Rosario (Santa Fe) es la ciudad por excelencia del fútbol argentino, la cuna madre del juego de potrero -terreno inculto y sin edificar, donde suelen jugar los muchachos-. La tierra de Messi, Banega o el blanquinegro Fede Cartabia. A sólo cinco kilómetros de la metrópolis, en una extensión repleta de canchas, se asienta la academia futbolística más fructífera de Argentina, la Renato Cesarini. Escuela y prestigioso club amateur al mismo tiempo, bajo la dirección del exjugador Jorge el ´Indio´ Solari y el lema de «proteger el futuro, amar y respetar al niño». Un modelo ejemplar en la formación de jóvenes talentos que acabará próximamente su contrato de filial con Boca Juniors y al que el Valencia le ha echado el ojo.

Aparte de apuntar en la libreta los nombres de los jugadores emergentes en el Torneo Inicial, los dos técnicos de la Academia, que en días pasados trabajaron sobre terreno sudamericano, aprovecharon buena parte de su tiempo para contactar con la Renato Cesarini, donde se cuida al más mínimo detalle la progresión de más de 300 niños. Todos, desde no hace demasiado tiempo, equipados con ropa de la marca Adidas. Los planes de Rufete, mánager general deportivo, son firmar un acuerdo de colaboración con la escuela con tal de tener derechos preferentes o un tanteo sobre las futuras promesas de un club en el que aprendieron pibes como Mascherano, Demichelis, el sobrino del fundador, Santiago Solari o el valencianista Piatti.

La experiencia del Duende

«Es una escuela en la que se enseña lo principal del fútbol y que da una oportunidad a los chicos del interior de Argentina, que no lo tiene tan fácil como los de Buenos Aires. Allí aprendes cosas muy lógicas, no sólo en el campo. Me tocó hacerlo desde muy pequeño, con 14 años, y la verdad es que lo valoro mucho porque me ayudó a madurar bastante», recordaba con nostalgia el ´Duende´ blanquinegro como le inculcaron valores no sólo futbolísticos en la Renato Cesarini, sino también educativos y éticos.

Los principios de la Cesarini „además de los clásicos alevines, infantiles o cadetes, cuenta también con un equipo femenino„ encajan con la filosofía renovada que Rufete está implantando en Paterna. Lo primero es el respeto a los niños. El estudio y una vida ordenada fuera del campo y la calidad dentro del terreno de juego. Talento por encima de lo físico, sobre todo, en edades tempranas. Así contó Piatti como volvió al club tras unas pruebas en uno de los grandes: «Estaba en la Renato Cesarini y me convocaron para hacer pruebas en las inferiores de River Plate, fui, la pasé muy bien, pero no les convenció mucho mi altura, mi físico. Como que me apartaron un poco y no me volvieron a llamar». Más tarde despuntaría con Estudiantes.

Estudio de todos los equipos

Los técnicos desplazados a Argentina, José Jiménez y Joan Salvans, estudiaron la metodología de trabajo de la Cesarini, el funcionamiento de la escuela y observaron vídeos de los equipos y los mejores jugadores rosarinos.

Secretarios técnicos en Europa, América y Asia

Los contactos con la escuela Renato Cesarini prueban la voluntad del Valencia de extender sus redes de captación, en este caso para la Academia, a todos los rincones del planeta fútbol. El objetivo, como dijo ayer Rufete en su presentación como mánager general deportivo, es «tener directores de la secretaría técnica en cada continente y así ser más rápido a la hora de detectar un talento». En principio, el plan es comenzar por un dominio más amplio de Europa, con un secretario técnico dedicado en exclusividad al Viejo Continente, y hacer lo mismo en América y Asia. En edades comprendidas entre los 16 y los 20 ó 21 los jugadores son más baratos que lo que pueden costar unos años más tarde si la progresión continúa y se consolida. Siempre habrá excepciones, pero en definitiva estos seguimientos pueden significar un ahorro para las arcas del club. Los primeros ejemplos del trabajo en el continente americano de Salvans y Jiménez son el estadounidense Agudelo y el argentino Correa, cuyos nombres están en la agenda.