"Piensa en un boxeador. No permites que te peguen una y otra vez, tienes que ser capaz de pararlo. No puede ser que antes de pegar tú, te peguen". Gary Neville reconstruyó la recta final del partido en términos pugilísticos. Los siete últimos minutos dejaron al Valencia CF al borde del knock out. En el minuto 88, João Cancelo se merendó a Álvaro Vázquez cuando el delantero „lento de reflejos„ se disponía a liquidar el mano a mano con Jaume. En el 91, Lafita pifió un remate franco en el área pequeña. Y un minuto después, otra vez Lafita, estrelló un latigazo en el larguero. Las tres ocasiones llegaron al contragolpe. "Nos han pillado fuera de guardia y eso nos ha hecho mucho daño", describió Neville. La sucesión de contraataques emborronó parte de los méritos agregados durante los 86 minutos restantes. En su afán por conquistar la victoria, el equipo mantuvo su postura agresiva hasta el final, buscó el gol y pudo marcar la diferencia (Parejo de falta directa, un cabezazo de Negredo tras centro de Cancelo, ese centro de Santi Mina falto de dirección), asumió riesgos y se expuso a golpes peligrosos que cerca estuvieron de costarle la derrota.

Guardia baja o guardia abierta. "No me preocupa la defensa sino los contragolpes. No nos han creado ocasiones cuando teníamos la defensa en su sitio. No hay debilidad en la defensa, el problema ha sido el momento de la transición, el momento de correr hacia atrás. Tenemos que aprender a cortar esas situaciones", describió el entrenador inglés. En esa dirección y más allá del descontrol final, hubo tramos de la primera parte que también disgustaron a Neville.

Pugil fácil de contraatacar

El esfuerzo fue rotundo, faltó frescura „mental y física„ para mantener el tono en la recta final. El Valencia se desordenó, se emborronó en ataque y cuando llegaron los errores, el equipo siempre estuvo mal parado para frenar al Getafe. El 3-2 se sentía, pero no llegaba. Fran Escribá dio una clave: "Físicamente estamos muy bien, acabamos enteros, hasta cuando perdemos. Me gustaría destacar esa intensidad de mis jugadores". Como describe uno de los ejes del boxeo, los golpes más fáciles de contraatacar son los que sabes que están viniendo. El Getafe sufrió, pero supo resistir, desde la organización convirtió al Valencia en un adversario fácil de defender y fácil de contraatacar.

El partido fue genial para el espectador neutral, pero un sufrimiento para los entrenadores. Muchas pérdidas, ritmo alto, demasiada precipitación por momentos. Sin embargo, en ese contexto de agitación, cundió más la personalidad del Valencia. No hay que perder de vista que el equipo no se desmoronó y respondió a los dos goles del ´Geta´. Una revolución atendiendo a los precedentes. El Pizjuán o Ipurua, ningún remate entre los tres palos. Atendiendo a las últimas referencias, la evolución es clara por acción, creación, disparos recibidos, ocasiones generadas. Poco o mucho, hubo un paso al frente.

Los azulones golpearon duro a balón parado „Sarabia„ y remataron un error de Abdennour. Dos pifias, dos goles encajados. Después, Jaume fue un espectador de lujo, por primera vez esta temporada. Hasta la ruleta rusa final, el Getafe fue un acto de contrición. Su capacidad competitiva y su plan no se discuten. Ahí está el resultado.