Hubo un tiempo en que el Valencia siempre era favorito cuando se enfrentaba al FC Barcelona. Sólo pronunciar el nombre del Piojo López causaba pavor en las Ramblas, donde algunas tiendas de souvenirs tenían la guasa de colgar su camiseta. Pep Guardiola era el cerebro de aquel Barça de Van Gaal, Xavi y Puyol eran dos pipiolos y en La Carlota, no muy lejos del Río Tercero natal de Claudio, Pablo Piatti apenas había cumplido los diez años cuando empezaba a exhibir sus diabluras en las inferiores del club Jorge Ross. Del último gol de Cláudio al Barcelona, uno de los que metieron al Valencia en la final de París, han pasado casi 12 años. Ahora serán otros goles los que tengan que llevar a este equipo a la final de la Copa, otros protagonistas.

Uno de ellos aquel pequeño cordobés llamado también a jugar un día en el Valencia, que jamás llegó a ver un partido del Piojo con el Valencia ni hasta ayer conocía la historia. «Claudio es uno de los muchos argentinos grandes que han triunfado en este club. Yo lo recuerdo jugando con la selección argentina, era un jugador enorme y rápido, pero ya me han hablado de sus partidos contra el Barcelona. Ojalá podamos repetir ahora las gestas del Piojo», explicaba ayer el futbolista delante de una enorme fotografía en la que su compatriota besa el trofeo de la Copa del Rey conquistado en La Cartuja. No quiere comparaciones, no quiere nada que no se haya ganado. Así es Pablo Piatti.

Todo lo que le hayan dicho es poco. Los del Piojo López con el Barça son partidos de leyenda, escrita en poco más de dos años en los que le hizo nada menos que 12 goles. El primero, no podía ser de otra manera, el 19 de enero de 1998, cuando firmó dos de los cuatro en aquella memorable remontada que culminó Ariel Ortega. El último, el 2 de mayo de 2000, cuando el Valencia pasó por encima en Mestalla en la primera semifinal de la Liga de Campeones. En Can Barça se conjuraban una y otra vez para intentar frenarlo, pero eso era fuera del campo. Una vez dentro, antes de que pudieran pensar el ´7´ ya encaraba al portero y toda Valencia celebraba el gol.

El momento cumbre de la historia se produjo entre el 18 y el 27 de febrero de 1999. Diez días, tres partidos, tres triunfos del Valencia y seis goles del Piojo. Los dos primeros partidos corresponden a una eliminatoria de Copa, en este caso de cuartos. Claudio marcó dos de los tres en el partido de ida, disputado en el Camp Nou, que se decidió con una soberbia volea de Mendieta desde fuera del área. En Mestalla, 4-3 para el Valencia y otros dos del Piojo. El fin de semana siguiente los dos equipos se vuelven a ver las caras en Barcelona, ahora en la Liga, y el equipo de Claudio Ranieri vuelve a ganar 2-4. No podía ser de otra manera, el argentino firmaba dos más.

Hasta hace unos días actor secundario, con sus tres goles en la eliminatoria con el Levante Pablo Piatti se mete de lleno en la lucha por un lugar en esos dos partidos a cara o cruz con el Barça. Su historia apenas se empieza a escribir en el Valencia, pero el espíritu es el mismo: «se puede ganar al Barcelona. Afrontaremos las semifinales con muchísima ilusión, sabemos lo que significa. El equipo y la gente está volcada, estamos con muchas ganas. Serán dos partidos muy complicados y el esfuerzo será máximo, pero lo intentaremos con todas nuestras armas». Y con el alma si es preciso. «Nunca dejé de trabajar y esforzarme, los resultados tarde o temprano aparecen, pero los tres goles son una casualidad. Me queda mucho por demostrar en el Valencia. El de ayer —Levante— fue un partido bueno nada más. La cabeza y la confianza hacen mucho. Siempre hablé con Emery y me dejó claro que iba a contar conmigo y tendría mis oportunidades, y estaba en mí el poder aprovecharlas». Llegarán más.