La alegría y la fiesta se han instalado en Mestalla y amenazan con quedarse para siempre. Lejos quedan las pañoladas al presidente o esperar a los futbolistas para recriminarles que no lo dan todo. Para bien, aquello es historia. El presente es bien bonito y dice que hay que remontarse a las temporadas en que con Rafa Benítez el equipo ganaba la Liga, para encontrar una complicidad ente la grada y el equipo como la que hay ahora.

¿Dónde está el secreto de tanta felicidad? Son muchas cosas y no solo la excelente racha de resultados del equipo. Primero que la gente siente que este es otro Valencia nuevo de arriba a abajo y sobre todo, un Valencia que no vende y que ficha, y también que la gente ve un equipo de fútbol que además de calidad, se entrega. Pero en lo deportivo, por encima de los futbolistas, emerge día a día la figura del entrenador, Nuno Espirito Santo es ya un referente para los valencianistas hasta el punto que ayer, cuando terminó el encuentro y mientras aplaudía a la afición en el centro del campo junto a sus futbolistas, Mestalla empezó a corear su nombre; "¡Nuno, Nuno!".

Es evidente que si el equipo no hubiera ganado al Atlético de manera brillante y de forma clara en el marcado „3-1„ y que si el equipo no estuviera segundo en la tabla a dos puntos del Barcelona y sin haber perdido ningún partido el cuento sería otro, pero eso es tan evidente como que el técnico portugués ha sabido ganarse a la afición. Nuno pide la ayuda del valencianismo en cada partido pero luego su equipo corresponde a los valencianistas, y eso ya no es una cuestión de resultados, es decir, el equipo de Nuno corresponde a los valencianistas porque se lo deja todo sobre el terreno de juego, y el que hace lo que puede no está obligado a más. Otra cosa es que, evidentemente, este equipo puede hacer mucho.

El momento de Kempes

La tarde dio para mucho en Mestalla, al margen de los goles y del penalti que detuvo Diego Alves que lógicamente se celebró como un tanto más. Comenzó con un espectacular recibimiento al equipo y con el himno regional de Valencia a principio del encuentro, pero sin duda, el momento más emotivo fue la ovación que todo Mestalla le dio a Mario Alberto Kempes en el minuto diez de partido. Era una manera de mandarle fuerzas al Matador, que se recupera de una operación de corazón a la que fue sometido el pasado martes. Lo más curioso, es que la hija de Mario, Arianne, estaba en Mestalla aplaudiendo y como una aficionada más, enviando fuerzas a su padre.

Aplauso para Paco Alcácer

Otro de los momentos más impresionantes de la tarde fue el cambio del delantero Paco Alcácer. El canterano es uno de los jugadores más queridos por la afición „por no decir el favorito en estos momentos„ y cuando se retiró en el minuto 74 sustituido por Feghouli.