Ruben Vezo sucumbe a la tentación de tintarse la piel. El defensa portugués ha querido terminar el año haciéndose un tatuaje de grandes proporciones en el hombro y brazo. La imagen es de una virgen junto a un rosario y una paloma que simboliza al Espíritu Santo (quizá en homenaje a su entrenador), que aunque no imponga el miedo de otros dibujos corporales, seguro que le otorga la fuerza necesaria para tratar de ganarse un puesto en el equipo.