Nuno eligió mal hasta la forma de marcharse. Si hubiera comunicado la decisión tomada por el propietario antes de salir a jugar al menos habría sido un estímulo para los jugadores y el equipo habría hecho un partido mejor, pero lo de Sevilla acabó siendo más de lo mismo. No hizo absolutamente nada destacable hasta la expulsión de Cancelo, pasada ya la media hora. Si no había plan A, difícilmente iba a existir un plan B para continuar el partido con diez hombres. Sólo había que esperar a que el peor Sevilla que se ha encontrado el Valencia en los últimos años, al que su propia afición acabó silbando porque le temblaban las piernas cuando el rival intentaba echar el resto con nueve, convirtiera su insistencia en algún gol. Se va sin haber aprendido a pronunciar el nombre de Jaume y, además, sentando en su último partido al portero que tantas veces le había salvado del desastre. Hace ya días que el entrenador estaba pidiendo a gritos que alguien tomara la decisión, porque lo pueden maquillar como quieran, pero Nuno Espirito Santo no se va. Aunque hubo un tiempo en que parecía imposible que algo así pudiera llegar a ocurrir, lo han destituido. Así de mal lo habrá hecho.

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El monstruo

No lo reconocerán en público, la presidenta porque su deber es ser muy discreta y el propietario porque no hace declaraciones, pero hace bastante tiempo que en el Valencia son conscientes del error que cometieron dejando todo en sus manos, de lo peligroso que podía llegar a ser Nuno por su personalidad, sus formas y su manera de actuar ya sin control alguno. Aunque suene a serie de terror, hubo un Nuno hasta junio de 2015 y otro Nuno después, dos personas totalmente distintas. El auténtico resultó ser una bomba en el epicentro de un gran proyecto que ha dejado a todo el valencianismo al borde de un ataque de nervios. Sin querer, porque estas cosas siempre son sin querer, habían creado al monstruo. Y todo esto le ha hecho daño a la imagen de Lim, que al fin y al cabo es la persona que ha venido a invertir y apostar por el Valencia CF, sobre todo porque ha desenganchado a una gran parte de la afición sin obviar que ha dejado al equipo muy tocado.

Futuro ilusionante

Nada que no tenga solución a partir de ya porque el Valencia CF, como tantas veces argumentó el entrenador para excusar los errores del presente, tiene un futuro espléndido. Hay potencial y capacidad más que de sobra para salir adelante y lo hará a poco que se tomen algunas decisiones coherentes. Aunque no es fácil, porque de momento hay que acertar con la elección del nuevo entrenador cuando primero habría que recuperar una estructura en el área deportiva seria y profesional, como ya la había. Y, por supuesto, hay que empezar a analizar los cambios que necesita con urgencia la plantilla para volver a ser competitiva. Quizá esta todavía pueda ser una temporada histórica.