Unas cuantas horas después los valencianistas todavía se frotan los ojos. No dan crédito. Miran la clasificación y su equipo es líder. Y lo es por méritos propios. Por una parte es evidente que no se puede ser líder en la quinta jornada por casualidad, se requiere haber sido el mejor en esos cincos partidos, otra cosa es calibrar para qué sirve ser el mejor en los cinco primeros partidos de Liga. Por lo visto, si eres el entrenador de ese equipo que es el mejor en los cinco primeros partidos, sirve de poco. Nuno Espirito Santo: «La clasificación en estos momentos no es determinante, no es algo que nos obsesione porque es muy temprano, llevamos pocas jornadas y es buen estar ahí. Que la gente disfrute, pero nuestra concentración están saber aquello que tenemos que mejorar como equipo».

Efectivamente, no sirve de mucho si eres el entrenador, pero sirve si ese equipo es un grande que hasta hace unos meses se desangraba deportiva y económicamente y cuya meta era conformarse con entrar en la Liga de Campeones para vender cada temporada a cada jugador que despuntara. Sirve de mucho ser líder en la quinta jornada si eres aficionado de ese equipo. No hay más que ve lo entusiasmados que están los aficionados del Valencia. ¡Alegría pura! Si hasta lo dice el propio entrenador, «que la afición disfrute» y eso hace, «que nuestro trabajo es mejorar como equipo» que también se hace. Efectivamente, detrás del liderato del Valencia hay un plan y hay aciertos, pero sobre todo, hay mucho trabajo y planificación.

Lo primero ideas claras, es decir, los mensajes que se mandan desde el Valencia son acordes con los hechos. Rufete, actual Manager General Deportivo del Valencia ha construido el equipo bajo una premisa: «En el Valencia están los que quieren estar». Lo dijo el pasado domingo 7 de septiembre, pero más importante es que lo dijo en el vestuario del primer equipo en cuanto accedió al cargo. Analizada mínimamente, esa frase no dice que hubo un tiempo „no demasiado lejano„ en que había jugadores que estaban pero no querían estar, pero es una idea que va implícita en su mensaje. Entre otros, Rami, Canales y Banega son la prueba de que el mensaje va acompañado de los hechos. Otamendi, Javi Fuego, Mustafi, Rodrigo y Andre Gomes son otra prueba, están porque quieren estar.

Cuando accedió Rufete al cargo. Tal vez fue ahí cuando comenzó a fraguarse este liderato que aunque sea poco trascendente no es pasajero porque el Valencia de Nuno es un equipo pensado para competir sin miedo que se puede definir con dos palabras; ambición controlada. Pero volvamos otra vez al mes de enero de 2014. Fue una época de decisiones difíciles y arriesgadas cuyos frutos florecen ahora. Ahí empezó a aplicarse aquello de «aquí están los que quieren estar» que tanto brilla ahora, y que en palabras del propio Rufete ha sido la piedra filosofal bajo la que se ha confeccionado una plantilla que es la envidia del fútbol español.

El pasado jueves por la noche, en cuanto terminó el partido ante el Córdoba, el director deportivo de un equipo con tradición en Europa decía a su acompañante en el Palco VIP de Mestalla: «Hacía mucho tiempo que no veía un equipo con tanta energía». Efectivamente, nuestro amigo el director deportivo desconocido había dado en la diana; el Valencia de Nuno es pura energía y quizá por ello llega tanto a la grada y tiene enamorada a su afición. Pero en este Valencia, ni si quiera la energía del equipo es casualidad. De hecho, en fútbol nada es casualidad y todo tiene una explicación. Hay muchas maneras de tener energía, «vamos como motos» dicen los jugadores. Algunos hasta aseguran sentirse «más rápidos y más fuertes que antes€». En otras palabras, las piernas van porque la preparación física ha sido excelente durante la pretemporada, algo que no se puede decir de las dos pretemporadas anteriores „Pellegrino y Djukic, para más señas„.

