Debutó perdiendo contra la Llagostera en Paterna. El sábado volvió a caer contra el mismo equipo, pero solo es una anécdota. En medio hay 19 jornadas en las que Paco López ha conseguido construir un equipo y firmar una vuelta de campeonato brillante. Cogió al equipo en la penúltima posición a siete puntos de la permanencia y, una vuelta más tarde, lo ha clasificado décimo con once puntos de diferencia con respecto al descenso directo. Un milagro en 21 jornadas que pueden valer una temporada más en Segunda B. El mensaje que ha mandado al vestuario es de hacer un último esfuerzo para asegurar la categoría matemáticamente cuanto antes y luchar para que esta temporada más que aceptable se convierta en «brillante». Está en sus manos en las ocho últimas jornadas. De momento, lo que ya nadie la va a quitar es el mérito de haberle dado la vuelta a este Mestalla.

«El objetivo ahora es consolidar la salvación porque matemáticamente todavía no está. Me preocupa que pensemos que esté hecha la salvación, que es verdad que está muy encarrilada, pero hay que seguir igual. Tenemos el final de temporada contra todos los de arriba seguidos. Queremos sellar la permanencia partido a partido. El mensaje que le he trasladado a los jugadores es que tenemos la oportunidad de cerrar la temporada de una forma brillante», aseguraba Paco. Constància, Olímpic, Alcoyano y Espanyol B en el Mini Estadi y Ontinyent, Huracán, Villarreal B y Orihuela lejos de Paterna decidirán la clasificación final de un Mestalla que nada tiene que ver al que cogió Paco López un 27 de octubre de 2012 en la jornada 12. 34 puntos repartidos en nueve victorias, siete empates y solo cinco derrotas son el fruto del trabajo realizado. «A nivel de resultado, que es para lo que viene en un principio, es para estar contentos. Nosotros vinimos cuando el Mestalla estaba penúltimo en la clasificación a siete puntos de la salvación y ahora estamos a catorce por encima del descenso. A nivel de resultados el equipo ha experimentado un cambio grandísimo, pero yo me quedo más con la transformación del equipo a nivel de confianza, de compromiso, de implicación y de querer ser todavía mejor que es la meta que yo me tracé al entrenar a jugadores tan jóvenes porque era el camino que nos iba a llevar a la salvación».

El secreto de Paco es el trabajo de potenciar la confianza y autoestima que ha hecho con los jugadores. El técnico reconoce que a veces ha tenido que tratar a sus jugadores como sus propios hijos. «Era muy importante potenciar la confianza y autoestima del futbolista. Hemos mejorado en eso. De todas las facetas que tiene que dominar un entrenador, cada vez se habla más de la gestión del vestuario. Y no es lo mismo la gestión de un vestuario más maduro que un vestuario tan joven como este caso, por eso es importante que el entrenador seca capaz de transmitir lo que quiere. Son jóvenes, pero no dejan de ser personas. Hay momentos determinados en los que tengo que tratar a mis jugadores como mis hijos. Hay que exigirles, pero a la vez cuando hay que darles cariño y confianza, también hay que hacerlo porque son chicos muy jóvenes».

El primer síntoma que tuvo Paco de que la reacción era posible llegó en el primer partido. Se perdió contra el Llagostera, pero ese día Paco se dio cuenta del verdadero margen de mejora que tenía este equipo. «Aquel día perdimos, pero es verdad que nos dio la garantía que este equipo tenía mucho más fútbol del que la clasificación demostraba». A partir de entonces llegaron los resultados. Paco recuerda con especial cariño la victoria en Xàtiva. Era la confirmación del proyecto. «El Olímpic estaba intratable, era líder, solo había recibido un gol en su campo, estaba invicto... y llegamos y ganamos 1-2». El lunar, por contra, fue la derrota contra el Nàstic tras las Navidades. «Siempre hay partido que no das el nivel». El sábado volvió a tropezar en Llagostera, pero viendo la trayectoria de este equipo solo será una anécdota.