Todo el que conoce a Mauricio Pellegrino coincide en una cosa: siempre se ha sentido entrenador, incluso antes de colgar las botas. Como jugador era un auténtico animal de vestuario, siempre interesado por conocer y mejorar, por la táctica, por los detalles, por arropar a los más jóvenes. Cuentan que ya corregía la posición de sus compañeros sobre el terreno de juego. Indiscutiblemente, la vocación de estratega siempre ha estado latente y eso es un indicador inequívoco de cómo sentía el juego y de cómo será su libreto.

Porque sobre Pellegrino han proyectado su doctrina algunos de los mejores entrenadores de la historia. No es una exageración. La impronta de Carlos Bianchi, Marcelo Bielsa, Louis van Gaal, Héctor Cúper o Rafa Benítez está en su cadena genética. En este último caso, además, Mauricio ha defendido sus ideas, primero como jugador y después como ayudante de campo.

Campeones de Argentina, España, Holanda o Sudamérica, técnicos que han ganado copas de Europa, Uefas e Intercontinentales, que han disputado un sinfín de finales, que también se han curtido en la cruel enseñanza de las derrotas. Si se habla de Pochettino como delfín de Bielsa, el ‘Flaco’ también es bielsista, bianchista, vangaalista, cuperista, benitista y hasta ranierista. Pellegrino ha disfrutado del éxito bajo la influencia de cada uno de ellos, no acumula ninguna experiencia como primer entrenador en la élite, pero algún poso de todo eso habrá quedado en alguien que es considerado una esponja, en alquien que piensa en fútbol, habla en fútbol y lee en fútbol. Si es así, hay entrenador.

Influencias integradas

El fútbol tiene varias puertas de entrada. Se puede acceder desde la estética, la contundencia, la fantasía o la garra. Para entender cómo será el Valencia CF del futuro hay que conciliar doctrinas e integrar las influencias de Manuel Pellegrino.

Su trayectoria se ha curtido al abrigo de los mejores. El ‘Flaco’ ha sido alumno de entrenadores que por encima de los títulos han marcado tendencia. El nuevo técnico del Valencia ha sido aprendiz de maestros con mentalidad ganadora, de verdad. Todos manejan conceptos en común: una atracción exagerada por alcanzar el éxito, por potenciar las características de sus jugadores a partir del orden, del rigor táctico y por sus ganas de innovar y enseñar. Estrategas natos que siempre han deslumbrado por su sobresaliente gestión de recursos humanos, que disfrutan formando jugadores. Todos, técnicos que valoran por encima de todo la personalidad, la mentalidad y la capacidad para darlo todo del jugador. La mística de Bianchi, la presión de Bielsa, la mecanización obsesiva de Van Gaal, la austeridad de Cúper, la mezcla de tradición y modernidad de Rafa Benítez, el contragolpe de Ranieri. Estas son los referentes.

Durante su carrera, el ‘Flaco’ se mezcló con todo tipo de entrenadores. Con los que únicamente piensan en el resultado y con otros cuya filosofía es jugar para el público. Desde Hugo Tocalli, que fue a buscarlo a su Leones natal para llevarlo a Vélez, o Roberto Mariani, que siempre cuenta con mucho énfasis que fue él quien hizo debutar a Mauricio Pellegrino de defensor, cuando jugaba en una posición bien diferente. Desde Merlo, que lo llevó al Mundial Juvenil de Portugal, a Daniel Passarella, bajo cuyas órdenes se empleó en la Copa América del año 1997, o el Pelado Piazza.

Rafa Benítez es su inspiración manifiesta y palpable. El entrenador que ganó dos ligas y una UEFA para el Valencia CF se lo llevó a Anfield como futbolista de referencia y le brindó la oportunidad de dirigir a su lado en Anfield e Inter de Milán. Esa herencia debe cobrársela Mestalla. Ahora tomará sus decisiones y exprimirá sus conocimientos. El verdadero discípulo es el que supera al maestro.