El Valencia necesita a Parejo? Requiere de su presencia y además precisa de su mejor versión porque en la plantilla no hay un futbolista capaz de interpretar los códigos del balón con la misma desenvoltura. Igual que sucede con Javi Fuego (equilibrio) o André Gomes (calidad física y técnica), el equipo no tiene recambio en la figura del constructor. Enzo Pérez y Danilo tampoco tienen esa naturaleza. Pueden ocupar su lugar en el once, incluso tomar su papel, pero el funcionamiento del equipo (con sus virtudes y sus defectos) será otro porque las características son otras. Guste más o menos, la condición volvió a tomar forma cristalina en el Derbi. Durante más de una hora, el Valencia echó en falta la figura de un futbolista capaz de tomar el balón y sacarlo jugado con claridad ante la presión adelantada del Levante. Se echó de menos a Parejo.

Fuego sufrió porque no tuvo cerca al compañero que mejor completa su juego. Lo mismo que André Gomes, desprovisto de la pieza de engarce entre la zona de creación y el último tercio de campo, donde el portugués marca la diferencia. La entrada de Parejo desde el banquillo (minuto 69) supuso un alivio. El grupo de Rubi ya había levantado la bandera blanca, pero Dani ofreció soluciones para superar líneas y ganar en claridad.

La sociedad fue determinante en el mejor Valencia de la temporada pasada. El contexto es otro hoy. El triángulo ha bajado su rendimiento, como lo ha bajado el grupo en su conjunto. Es un circuito: un fútbol colectivo iluminado construye líderes y proporciona el ambiente ideal para que los jóvenes exploten. Cuando un equipo juega mal, los buenos parecen mediocres. Si juega bien, Parejo es fútbol en estado puro. Si la dinámica es negativa, las virtudes se diluyen hasta arrojar a la superficie al centrocampista de tranco lento y bajo de revoluciones que no resiste los rayos X de Mestalla por su falta de dinamismo y contundencia. Así, el organizador impecable y el llegador severo „imprescindible para compañeros y entrenador„ se transforma en un elemento sospechoso para un sector de Mestalla por su personalidad.

Estancamiento en números

La grada es exigente por su posición en la cadena de mando „porta el brazalete„ y porque sabe que el futbolista tiene un nivel superior. La filosofía de juego de este Valencia ha hecho involucionar a Parejo en muchos sentidos. La temporada pasada Dani rompió el molde con 12 goles en Liga (cifra espectacular), pero con Nuno ha perdido peso en la dirección, el tiempo y el control. Los números son rotundos. Los goles maquillaron el rendimiento de un Parejo menos brillante en apartados como precisión, frecuencia en el pase o último pase, aunque progresó en interceptaciones. Ahí están los números. Durante la etapa de Juan Antonio Pizzi dominaba en todos esas estadísticas con autoridad, en el Valencia y en el total de La Liga. Transcurrido un trimestre de competición, no destaca en ninguno. Aquí hubo un Parejo capaz de ganar un duelo aéreo con Manucho (190 centímetros de ´9´). Ernesto Valverde recuperó el ánimo del centrocampista, al que rehabilitó haciéndole jugar como pivote por delante de la defensa, incluso llegó a despertar el interés de entrenadores tan diferentes como Pep Guardiola o Simeone. Eso fue real. Tanto como que con Pizzi estuvo por delante de Sergio Busquets en balones robados (especialista en un equipo de posesión), de Modric en pases buenos (su velocidad mental resultaba clave) y sólo por detrás de Di María e Isco en asistencias de remate en La Liga. Lo números concretaban su dominio en la construcción. Ahora es un protagonista anónimo.

Otra forma de ser decisivo

Con Nuno arriesga más, la dinámica es más vertical y menos horizontal, busca más la profundidad, pero el objetivo no es tan diferente al de Pizzi, sí son los mecanismos. Por eso se echa de menos al Parejo al que era imposible quitarle la pelota, que aceleraba o ponía la pausa justa y „sobre todo„ jugaba con precisión a uno o dos toques. El ´doble ocho´ que levantó junto a Seydou Keita fue memorable. Ahí también llegaba al área rival con conducciones o triangulaciones directas. Como dejó claro con goles importantes en el Camp Nou o el Santiago Bernabéu. No se arrugaba y se sentía importante.

Parejo ha mejorado en goles y recorrido, pero malgasta parte de su intensidad, ha confundido sus posibilidades y ha perdido impacto en las jugadas que le hacían un centrocampista completo. Marcaba la pauta como líder del circuito creativo por visión y calidad para asistir al compañero. El mejor Parejo es sinónimo del mejor Valencia. Su versión 2015/16 más lúcida coincide precisamente con su ´modo Champions´. Ese es el tono mínimo que necesita el VCF para Gante y Vigo. Nuno lo guardó ante el Levante y quedó claro que su calidad es imprescindible para gestionar el balón, lo será más ante un rival que muerde como el Celta de Berizzo.