A la una y catorce minutos del mediodía, en el interior del centro de operaciones de Paterna todos los ojos se clavan en Alexander Frei. Un grupo de jugadores y miembros del staff están pendientes del suizo, encargado de sacar la bola que determinará el rival para la Europa League. Sale el Rapid de Viena y la actividad recobra vida en cuestión de segundos. Los futbolistas comienzan a abandonar las instalaciones y el primero en hacerlo es Jaume Domènech, todavía con semblante de concentración. Más allá de la valla, un grupo de aficionados entra en combustión cuando detecta que el guardameta de Almenara está en el interior del coche blanco que se dispone a salir. A pesar del empate, el impacto de las paradas del ‘Gat’ había sido clave para relanzar al equipo en busca de una reacción en Ipurua y Juan Carlos espera nervioso, alineado junto a sus amigos. En su escapada a la Ciudad Deportiva había llevado consigo una camiseta del Valencia y un ejemplar del día de Superdeporte. En la zamarra firman todos, el diario lo reserva para el meta, protagonista de la fotografía, tomada justo tras su intervención en el penalti. "Jaume, tú eres nuestro salvador", dice este aficionado valencianista, agradecido a partes iguales por la firma y por su contribución explosiva al equipo.

Escenas como esta se repiten día tras día porque el valencianismo se ve reflejado en el carácter luchador y reivindicativo de su portero. Pararlas al fin y al cabo es solo parte del problema. Jaume es un auténtico torrente de energía, irrefrenable, rectilíneo en rendimiento y en su condición de milagrero, capaz de impulsar a todo el equipo con paradas imposibles y con celebraciones que levantan un estadio. En un contexto realmente devastado, el liderazgo del ‘Gat’ brota de forma natural. Jaume representa a la hinchada dentro y fuera del terreno de juego y su fuerte irrupción le abre ahora un horizonte todavía por explorar, la selección española. No le inquieta porque sabe que es algo difícil y que está fuera de su guion, que es el Valencia, por eso cuando se le pregunta por ello se limita a mostrarse agradecido, como sucedió en la zona mixta de Ipurua tras una comparecencia de altísimo nivel. Con la Eurocopa de Francia a la vuelta de la esquina, la primera y la segunda plaza están claras con De Gea y Casillas. La tercera, sin embargo, es una incógnita a día de hoy. Del Bosque siempre ha confesado que le preocupa que en las porterías de los equipos élite del fútbol español cueste encontrar un guardameta seleccionable pero la aparición de Jaume cambia las cosas. El de Almenara ha entrado de lleno en la carrera por ir a la cita con la Roja y pelea con Sergio Rico, del Sevilla, y Adán, del Betis. Reina, que parece atravesar una segunda juventud en el Nápoles, tienen difícil regresar porque forma parte de un ciclo pasado y otros como Kiko Casilla, del Real Madrid, no están jugando.

La estadística habla claro

La capacidad de reacción en un disparo a bocajarro le sirvió a Jaume para cuajar la que será una de las paradas de la temporada pero que no es más que una parte de su gran rendimiento, reconocidi en las últimas horas por todos los analistas. Es el caso por ejemplo de la casa de estadísticas ‘Opta’, referencia en este tipo de valores, que lo ha distinguido como mejor portero de la jornada en la Liga con una puntuación de 8,1 sobre 10. No es la primera vez que sucede, de hecho el ‘Gat’ está considerado como el mejor guardameta de las cinco grandes ligas —España, Italia, Inglaterra, Francia y Alemania— en el cómputo de toda la temporada y se abre hueco en un once en el que convive con futbolistas de primer orden como Neymar, Marcelo, Godín, Müller, Özil o Zlatan Ibrahimovic.