Aún hay que remar mucho hasta final de curso, el tercer puesto en liga hay que asegurarlo y el Valencia está vivo en la segunda competición europea tras no superar la fase de grupos de la Champions, pero el enorme desgaste que Unai tiene con la plantilla y la afición —que ha entrado en una fase de indiferencia con lo que ven en Mestalla— es lo que ha llevado a la Dirección Deportiva a plantearse un relevo en el banquillo. Se trata de un deterioro bidireccional con el vestuario, ya que analizando los resultados, el objetivo prioritario de clasificarse para la Champions por detrás de Barcelona y Madrid se ha ido cumpliendo en los dos anteriores ejercicios, y en el actual se tiene actualmente una ventaja de cinco puntos con el cuarto clasificado. Emery está tranquilo y es consciente plenamente de la realidad, aunque él también se pregunta internamente si la plantilla da para más después de los últimos traspasos, reemplazados por futbolistas que no tienen la calidad de los anteriores o que no han dado un paso al frente. El vestuario empieza a ser consciente de que el final de ciclo parece muy próximo, en el día a día se nota ese desgaste y en estos casos la solución es buscar una figura con la que se ilusione y se vuelve a enchufar a todos con ideas renovadas.

¿Qué piensa Emery? Él tiene bien claro que debe estar totalmente centrado hasta final de curso y una vez ahí realizar las valoraciones, al considerar que ahora no es el momento. No quiere distracciones de ningún tipo y a él no le preocupa lo más mínimo que se sigan a técnicos futuribles, al considerar que es trabajo de la secretaría técnica porque él acaba contrato. Y su objetivo es, de aquí a final de curso, intentar mejorar en el juego y lograr la clasificación directa para la Champions. ¿Siguen creyendo los futbolistas en el mensaje del técnico? Hay gente descontenta, quizá más de lo habitual en una plantilla, pero el técnico también tiene su opinión sobre los futbolistas y en su libro de estilo no está criticar abiertamente a nadie, siempre lo intenta suavizar antes de dar las correspondientes correcciones. En la entidad también son conscientes que tampoco los jugadores son los mejores del mundo y tienen siempre la razón, pero se considera que esas situaciones forman parte del desgaste que supone estar ya cuatro años en un vestuario, más allá de que son sólo tres los futbolistas que quedan de su primer día. Pero en los momentos difíciles, entre los que se encuentra el actual tras dos derrotas consecutivas y sumar siete puntos de 24, la gente próxima a Unai considera que la plantilla ha defendido al técnico con la boca pequeña, y tampoco el presidente Manuel Llorente ni Braulio Vázquez han salido en su defensa pública.

¿Garantiza el cambio de entrenador que el VCF gane títulos o supere sus registros actuales? No, pero empieza a considerarse necesario. Se observa la necesidad de un cambio a final de curso por el «desgaste» de Unai, un técnico que sí ha tenido opinión en los refuerzos —sin su OK no se fichaba— aunque las limitaciones económicas también se reflejan en el plantel. Emery siempre ha sido un hombre de club y nunca ha hecho una crítica pública y ese aspecto lo ha valorado la zona noble del club, que también lo ve muy trabajador. Pero si no se produce un cambio radical hasta final de curso, el fin está escrito.