Amadeo Salvo se enfrenta a su primer test

Hace poco de seis meses Amadeo Salvo sera elegido presidente del Valencia en una junta general extraordinaria convocada para renovar el consejo de administración. Salió de allí prácticamente a hombros, después de cautivar a la gran mayoría de accionistas presentes con un discurso ambicioso y de unión, eran los aires de cambio que un sector importante del valencianismo venía reclamando desde tiempo atrás. Hoy, 10 de diciembre, Salvo se enfrenta a su primer gran test en una junta ordinaria en que se aprobarán las cuentas del ejercicio anterior y el presupuesto del presente, que sufre un importante receso debido a que el equipo no logró en la última jornada la clasificación para la Liga de Campeones.

Pero es también la primera junta en la que se sentará en la mesa presidencial y tendrá obligación de contestar a las preguntas de los accionistas sobre su gestión en estos meses. Ahí le pasará factura la situación deportiva del equipo, muy lejos de la zona Champions en la que se ha movido en las últimas temporadas pese a haber prescindido cada año de algunas de sus figuras. Responderá de su compromiso público de no vender estrellas y de mantener un equipo «igual o mejor" que el del año anterior, precisamente ahora que el equipo está noveno en la clasificación, a 20 puntos del líder y a 9 de la Liga de Campeones.

El contrato del estadio

Salvo defenderá hasta los últimos extremos su gestión al frente del club y transmitirá a la junta que su consejo tiene en marcha planes para llevar a cabo sus objetivos, que son básicamente la mejora de los resultados deportivos y de los ingresos procedentes del área de marketing y comercial, además de la obtención de recursos para la finalización de las obras del Nou Mestalla, que es el punto capital. El presidente explicará a los accionistas en qué consiste el acuerdo que se está buscando con alguna de las tres multinacionales que tienen interés en participar en el negocio del nuevo estadio, AEG, Sportfive y Legends. Se trata de obtener financiación para acabar el estadio firmando un acuerdo de explotación comercial y de determinados servicios del mismo durante los próximos 15 ó 20 años, un contrato que va más allá de las obras y cuyo montante total estaría por encima de los 200 millones de euros. Es la única vía que está trabajando el club para cumplir el sueño de mudarse al nuevo estadio, porque ni tiene el dinero ni posibilidad de acceder a crédito para afrontar la obra.

Todo está pendiente de una difícil negociación con Bankia para refinanciar al crédito de la Fundación, único punto que puede dar a la sociedad al menos la estabilidad para desplegar todos estos planes de futuro. El otro es la venta y en ese aspecto tanto Salvo como Aurelio Martínez, en cuanto surja la pregunta, explicarán las razones por las que no hay intención de vender a menos que aparezca un inversor que acredite garantías suficientes.