El Valencia resistió con genio y aplomo el cuerpo a cuerpo con el Atlético de Madrid. El encuentro del Calderón se había planteado como un desafío en distintos sentidos y uno muy concreto: recuperar la fortaleza defensiva. El equipo de Unai Emery cumplió. Hizo un partido serio y recuperó su versión más sólida y combativa. No es una cuestión baladí, después de jugar noventa minutos de exigencia máxima el miércoles ante el Barcelona, los valencianistas fueron capaces de igualar en intensidad a uno de los equipos con más energía y vigor físico del momento en la Liga. Las dentelladas y los mordiscos del conjunto del Cholo no fueron para tanto, hasta el punto que los blanquinegros terminaron más enteros.

El Valencia cortó la fuga de su sistema defensivo con trabajo colectivo y sacrificio individual. La determinación de Tino Costa y Albelda en las ayudas a la línea de cuatro formada por Miguel, Rami, Víctor Ruiz y Mathieu fue básica para mantener la portería a cero. La labor de represión y resistencia de la pareja de mediocentros fue sobresaliente. Lo mismo se puede decir de la capacidad de sufrimiento, una faceta al alza en un equipo necesitado de refuerzos anímicos de cara al Camp Nou, y el alimento liguero de puntos importantes como el de ayer. Hubo pocas concesiones.

Fue un partido sin errores. El ´puños fuera´ de Diego Alves y la atención defensiva fue clave para cortar la sangría en los balones aéreos sufrida en partidos recientes. La colección de faltas directas ejecutadas por los rojiblancos fueron controladas con acierto. Lo mismo que los centros laterales que llegaron vía Juanfran, Arda, Adrián o Diego. En el Manzanares esperaba uno de los rivales más poderosos en ese aspecto, con futbolistas como Godín, Miranda y, sobre todo, Falcao. El enfrentamiento con el Tigre colombiano era un examen de nivel para poner en práctica esa deseada mejoría y funcionó. Su apetito estuvo controlado y el enrachado delantero fue domado cual gatito.

Colaboración decisiva de Rami

El avance en la retaguardia tuvo dos abanderados: Alves y Rami. El francés colaboró decisivamente en el empate cosechado cuando en el minuto 64 fue capaz de frenar un centro con aroma a gol de Falcao y, en la misma acción, sacar bajo palos un segundo zarpazo del colombiano con Alves batido. El cuerpo técnico había machacado a su defensa en el último ensayo sobre cómo defender centros desde uno y otro lado. La consigna era máxima concentración. Misión cumplida.