Solucionado el porqué de la energía física, vayamos ahora a la energía ´mental´, por llamarla de alguna manera. Aquí encontramos de nuevo que las palabras van seguidas de los hechos. Ejemplos: Amadeo Salvo el pasado nueve de agosto, ante todas las peñas valenciansitas en Alzira y con la venta a Peter Lim pendiente de un hilo: «Es difícil vencer a quien no se rinde€». Nuno en rueda de prensa después de que su equipo se ponga líder tras ganar 3-0 al Córdoba: «Los jugadores han querido ganar, ya tienen eso en su carácter, ya sienten lo que es ganar, y cuando sientes eso, se convierte en una obsesión, y nosotros estamos ahora en ese punto». Rufete en una entrevista a SUPERDEPORTE „en una de las pocas entrevistas que ha concedido esta temporada„: «Tenemos que acostumbrarnos a ganar, no a perder.

Que nos gane el rival y no que perdamos nosotros». Estas son las palabras del Presidente del club, del Manager General Deportivo y del entrenador. Ahora vayamos a los hechos; los futbolistas del Valencia han visto el esfuerzo de Amadeo Salvo para que la venta salga adelante y el Valencia, como empresa, no entre en concurso de acreedores. Han visto el esfuerzo de Salvo y Rufete para hacer un proyecto ambicioso. Los jugadores ven a diario el trabajo de un entrenador que en su mejor momento como técnico valencianista asegura que la euforia de los resultados le lleva a dedicar todo su tiempo al equipo para mejorarlo, ven a Nuno exigir en cada entrenamiento y ser justo con aquellos que hacen méritos, pero sobre todo los jugadores del Valencia ven a una afición volcada con el equipo que los recibe en cada partido de Mestalla con cánticos hasta el punto que los jugadores al llegar sienten que ya van ganando 1-0€ ¿cómo fallarles? En definitiva, por primera vez en mucho tiempo, los jugadores del Valencia ven que el Valencia es un club muy grande.

¿Y cómo se detecta eso en un equipo de fútbol? Es la ambición controlada del equipo de Nuno, que es otra forma de decir aquello de «partido a partido» que ahora se le atribuye al Cholo Simeone pero que existe desde que existen los entrenadores de fútbol. Se detecta cuando en el minuto 89 de partido, ganado 3-0 al Córdoba y con el liderato en la mano, Carles Gil, Javi Fuego y Orban presionan la salida de balón del rival hasta el punto de arrinconarlo en el córner y allí, tratar de recuperar la pelota para marcar otro gol. Se detecta en la energía que llega a la grada transformada en ilusión, se detecta en la foto que Álvaro Negredo y Zuculini colgaron en las redes sociales enseñando al mundo tres dedos como los tres goles que habían visto marcar a sus compañeros, se detecta en las palabras de Feghouli cuando dice que hasta Negredo tendrá que ganarse el puesto y se detecta en el propio Negredo, que es el fichaje estrella pero trabaja como el que más para estar cuanto antes con el equipo y cada día que pasa acorta plazos para volver. Y se detecta al final de cada partido cuando Nuno y los futbolistas se dirigen al centro del campo a saludar a los aficionados.

Digamos que ha nacido un equipo que no teme a nada pero que tiene los pies en el suelo, y sobre todo, digamos que no ha nacido por casualidad. Valga como prueba que las caras de los jugadores en la sesión de trabajo de ayer eran de felicidad y no de euforia. Y valga también que después de hablar con Carles Gil, Javi Fuego, Parejo y Orban, Nuno reunió a sus futbolistas y les habló, y con una contundencia tranquila golpeaba con el puño de una mano la palma de la otra mientras repetía una y otra vez que «tenemos que dar lo máximo de cada uno en cada partido», ya saben, aquello de ´euforia controlada´ que el aficionado de la calle prefiere llamarlo ´TORNEM´.