La operación Imbula todavía tiene vida. Está complicada, a expensas de que el máximo accionista, Peter Lim, acceda a invertir cerca de 20 millones de euros en el centrocampista francés. El escenario es complejo. Además, el Marsella está obligado a vender. El viernes era la jornada que se había marcado para dar luz verde a las propuestas por Giannelli (básicamente del Inter), pero los acontecimientos han producido un cambio en el guión. Imbula ha pedido más tiempo porque sigue prefiriendo el Valencia.

Según fuentes del OM, el centrocampista ha pedido Vincent Labrune que espere hasta el lunes, por lo menos. El Inter de Milán también está dispuesto a esperar un poco más, aunque también trabaja en otros frentes para reforzar su sala de máquinas. No va más porque al presidente del Marsella le corre prisa. El club del sur de Francia tiene un déficit presupuestario de 25 millones de euros. El propio Labrune se comprometió con el DNCG -Dirección Nacional del Control de la Gestión de la liga francesa- a equilibrar las cuentas del club antes del próximo 30 de junio. Para conseguirlo, el OM necesita vender a Imbula y puede que a alguien más. Ocho días quedarían desde el lunes.

La llamada de la esperanza

Imbula se resiste a cerrar la puerta del Valencia. La propuesta del Inter es atractica y el conjunto lombardo le ha hecho saber que será uno de los pilares de un proyecto destinado a pelear por una plaza en la máxima competición europea. Si bien, la oportunidad de enfundarse la camiseta del Valencia le seduce todavía más. La Champions, La Liga, Mestalla? El jugador le ha pedido más tiempo al Marsella porque desde el Valencia le han dado alguna esperanza. El compromiso del jugador es tan alto, que está dispuesto a agarrarse a un clavo ardiendo. Si el Valencia reactiva o no la operación depende de la orden de Peter Lim. El singapurense ha congelado la vía de Augusto Fernández porque prefiere invertir los seis millones de su cláusula de rescisión -incluso más- en un jugador de un perfil diferente. Imbula puede ser ese jugador.

Un oportunidad de mercado

Su libertad ha sido fijada en 20 millones de euros. Un precio lógico atendiendo a su juventud (22 años), condiciones y margen de mejora, en defensa, en ataque y en físico. Las urgencias del Marsella son una oportunidad, aunque su paciencia tiene un límite marcado. El Inter le ha dado un tiempo de reflexión al jugador, pero no es el único club interesado. Imbula quiere jugar en el Valencia, pero ahora el Valencia debe dar un paso definitivo.