El nuevo delantero del Mestalla nació hace 22 años en Nagareyama, provincia de Chiba, en Japón. Un día, cuando tenía sólo 17, llegó a España para probar fortuna en el Girona, sólo una semana a prueba, pero se quedó. Unai Emery lo descartó este verano en el Sevilla y así se convirtió en uno de los primeros fichajes de Rufete para el Mestalla. El sábado marcó dos golazos al Ontinyent, los dos de cabeza aprovechando sus casi dos metros de altura. Fue el factor diferencial. Otorgó al filial un primer triunfo que llega desde el país del sol naciente, donde su fichaje por el Valencia ha despertado bastante expectación y ya son varios los medios japoneses que han venido a entrevistarlo. En Paterna es todo un personaje pero lo lleva con normalidad, está acostumbrado a llamar la atención. Cuando estaba en el Girona, de hecho, el club llegó a crear una versión de su página web en japonés debido al gran número de visitantes que les llegaban desde allí.

Pero Hiroshi es, ante todo, un futbolista y un chaval que tiene los pies en el suelo. Por mucho que llame la atención por su origen, por el ser el primer jugador japonés en la historia del club, tiene claro que aquí nadie le va a regalar nada. «Estoy jugando en el Mestalla, concentrado al cien por cien en hacer las cosas bien en el filial. Todavía queda mucho por hacer. Mi objetivo es meter goles y si lo consigo algún día saldrá la posibilidad de subir al primer equipo. Jugar en el Valencia es un premio y sé que primero me lo tengo que ganar», dice. Porque para él «fue toda una sorpresa el interés del Valencia, tenía varias ofertas pero lo tuve claro y al enterarme le dije a mi representante que las rechazara todas. Mi motivación es jugar en el Valencia, por eso vengo aquí. Algún día quiero ser jugador de primera división».

Familia, amigos, comida

La historia comienza hace años y a miles de kilómetros de distancia. «Empecé jugando al fútbol en Japón, cuando tenía cuatro o cinco años. No recuerdo muy bien cómo, pero seguro que fue en el equipo del colegio, en mi pueblo. Ya entonces era alto, siempre lo he sido, pero entonces no había delantero ni mediocentro ni nada, recuerdo que era únicamente tocar y correr. Luego, desde que cumplí 10 años he jugado siempre de delantero», explica recordando aquellos primeros años, mucho antes de embarcarse en la aventura de Europa y en concreto de venir a jugar a España. «Llegué con 17 años, las cosas eran un poco complicadas, tenía que vivir solo y no dominaba el idioma, tuve un traductor durante medio año», recuerda, aunque ahora sigue sin ser fácil: «en mi tiempo libre me conecto a Skype para hablar con mi familia, los echo de menos, pero me gusta mucho España. Me gusta el flamenco, la comida, la cultura, la gente€ Estoy muy adaptado. ¡La temperatura es genial, hace buen tiempo siempre!». Por este orden, lo que más añora de Japón es «la familia, los amigos y después la comida (ríe)».

Villa, Silva, Mata, Joaquín...

Su admiración por el Valencia CF no es de ahora. «Cuando vivía en Japón „explica„ ya conocía el Valencia. Es un equipo muy grande en Europa. Mis amigos en Japón también lo conocen. Cuando estaban Villa, Silva, Mata, Joaquín€ ¡Era un equipo enorme! La gente que conoce el fútbol siempre conoce a los mejores del mundo». En su etapa en el Sevilla, donde jugó 32 partidos y marcó 20 goles, alucinó al lado de Kanouté: «entrené con él alguna vez, es un jugador espectacular y había muchas cosas que aprender de él. Aquí también he entrenado en el primer equipo del Valencia, quiero aprender de todos los delanteros de aquí, compartir ratos con ellos es buenísimo para mí. ¡Son delanteros del Valencia, de primera división!», dice fascinado. Y más allá de la altura, que es lo primero que llama la atención, ¿cómo es Hiroshi? Él mismo se define: «Soy un futbolista que juega fácil y siempre busca el remate. Conozco mis limitaciones, juego siempre a uno o dos toques, cuando empiezo a conducir€ (ríe) Ese no es mi trabajo, siempre pienso en cómo puedo ayudar mejor al equipo. De momento creo que estoy haciendo lo correcto, ojalá no me equivoque».

Pareja con Chumbi

No se equivoca. Se ha convertido en un fijo al frente del ataque en el Mestalla. A pesar de medir casi dos metros no es un delantero torpón, es relativamente rápido y bueno técnicamente. Ha jugado los tres primeros partidos de Liga como titular al lado de Chumbi. «Estoy muy cómodo cuando juego con él, somos dos jugadores muy diferentes, yo más corpulento, él cae a los espacios. Nos alternamos en las tareas defensivas. Cuando él está libre, yo defiendo. Tenemos que mejorar mucho más, pero mi sensación es que nos compenetramos muy bien. El sábado marqué dos goles€ tuve un poquito de suerte», bromea. «No sé concretamente cuál es el objetivo del Mestalla este año, pero mi objetivo es ganar. Quiero ganar todos los partidos y meter muchos goles, tengo que trabajar para el equipo y estoy muy contento, con los compañeros, con el entrenador€ Siempre que llegas nuevo a un equipo es un poco complicado. Tienes que adaptarte a una nueva ciudad, a nuevos compañeros, a todo€ Pero me están ayudando mucho». Vive sólo, en un piso de la avenida de las Cortes.

«Hay quien me dice que tengo altura de baloncesto», reconoce, pero aunque es alto vive en la tierra. Ha sido internacional sub´19 y sub´21 con Japón y le brillan los ojos al decir que «ojalá pueda llegar algún día a jugar con la selección absoluta», pero los sueños no le van a distraer del trabajo diario. «Si llego a primera división tendré opciones de jugar con Japón, pero no quiero pensar eso. Ahora tengo que concentrarme en el Mestalla».