegro porque una de las cosas que yo me exigía era rendir fuera de Mestalla como lo estaba haciendo en casa. Quería que mi rendimiento fuera igual o mejor fuera que en casa y es una de las cosas agradables de las que me llevo de este partido.

—¿Sabía que Mundo tiene el récord con seis goles?

—¡Eso ahora es casi imposible!

—¿Con cuál se queda de todos?

—Todos valen lo mismo... Es importante el primero porque abre el marcador, el segundo porque te pones por delante, el cuarto porque sentencias el partido, pero yo me quedo con el tercero. En ese momento el míster nos estaba hablando de que había que presionar arriba y el gol llega por ahí. Robo un balón y luego me revuelvo para meterlo dentro. Me quedo con el tercero por su elaboración.

—No se puede quejar con las asistencias de Mata y Jonas...

—No me puedo quejar, no. Tanto Mata como Jonas en el segundo me pusieron asistencias buenas y siempre es más fácil jugar con ellos, como también con otros compañeros que no jugaron. Una de las cosas que se han visto esta temporada es que el equipo funciona igual juegue quien juegue.

—Qué bonito el gesto de la camiseta de Guaita.

—Era un partido muy especial para todos nosotros. Fue un golpe muy duro el que nos llevamos en el desayuno cuando nos comunicaron la noticia y lo primero que pensamos es que teníamos muchas ganas de apoyarle a él y a toda su familia. Marcar y ganar el partido era la única forma de llevar un poco de alegría a esa familia que lo está pasando tan mal. No nos vamos a cansar de animar a Guaita. Ahora hay que estar con él.

—La pena es que fue a su Getafe...

—Pues sí, la pena fue que fuera el Getafe el equipo al que tuviera que meterle los cuatro goles. Me siento muy querido por la afición, pero ellos saben que ahora defiendo al Valencia a muerte y que estaba como loco por marcar. No era plan de celebrarlo, pero estaba contento. Tenía muchas ganas de marcar, lo necesitaba. Lo lamento por el Getafe, pero estoy convencido de que van a ganar partidos hasta final de temporada y se salvarán.

—¿Qué recuerda de las celebraciones de los goles?

—No sabría decirte ninguna palabra, pero sí que me acuerdo de los abrazos, gritos y ánimos, pero no me enteré mucho. Escuchas cosas, pero en lo que pensaba yo es que ya era hora de que los goles me entraran. No me llegaba un partido como este y al final pudo ser.

—¿Quién fue el primero que le felicitó al acabar el partido?

—Enseguida pensé en mi mujer y en mis hijos. Fue a los que enseguida fui a buscar cuando acabó el partido. La niña estaba vestida con la camiseta del Getafe y el niño con la del Valencia, lo pasaron muy bien.

—¿Son conscientes ya los niños de sus goles?

—Son muy pequeñitos todavía, pero la niña ya se entera de cosas. En Getafe me dijeron que se alegró y saltaba porque sabía que su padre estaba marcando goles.

—¿Es de los que guarda recuerdos de estos partidos?

—¡Lancé la camiseta al público! Pensé que la gente del Getafe ha estado conmigo siempre y que un detalle con ellos podía ser lanzarles la camiseta. Era lo menos que podía hacer después de cuatro goles... No guardo la camiseta, pero tengo el partido grabado y enseguida que tenga un rato lo veré. Siempre los suelo ver y este con más motivo todavía.

—El mejor recuerdo es que rompió su racha de 632 minutos. ¿Era mucho para Soldado?

—Es verdad, se van sumando los minutos y un delantero lo que siempre quiere es cortar esas rachas cuanto antes. Yo siempre he hecho lo posible para estar ahí y para acabar las jugadas, y al final creo que el trabajo bien hecho siempre te da recompensas.

—¿Cómo le sentó que Unai le dejara en el banquillo y hablara con usted poniéndole como ejemplo a Villa? Decía que tenía que realizarse como proyecto de delantero...

—Son opiniones del entrenador. Con esas palabras yo creo que el entrenador lo que quería era lo mejor para el equipo y también sacar el máximo rendimiento del jugador. Me hubiera gustado jugar mucho más, como a cualquier compañero, hablamos y creo que las cosas me han ido mejor después de hablar con él.

—Lleva ya 17 goles esta temporada. ¿Son muchos o pocos?

—Creo que 17 goles ya son una cifra considerable, pero un delantero siempre quiere más. Hay que ser ambiciosos para no conformarse con una cifra, que como te digo, ya empieza a ser considerable, pero quiero más, claro. Todavía quedan jornadas para marcar y para ayudar al equipo a conseguir el objetivo.

—No sería un mal momento marcarlos el domingo al Villarreal...

—Va a ser un partidazo. El partido de Getafe ya era una final para nosotros, pero el del Villarreal es que es otra final. Les llevamos tres puntos de ventaja y en lo único que pensamos ahora es en incrementarla hasta seis.

—Ahora sólo falta resarcirse con la afición.

—Tenemos muchas ganas de que la gente se vuelque y de que se lleven una alegría con nosotros en Mestalla que ya es hora. Creo que el equipo había generado dudas con estos últimos resultados, pero con la victoria en Getafe hemos demostrado que estamos vivos y que el equipo está ilusionado en ganar los máximos partidos posibles hasta final de Liga y clasificarnos para la Champions como terceros.

—También se ha logrado enterrar los casos extradeportivos, ¿o no?

—Creo que es otra de las cosas que se han conseguido, claro. Creo que se ha demostrado que las cosas extradeportivas no tienen que influir dentro de un campo de fútbol. Mi opinión es que la vida privada de cada uno se tiene que quedar ahí y que nosotros donde debemos responder y hablar es en el campo.