Riazor fue el primer partido del Valencia al que asistió la presidenta Layhoon. Viajó hasta Coruña en su avión privado desde Madrid, donde cerraba los últimos detalles del acuerdo con Bankia antes de que Peter Lim pisara la alfombra de Mestalla. Bien podía haberse ahorrado los kilos de queroseno porque el Depor le endosó un 3-0, aunque por entonces seguramente no entendió qué quería decir aquello de que un equipo pequeño pudiera bajarle los humos de esa manera a los de Nuno, que eran la sensación de la Liga. Ha pasado más de un año y Layhoon vuelve a sentarse en el palco de Riazor. Las presidenta sigue sin ser lo que se dice una experta en fútbol pero algo sí ha aprendido en todo este tiempo, aunque sea a base de golpes: ahora sí es perfectamente consciente de que si el Valencia pierde en Coruña tiene un problema muy serio. Y es aún peor, porque saber que tiene un problema no le va a solucionar nada, porque lo que no tiene es una solución a la vista al problema más allá de esperar y confiar en que Neville no esté equivocado. Diez jornadas sin ganar es demasiado para cualquier equipo, en el caso del Valencia es un auténtico drama.

Quizá en el mercado tampoco esté la solución al problema, al menos cuando quedan cinco días para que se cierre y no se ha movido nada, pero pase lo que pase en Coruña quedarán cinco días. El Valencia y su entrenador descartan la llegada de refuerzos aunque los movimientos hacen pensar que puede haber cambios en el mobiliario. Puede que un sofá, quizá alguna lámpara. Como la LFP no admite excesos llevan días haciendo gestiones para que salga más de un futbolista en los días que faltan y esa es la prueba más evidente, porque no reforzar el equipo ya es jugarse los objetivos de la temporada al bingo, pero quedarse con una plantilla más corta con tres competiciones „por ahora„ es una irresponsabilidad.

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