Enzo Pérez es un jugador de pura raza. Ese ADN guerrero del mendocino de Maipú es una cualidad que a veces ha confundido a los analistas, quienes no siempre hacen justicia con el centrocampista universal que explotó de la mano de Jorge Jesus en el Benfica. Que nadie espere en Valencia un clásico stopper defensivo ni siquiera un moderno box to box, esos que rompen el cuentakilómetros y sorprenden con goles. Enzo es eso€ y más. Como escribió en SUPER hace unos días el periodista de ´O Jogo´, Filipe Pedras, el ´8´ argentino no es exclusivamente un carregador de piano -así apodan los brasileños a los medios de coraje y físico-, sino que también sabe tocar las teclas del instrumento con maestría.

La habilidad a Enzo le viene de cuna. Sin embargo, para compaginar, según el momento, su más conocida versión rock con un repertorio más fino en el centro del campo ha bebido de dos fuentes inspiradoras: Juan Sebastián Verón y Pablo Aimar, sobre todo, la ´Brujita´. «El jugador que más me ha influenciado, que más me enseñó dentro y fuera del campo y que es una referencia positiva para mí, fue Juan Sebastián Verón. Tuve la fortuna de jugar con él cuatro años en Argentina. Aprendí mucho con Juan y lo aproveché de la mejor forma. Él también adquirió mucha experiencia por jugar en el extranjero. Di un buen uso a todo lo aprendido con Verón», confiesa Pérez en la revista oficial de la Champions.

El objeto de deseo del Valencia compartió vestuario en Estudiantes con Verón, actual presidente del club de la Plata, entre 2007 y 2011. Prácticamente, llegaron juntos, un poco más tarde Enzo Pérez, procedente de Godoy Cruz. La ´Brujita´ regresó a su casa con 31 años después de una década exitosa en Europa, donde pasó por Sampdoria, Parma, Lazio, Manchester, Chelsea e Inter. En 2007 el primer técnico de Enzo en el ´Pincha´ fue el ´Cholo´ Simeone, quien unos meses antes había devuelto el título a la entidad platense después de 23 años. La Brujita era el mariscal de campo de ese equipo. En compañía de un jugador referencial como Verón -75 veces internacional y participante en los Mundiales de 1998, 2002 y 2010-, Pérez levantó la Libertadores en 2009 y el Apertura 10/11. Ambos títulos bajo la dirección de Alejandro Sabella, el hombre que apostó por él para el Mundial 2014 dejando fuera a Banega, y apechugando con lo que suponía haber tomado una decisión contraria a las preferencias de Messi y su séquito de Rosario: Di María, Mascherano, Lavezzi, Maxi y el propio Éver.

Verón pagó para su cesión

En Estudiantes Enzo se exhibió como un jugador desequilibrante de banda derecha, con esa fama aterrizó en Lisboa a cambio de 5 millones de euros en el verano de 2011. Una delicada lesión de rodilla complicó la adaptación al Benfica en septiembre y, preocupado por un problema de salud de su madre, volvió cedido a su querido ´Pincha´. El préstamo por seis meses costó 200.000 dólares y, según reveló el entonces agente del jugador, los pagó Verón. El elegante ´brujo´ estaba entusiasmado con el regreso del mendocino. Poco después los dirigentes de Estudiantes admitieron que el ídolo platense había sufragado «el 40% de la cesión».

De vuelta a Argentina, una vez pudo recuperar su tono físico, Pérez actuaría la mayoría de veces en los costados o en la media punta, aunque ya ensayaba en el medio y, sobre todo, siguió fijándose en las maneras de Verón: Un ´8´ sobrado de liderazgo y creatividad, un enamorado de la verticalidad capaz de llegar al gol como también lo es Enzo. Incluso, absorbió la mecánica de la ´Brujita´ en los lanzamientos de falta y estrategia. Todas las enseñanzas Enzo las puso en práctica en el Benfica para, en el curso 12/13, hacer olvidar al belga Witsel, vendido al Zenit. Jorge Jesus decidió colocarlo de mediocentro y el ´experimento´ le salió perfecto.