Si hubo unos aficionados que vivieron con especial intensidad la venta de la Fundación a Peter Lim fueron los miembros de su peña. Su presidente, Fran Ros, confía que con su llegada el Valencia vuelva a situarse en la elite del fútbol mundial y asegura que al empresario se le dará una gran bienvenida. «Espero que con Lim el Valencia compita otra vez por ganarlo todo. Estoy seguro que cuando llegue tendrá un acogida muy cálida. El hecho de que ya tenga una peña con su nombre es una buena muestra de ello. Así verá lo agradecidos que estamos por lo que ha hecho y hará por el Valencia», asegura.

La peña que preside apenas tiene unos meses de vida, pero de momento ya dispone de un logotipo que fue presentado este viernes y que Ros espera hacerle llegar al empresario de Singapur. «Queremos dárselo a alguien del club para que se lo enseñe a Peter Lim y poder explicarle así su significado». Para la presentación en sociedad de la peña en septiembre su presidente espera que pueda acudir el propio Peter Lim. «Queremos invitar al presidente de la Agrupación de Peñas y nos gustaría que viniera Amadeo Salvo o algún miembro de la junta directiva. Y luego si también pudiera acudir Peter Lim, aunque sé que es una posibilidad remota, o algún representante suyo, estaríamos encantados, esta es su casa».

Historia de la peña

La peña valencianista Peter Lim surgió a través de una iniciativa de un grupo de valencianistas que decidieron fundar una peña con el nombre del empresario asiático como gesto para agradecer su llegada al club y mostrar el aprecio de los aficionados por haberles devuelto la ilusión. Su sede se encuentra en el restaurante el Racó del Falleret, habitual en el mundo fallero, y donde podrán verse en una pantalla gigante todos los partidos del nuevo Valencia de Nuno. «La peña es en motivo de agradecimiento a Peter Lim y a todo su entorno por haber querido invertir en el Valencia pese a todas las trabas que se le han puesto», añade Ros.

Su inauguración oficial como peña, formando parte de la Agrupación tendrá que esperar aún dos años, lo habitual en los trámites.