Ya lo hicieron en el mes de enero con las escasas posibilidades de que disponían, pero Rufete y Ayala han vuelto a montar una auténtica revolución en el mercado de verano. Desde que acabó la temporada, y especialmente en las últimas semanas, han puesto patas arriba la plantilla, sacando diez futbolistas para fichar otros seis, que con Nicolás Otamendi son en total siete. Y todo apunta a que todavía habrá más. El mánager general deportivo marca las directrices, la secretaría técnica desarrolla el trabajo a lo largo de la temporada y Ayala es quien se encarga de hacer el marcaje final a los futbolistas, una estrategia con la que el Valencia está haciendo pleno con todos sus objetivos.

"Hola, soy Fabián Ayala y vengo a ficharte". Es la tarjeta de presentación cuando el técnico del Valencia se va a por un futbolista que el club ha decidido incorporar. En realidad, no hace falta ni que la enseñe, la mirada basta. Por lo que hemos visto en los últimos días con las adquisiciones de Mustafi y Lucas Orbán, pocos son los que se resisten a la visita cuando el ´Ratón´, uno de los mejores defensas centrales en la historia del fútbol, llama a su puerta. "Cuando me llamó Ayala me puse a temblar", declaraba Nicolás Otamendi nada más llegar para iniciar su nueva etapa en Valencia. Su fuerte, como lo era en el campo, es el cuerpo a cuerpo. Lo suyo son los futbolistas, tiene el fino olfato que da el oficio y la experiencia. Se va a por ellos y de inmediato les hace la radiografía. Todos los que tiene en la agenda son jugadores de nivel para el Valencia, pero busca sobre todo al profesional y a la persona.

Llegó en diciembre

Ayala se incorporó a la secretaría técnica oficialmente a finales del mes de diciembre, aunque ya llevaba tiempo atendiendo encargos de Salvo y Rufete en Argentina. Fue, de hecho, determinante en el fichaje de Juan Antonio Pizzi, que esos días era el entrenador más cotizado en su país después de proclamarse campeón con San Lorenzo. No tardó en convencerlo.

Pocos son los disparos que ha fallado el departamento técnico que dirije Rufete mano a mano con Joan Salvans y con la presencia imponente de Ayala, que rescató a Otamendi del Oporto y apostó por un joven valor argentino como Rodrigo de Paul. Cuando el Valencia vio que iba a perder definitivamente a Mathieu, Fabián no se inmutó en absoluto, los centrales son su especialidad y tenía claro que con los 20 millones que Amadeo Salvo le sacó al Barcelona le iban a sobrar casi la mitad para traer dos futbolistas del nivel que exige el Valencia. En apenas tres días, Skhodran Mustafi, internacional y campeón del mundo con Alemania, y Lucas Orbán, internacional con Argentina, se sumaban al proyecto, dos negociaciones rápidas, discretas y efectivas.

Sin embargo, el trabajo ingrato para una secretaría técnica siempre es sacar jugadores con los que no se cuenta y aligerar la nómina para cumplir con los preceptos de la Liga Profesional. Primero fue Pabón, cinco millones de traspaso al Monterrey de los que 3,7 se fueron al fondo de inversión Doyen, que financió el fichaje con el Valencia. Rami, traspasado al Milan. Fede Cartabia salió cedido al Córdoba y Ricardo Costa se iba con la carta de libertad a un retiro dorado en los Emiratos. La de Juan Bernat al Bayern de Múnich fue la primera gran venta y después llegaría la de Mathieu, jugador importante con el que contaban para esta temporada y muchas más. Sin embargo, la estrategia de desgaste que terminó con el importe total de su cláusula en las cuentas del Valencia, lo que daba un margen importante para rearmarse en defensa. Míchel y Guaita se fueron al Getafe y, en una última maniobra para hacer sitio al fichaje de Lucas Orban, Víctor Ruiz se marchó cedido al Villarreal y Aly Císsokho vendido al Aston Villa.

Lo que falta por hacer

Banega puede ser el próximo entre los que restan para completar la Operación Salida, su destino está entre el Sevilla y el Benfica. Después Jonas, Postiga y Viera. ¿Acabará ahí la transformación integral de la plantilla? No. Llegará al menos un mediocentro que salvo sorpresa mayúscula será Enzo Pérez, por cuyos derechos tiene un acuerdo Lim y que tiene el OK de todos técnicos y entrenador. Si como parece se complica la cesión de Zuculini y no viene otro centrocampista se puede quedar Guardado, aunque aún tienen balas en la recámara. Puede haber movimientos en la banda derecha de la defensa y, para culminar, llegará un delantero que complemente a Rodrigo y Alcácer.

El único error, por decirlo de alguna manera, fue no poder retener a Keita, con el que Rufete contaba para ser el guía de los muchos jóvenes que han llegado. Los técnicos, antes, descartaron la continuidad de Senderos y Oriol Romeu, que estuvieron la pasada temporada.