Unos defenderán a Manuel Lanzini y habrá quien sugiera el nombre de Héctor Villalba. Pero ahora mismo, los talentos jóvenes que marcan la pauta en Argentina son Ángel Correa (San Lorenzo) y Rodrigo De Paul, el 10 de Racing que ha seducido a los responsables deportivos del Valencia CF. Rufete está trabajando para echar el lazo a un futbolista que mezcla magia, personalidad, elegancia y un potencial tremendo. Tiene 19 años, pero no es una apuesta a lo loco. Más bien al contrario, la operación responde a la necesidad de incorporar a un futbolista con ADN de crack. Roberto Ayala es otro de sus avalistas, el ´Ratón´ lo conoce a la perfección. Precisamente, el centrocampista fue una de las debilidades del técnico durante su ciclo como director deportivo de la Academia. La apuesta se justifica al verlo jugar. En su gira por Argentina, los ojeadores del Valencia lo han visto en directo en cuatro partidos, pero en realidad no hace falta tanto para apreciar el talento de Rodrigo. El argentino es uno de esos futbolistas que entran por los ojos y te atrapan, no sólo por la brillantez de sus gestos, sino por la trascendencia de su juego en el fútbol del equipo.

Los grandes elogios en Racing de Avellaneda siempre han sido para otros chicos de su generación como Luciano Vietto, Bruno Zuculini, Luis Fariña (propiedad del Benfica) o Adrián Centurión (en el Genoa), pero la perla guardada es Rodrigo De Paul. La Juve lo tenía en su agenda desde el verano pasado, al Arsenal también lo ha estado cortejando y el Udinese -célebre por su sistema de captación- está en plena pelea con el Valencia por su fichaje. Pero... ¿Cómo es? No esperen encontrar un ´jugón´ de metro setenta. De Paul -que roza los 180 centímetros de altura- ha inscrito su zancada estilosa y su potente disparo como cualidades marca registrada. Centrocampista capaz de cubrir cualquier posición en tres cuartos de campo, hace daño pegado a la cal y rompe por dentro. Es un placer ver como conduce la pelota a toda velocidad con la cabeza levantada y ese no es un detalle baladí, rezuma clase.

De Paul nació como ´enganche´, como 10 clásico de la escuela argentina. Los modelos en los que se fue fijando para dar forma a su estilo son Juan Román Riquelme y Zinedine Zidane. Esa cadencia sigue presente. Sin embargo, el joven jugador ha explotado en primera jugando en la banda izquierda, desde donde desborda, traza la diagonal hacia el área y busca el golpeo de media distancia con su pierna hábil, la derecha.

Explosión como ´extremo´

Engancha para adentro y patea al arco. Esa es su jugada típica. El cambio producido por Luis Zubeldía -su primer entrenador en la Academia- es imprescindible para entender la dimensión actual de Rodrigo, cada vez más completo y versátil. El actual técnico de Liga de Quito fue quien lo hizo debutar en Racing siendo un adolescente.

Desde su presentación oficial ante Atlético de Rafaela ha acumulado cerca de 60 partidos actuando en banda izquierda, banda derecha, mediapunta y segundo delantero. Durante la breve estancia de Carlos Ischia recuperó su rol de enganche, pero con ´Mostaza´ Merlo se ha asentado definitivamente como líder creativo de Racing desde el sector izquierdo. Pide la pelota, no se esconde nunca e intenta canalizar el juego ofensivo de su equipo. Ahora mismo está en un momento de forma enorme, donde es capaz de resolver partidos con una genialidad. De Paul está acostumbrado a rendir en equipos que tratan de ser cortos y compactos, que no se tiran atrás. Su cambio ritmo y verticalidad, son superiores a la media en Argentina. Si tiene que desbordar por afuera, ganar línea de fondo y tirar centros, lo hace. Encara y busca el uno contra uno para aprovechar la mezcla de clase y velocidad que ofrecen sus piernas. Rodrigo ofrece muchas posibilidades. Tiene margen de mejora físico y táctico. Cuando tiene la pelota necesita cuidarla más, a veces se precipita y decide muy rápido, cuando podría darle más pausa al juego. Conceptos que mejorará con el tiempo porque todavía no es un jugador terminado, al contrario, está en plena curva ascendente.

Esponja con ganas de crecer

Aquí nadie ha llegado con una varita mágica y le ha dicho vas a ser el mejor jugador del mundo. Su presente es cuestión de sacrificio, trabajo y confianza, valores que también marcan su vida fuera del terreno de juego. Natural de Sarandí, De Paul comenzó a jugar al fútbol con tres añitos en el Club Belgrano. Con siete fue a acompañar a un amigo a probar en Racing y como tantas veces sucede, su colega no entró y él ya no se movió de la Academia. Hombre de club, jugador de equipo con valores de equipo, aún hoy pasa por su club de barrio para entrenar a los niños. De Paul devora fútbol, le encanta ver partidos y fijarse en jugadores para aprender e incorporar cosas nuevas a su repertorio. Siempre intenta aprender de los compañeros con más experiencia. Si intenta una rabona o un taconazo no lo hace para adornarse, sino porque es el recurso técnico más práctico para resolver el problema que plantea el juego.

Capitán y líder a los 19 años

Tras superar un momento bajo el pasado semestre, contagiado por la inestabilidad deportiva e institucional de Racing, De Paul se ha levantado hasta constituirse en el jugador más importante del equipo. En unos pocos días cumplirá 20 años, pero su personalidad está a prueba de bombas. Se ha echado a un equipo grande y con problemas a la espalda y ha sido nombrado capitán con 19 años. Todo carácter, también expuso una fuerte personalidad cuando solicitó en el vestuario llevar el número 10 (llevaba el 20), un dorsal que no es cualquier cosa en el fútbol argentino. ´Rodri´ ha madurado superando momentos complicados que le han preparado para afrontar cualquier cosa que venga en el futuro. Referencia para sus compañeros, el balón no le quema en los pies, lo quiere y asume la presión con naturalidad. Disfruta jugando y eso se nota, en De Paul intervienen la responsabilidad profesional, el arraigo racinguista y la pasión por el juego.