Bankia y la Generalitat Valenciana anuncian que esta misma semana habrá una solución para el problema del Valencia CF. Dicho así no parece poco, después de los muchos meses de zozobra por los que ha atravesado el club mientras, como reconocía el propio President Alberto Fabra, «nos hemos estado pasando la pelota el uno al otro». La decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, que el pasado viernes devolvía la validez al aval del Instituto Valenciano de Finanzas a la Fundación VCF, ha activado todos los resortes. Lo que no sabemos es cuál es la solución, si es la mejor para el Valencia, para Bankia o para quién, pero así lo demuestran no sólo las palabras, sino los gestos y las miradas que intercambiaron el propio Fabra y José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, durante un primer encuentro en Valencia que concluyó con este mensaje del presidente del gobierno valenciano: «en estos momentos nosotros somos los avalistas de nuevo, vamos a analizar la situación de forma conjunta con Bankia para encontrar la mejor solución que satisfaga a todas las partes, a Bankia, a la Generalitat y por supuesto al Valencia».

La solución está en marcha ya en los despachos y al fondo del pasillo está el futuro del Valencia CF, que es además de un club de fútbol uno de los estandartes de la marca Valencia en el mundo. La propiedad del mismo está en poder de la Fundación VCF, pero gracias a un crédito que le concedió Bankia „en su momento Bancaja„ con el aval del Instituto Valenciano de Finanzas, y que se encuentra en situación de impago. Para colmo el pasado mes de marzo el Juzgado número 3 de Valencia dictaba un auto que anulaba ese aval de la Generalitat, a demanda de dos accionistas, decisión que dejaba a la entidad bancaria con más de 80 millones comprometidos en un préstamo sin más garantía que la prenda de las acciones, que además han reducido su valor nominal a la mitad por decisión de la Junta en noviembre de 2012.

¿Y cuál va a ser la solución? «Vamos a estar analizando en los próximos días cuales son las distintas alternativas y a ver si a final de semana ya hay una idea clara», afirma Fabra. Más claras son las palabras de Goirigolzarri, que habla poco pero no descarta nada: «lo que tenemos que hacer es trabajar y en ello estamos, en el nuevo entorno jurídico, para encontrar soluciones que sean positivas y buenas tanto para el Valencia como para la Generalitat y Bankia. Todas las alternativas están abiertas y las tenemos que analizar con gran profesionalidad y en base a eso se tomarán las decisiones», explica. En efecto, todas las alternativas están abiertas incluída la de la venta del Valencia CF, pero o mucho cambian las cosas o Amadeo Salvo y Aurelio Martínez seguirán adelante con su proyecto al menos durante unos meses, aunque sus previsiones de ingresos para los próximos años sobre todo para la Fundación no acaban de convencer.

Para la Generalitat Valenciana la gestión de esta crisis del Valencia CF es un arma con doble filo, un problema en el que se cruzan sensibilidades y más en tiempos de recortes y dificultades para una parte muy importante de la población, y del electorado. Una vez asumido el aval, Alberto Fabra no pierde la oportunidad de recordar de dónde viene el problema, es decir, de una época anterior que nada tiene que ver con la actual y con distintos gestores. «Es una situación que a nadie nos gustaría vivir, la Generalitat no está para avalar equipos de fútbol ni para pagar intereses de equipos de fútbol, en la línea de lo que estamos haciendo que es priorizar aquellas cuestiones que son fundamentales para los ciudadanos. En eso no entra avalar a ningún de fútbol y aquí en la Comunitat Valenciana tenemos varios, pero dada esa situación lo que tenemos que hacer es actuar con inteligencia y para eso necesitamos también la comprensión, la sensibilidad y también la profesionalidad de entidades como Bankia». Aquí es donde, con un juego de miradas que delata al que ahora está en posición de desventaja, dice Fabra eso de que «durante estos meses hemos estado pasándonos la pelota a ver quién tenía que ser el avalista», una situación que bien sabe el President que ha llegado a encrespar a los responsables del banco. «Más que enfado cada uno en los distintos momentos tiene que defender sus intereses, pero eso no obsta para que haya una relación a nivel personal magnífica», argumenta el presidente de Bankia, que tiene miles de millones comprometidos en esta comunidad.