El partido llega en un buen momento para los dos equipos. El Barça completó un gran partido en París y también en Sevilla, aunque el resultado del Pizjuán desluce lo que allí sucedió durante muchos minutos. Por su parte, el Valencia CF es todo confianza. Ilusiona todo lo que transmite. Desde la fiabilidad, la consistencia y la intensidad parece que está preparado para competirle a este tipo de gigantes, pase lo que pase hoy. El Barça es el tipo de prueba competitiva que todos queremos disfrutar y analizar; en este campeonato ya ha quedado claro que el equipo de Nuno está por encima de la mayoría de conjuntos de esta Liga, cuando mete una marcha más o se pone por delante en el marcador es casi insuperable. Sólo ha perdido cuatro partidos (los mismos que el Barça) y eso refuerza las buenas sensaciones. El rival de esta tarde es plato fuerte; no hay mejor bocado.

Recuperar es atacar

Nuno siempre utiliza como conceptos claves la cooperación y la solidaridad; los dos son esenciales para sostener un planteamiento estable y duradero en el Camp Nou. La exigencia va a ser máxima en todos los aspectos del juego (emocional, técnica, táctica, física) ante un rival al que conviene desconectar desde la misma base. El Barça ha encontrado nuevos circuitos de acción gracias a la verticalidad y la lucha de Luis Suárez, pero la posesión sigue siendo esencial porque no es un equipo que disfrute defendiendo o corriendo detrás del balón. Por eso el Valencia no puede esperar atrás. Habrá fases, pero la presión inteligente debe ser el principio. Esa es la mejor forma de alejar a los blaugrana de la zona donde más daño hacen y de ´ordenar´ al Valencia para desplegar su contragolpe con más opciones de éxito. Prepararse para recuperar rápido es la mejor manera de defender y atacar. Si el equipo de Luis Enrique termina recurriendo a su versión más directa -porque no encuentra salidas sencillas- será buena señal. Además, ese es el estilo que más conviene al Valencia por el tipo de defensas que tiene, muy fuertes en la marca.

Presión sobre Bravo

Bravo no puede tener una salida sencilla y los centrales no pueden iniciar el juego con claridad, porque desde ahí el Barça comienza a generar su cadena de superioridades numéricas, asociaciones y espacios, que luego aprovechan los tres de arriba. Sin una primera línea de presión fuerte, los esfuerzos a la hora de reducir espacios después son tremendos. Lo duelos directos uno contra uno y los sistemas de ayudas serán realmente interesantes; con dos equipos de tanto nivel sobre el campo.

El cambio de ritmo

No hay que confundir ir arriba con plantear un partido abierto; eso es difícil que suceda con un equipo construido sede la solidez y el equilibrio. El Valencia seguro que pasará momentos complicados, pero ya ha demostrado que es capaz de resistir con firmeza. Si después consigue manejar los tiempos e imponer su ritmo en momentos puntuales con esa marcha más con la que marca la diferencia puede atornillar al Barça. Obvio el control de los pequeños detalles marcará grandes diferencias. El partido puede estar en una carrera, un mal control, en un fallo en la marca, un pequeño despiste, una indecisión o un momento de relajación. Los porteros van a tener trabajo determinante. El duelo en las porterías entre Claudio Bravo y Diego Alves será crucial, cada parada puede traducirse en puntos.

Recuperación rápida

Veo al Valencia fresco y despejado por más que no creo que el compromiso del Barça ante el Paris Saint Germain del miércoles le vaya a pasar factura en el aspecto físico. Ahora se han avanzado mucho en métodos de recuperación rápida que son una maravilla. Eso también se trabaja.

El gen competitivo

El Valencia tiene un gen competitivo que le permite ofrecer respuestas sólidas en los grandes escenarios del campeonato. Siempre ha sido así y eso te permite ser optimista, más con las virtudes del bloque de Nuno. En el Camp Nou se nos respeta; eso es algo que he vivido defendiendo las dos camisetas. La visita es complicada, pero en Can Barça asumen que el Valencia es mal compañero de viaje y que si hace las cosas bien puede suceder como la temporada pasada. El Valencia es juez y parte de esta Liga. El título y la tercera plaza pasan por lo que suceda esta tarde y dentro de unas semanas en el Santiago Bernabéu. El campo es fantástico, el ambiente extraordinario, habrá grandes jugadores y mucho en juego. La verdad es que da un poco de envidia no poder jugar porque es uno de esos partidos únicos.

Suárez, del ´9´ falso al killer

De falso ´9´ a un depredador auténtico. Una de las diferencias del Barça de esta temporada respecto de otras es la presencia de Luis Suárez. Los blaugranas han probado fórmulas diferentes para acompañar a Messi y ahora tienen un ´9´ de verdad, que trabaja por él y por quien haga falta. Es un tipo de atacante que da mucho porque vive revolucionado permanentemente; sin la vistosidad de sus socios, el charrúa da fuerza al equipo e intensidad. Obliga a sus marcadores a estar muy pendientes de él porque siempre busca los desmarques con la intención de hacer daño; ante el PSG se exhibió en París, pero el gol que dejó ante el Real Madrid es más concreto en ese sentido: en pleno arrebato blanco, decidió el partido cazando a la retaguardia en un renuncio.

Luis Suárez tiene mucho gol. Ya lo demostró en el Liverpool y antes en su etapa en Holanda con el Ajax y el Groningen. El uruguayo es empeño y lucha y una tormenta de goles como prueba su currículum desde tiempos remotos. Messi y Neymar son diferentes, aunque también han mejorado en su labor sin balón. Suárez es capaz de aportar cosas que a los otros no les puedes pedir. El Barça tiene mucha pegada, pero no se puede olvidar el trabajo del resto y los riesgos que asumen -desde Bravo- para generar esa superioridad que permite que haya buenos balones para los tres sudamericanos de arriba.