Entrega, determinación, liderazgo, agresividad, garra. Jugador de genio y presencia firme, Diego Pablo Simeone reproduce fielmente esa naturaleza también como entrenador. La fórmula es sencilla: siete fieras atrás, dos para moverla, uno para correr y otro para meterla. «Sus equipos son un reflejo de su personalidad». Piatti conoce bien al Cholo, casualmente fue el técnico que le hizo debutar en Primera. «Sin duda tengo muy bonitos recuerdos de él y de su cuerpo técnico», reconoce el atacante del Valencia. Los dos coincidieron en Estudiantes allá por 2006. El 18 de noviembre de aquel año, Pablo tomó la alternativa de la mano del actual entrenador del Atlético.

Su primera aparición fue inolvidable: sus 163 centímetros de humanidad le valieron para marcar de cabeza. Aquel gol ante Newell's resultó a la postre clave para la consagración del Pincharrata como campeón del Apertura. Siendo un juvenil (tenía 17 años), Simeone le abrió un hueco en un equipo repleto de campeones. Siempre apostó por él, le aconsejó e intentó llevarlo por el mejor camino. En aquel vestuario estaban Verón, el Tano Ortiz, José Sosa, Enzo Pérez, Chapu Braña, Calderón o Alayes, Estudiantes era un equipo duro, firme, competitivo, experto. Exactamente el mismo temperamento que empieza a adivinarse en este Atlético de Madrid.

Juan Sebastián Verón, que en La Plata no era precisamente un cualquiera, llegó a decir de Estudiantes que no era «un lugar para pibes». Sin embargo, Simeone se atrevió con aquel chico que un par de años antes había aterrizado en la famosa pensión de la Calle 7 procedente del Renato Cesarini, la escuela con más prestigio de Argentina. Futbolistas como Demichelis, Solari o Mascherano han pasado por sus campos y aulas. «Era muy joven y llegue a un vestuario de gente veterana, con muchísimo peso… Simeone me supo llevar a su manera hasta meterme poco a poco en el equipo». Siempre jugó de segundo delantero e incluso de ´10´, pero como Piatti testifica, fue el Cholo quien dio un nuevo giro a su fútbol: «Debuté por la banda izquierda, él creía mucho en mí por ese lado y poco a poco fuimos perfeccionado el juego». Más que un entrenador, es una especie de líder espiritual. Tiene claras sus ideas y cuando se fija un propósito lo defiende hasta sus últimas consecuencias. «Exige y aprieta a los suyos. Es un ganador, eso se nota». A primera vista la identidad creativa del valencianista parece poco compatible con el rigor y la austeridad del Cholo, pero Piatti se encarga de romper con los prejuicios: «Siempre se basó en tener una defensa fuerte y a partir de ahí busca la manera de lastimar al contrario». En este último concepto es donde el talento se abre espacio. Pablo fue importante en Estudiantes como en este Atlético lo están siendo Diego, Arda Turan o Adrián. No todo es morder y combatir.

Leyenda de la selección argentina, capitán y campeón en equipos como Atlético, Inter o Lazio; Simeone ha construido su manual bajo la influencia de entrenadores tan diferentes como Sven Goran Eriksson, Luigi Simoni, Radomir Antic o Luis Aragonés. En su forma de dirigir siempre se le notó ese bagaje. En Estudiantes, River Plate —con el que fue campeón del Clausura 2008— o en su última aventura en Racing de Avellaneda, sus equipos siempre se manejaron bajo parámetros muy europeos. «Analiza mucho los partidos, mira con detalle al rival y también implica a los jugadores», así lo recuerda Piatti. Ese interés por la táctica, por el estudio de las debilidades del enemigo, por la preparación física o las acciones a balón parado le sirvieron para tener éxito en el Catania de la Serie A. Su ciencia encajó de maravilla en Italia, como demuestra la holgada clasificación que logró con el modesto club de Sicilia.

Reto de enorme exigencia

Piatti pone el acento sobre la energía como uno de los factores desequilibrantes: «Tenemos que estar la altura. Nos van a plantear 90 minutos muy duros y por ello no sólo tenemos que igualarlos sino superarlos en intensidad». Los tres puntos del Calderón se antojan básicos en la pelea por la Liga de Campeones. «Simeone sabe que si no le hacen gol, con los delanteros que tiene, en algún momento va a tener una ocasión y contra nosotros va a ser así... duro atrás y a buscar el contragolpe». Pablo hace visibles las claves del Atlético actual. Mañana habrá reencuentro, pero el valencianista tiene claras sus prioridades: «Le saludaré y después, a ganar».