No hay mejor garantía para un futbolista que la confianza de su entrenador. En ese sentido, Filipe Augusto llega avalado por la perseverancia de Nuno Espírito Santo. El empeño del técnico portugués ha sido determinante para la incorporación del joven mediocentro brasileño del Rio Ave. Los dos coincidieron como maestro y discípulo durante dos —muy buenas— temporadas en Vila do Conde. Filipe domina el modelo de juego y Nuno conoce la respuesta del futbolista sobre el campo, comprende que su fichaje multiplica las posibilidades de la sala de máquinas. El nuevo ‘cuatro’ blanquinegro no sólo activa la competencia en la posición de Javi Fuego, también entrará en rotación con el resto de futbolistas de la medular, aunque con un perfil complementario. Filipe Augusto es un mediocentro defensivo moderno, disciplinado tácticamente, pero con un área de acción que va más allá del clásico pivote defensivo posicional. Hace el trabajo sucio, pero no juega feo. Es eficiente a la hora de cerrar el paso al rival en la zona central, pero también le gusta arrancarse al ataque con el balón pegado al pie. En cualquier caso, su mejor versión con la pelota emerge cuando procura ser rápido y certero a la hora de lanzar las transiciones rápidas.

Rufete destacó la multifuncionalidad del joven futbolista bahiano (nacido en la localidad de Itambé, hace 21 años) durante el acto de su presentación: «Puede jugar de ‘seis’ y de ‘ocho’ por su versatilidad». La afirmación descubre de forma concreta la naturaleza de Filipe. El mediocentro es capaz de realizar funciones ‘mixtas’: muerde en la presión y recupera gracias a su intensidad, pero también es capaz de asociarse, enlazar y llegar al ataque gracias a su potencia física. El propio brasileño insistió en esa doble vertiente en su personalidad futbolística en su puesta de largo. Sus modelos son los dos mediocentros de la selección brasileña: «Mi referencia es Luiz Gustavo, que no pierde la marca. Pero también me gusta salir jugando como Paulinho». Posicionamiento y recuperación. Toque y salida rápida buscando la yugular del enemigo. Todo eso lo ha mostrado en sus tres temporadas en Rio Ave, donde su evolución técnica, física y táctica ha sido constante.

Filipe reconoce que su rendimiento óptimo aparece cuando opera por delante de la defensa. Cuando hace de Luiz Gustavo muestra su versión más fiable. Juega simple. Es consciente de los riesgos y busca la eficacia, la seguridad. Roba y toca. Virtudes que se difuminan cuando pelea en la posición de Paulinho. Ahí realiza una función clave en la primera línea de presión, ahogando la salida del rival. Enlaza y se ofrece con personalidad, pero se nota que no es un organizador y tampoco un fantasista capaz de romper la zaga rival con un último pase. Recorre el campo de área a área, pero la exigencia creativa en ese rol deriva en errores en la toma de decisiones; confía en exceso en su físico, abusa de la conducción y falla pases sencillos.

Papel clave en Rio Ave

Cuestión de adaptación y crecimiento. Filipe Augusto ha demostrado de ser un cuatro por cuatro en la sala de máquinas. Mediocentro defensivo, interior izquierdo, box-to-box. El brasileño no es un jugador terminado. Ofrece muchas posibilidades. Nuno lo ha llegado a utilizar en Rio Ave incluso por delante de una dupla de mediocentros para morder y taponar con su presión. Intenso y con un potencial físico importante por desarrollar, Espírito Santo lo afianzó —sobre todo— como apoyo básico del cerebral Tarantini en el doble pivote. Trabajando en la cobertura por detrás del organizador, aportando equilibrio, aunque no como una pieza poscional. Al contrario, se turnaban a la hora de salir en la presión o sacarla la jugada. Filipe es un jugador que encaja a la perfección con ese ‘doble ocho’ que Nuno intentó implantar en pretemporada. Una idea que exige jugadores capaces de apoyar en ataque y defensa.

Desde el principio, Filipe Augusto llamó la atención de la crítica portuguesa por su personalidad competitiva y una madurez en el juego impropia de chico de su edad. Para Nuno es un futbolista fiable y comprometido. Al final de su primera temporada, llamó la atención del Benfica. Rozaron la zona ‘UEFA’. Pero en la última jornada sufrió una lesión de rodilla que terminó llevándole al quirófano en plena pretemporada. Espirito Santo le esperó y le volvió a dar protagonismo en una segunda vuelta que alcanzó tintes memorables: Rio Ave se clasificó para las finales de Taça y Taça da Liga, las dos perdidas ante Benfica. Su rendimiento fue óptimo.

Evolución permanente

Ahora llega al Valencia lanzado y en un momento de forma brutal. Filipe Augusto ha sido héroe en la histórica clasificación de Rio Ave para la fase de grupos de la Europa League. Con Pedro Martins como entrenador no se ha detenido su línea ascendente. Como interior —casi hombre de enlace y motor del ataque— y también como mediocentro ha sido determinante ante el Götebog y Elfsborg en Europa, dejando clara su calidad, «enorme» según la prensa portuguesa, que ha destacado su buena técnica, entrega sin condiciones y excelente visión. La influencia de su zurda ha crecido hasta el punto de convertirse en referencia creativa y asentarse como lanzador de las acciones a balón parado. Así ha cerrado el círculo de forma casi inmejorable para dar el salto al Valencia junto a Nuno.