Al Valencia CF de Gary Neville el calendario le presenta claramente la oportunidad de reactivar esta temporada de penurias a través de la Europa League, un desafío al que llegó rebotado directamente del fracaso en la Liga de Campeones en una caída que se ha sostenido en el tiempo casi hasta el día de hoy...Pero la victoria ante el Espanyol a efectos de confianza debe convertirse en un punto de partida para la ilusión. Para el conjunto de Mestalla la competición empieza desde cero en los octavos de final y ante un rival -Rapid de Viena- propicio para ganar y avanzar, más allá de las precauciones, que hay que tomarlas. El torneo está preñado de todo tipo de atractivos y desliza un triple reconocimiento. Un premio gordo por el que el Valencia deberá pelear hasta echar el último aliento. El escenario ideal, claro está, sería llegar hasta la final y ganarla. En ese caso, el club se aseguraría el éxtasis de cosechar un título ocho temporadas después de la Copa de Koeman y el billete para la próxima Champions... pero además, ingresaría un buen pellizco. Y es que este año el organismo UEFA ha incrementado de forma considerable la partida de premios económicos.

La Europa League estrena en esta edición un nuevo reparto económico que aumenta en un 60% respecto del anterior. En el trienio 12/15, la competición repartía un total de 233 millones de euros mientras que el trienio 15/18, el actual, la cifra aumenta hasta los 381 ‘kilos’. Por los dieciseisavos de final el Valencia se embolsaría medio millón de euros, 750.000 euros de los octavos, un millón de los cuartos, millón y medio de las semifinales, tres y medio en caso de quedar subcampeón y seis y medio si gana la copa. Unas cantidades jugosas, a las que se añade además el Market Pool, dinero procedente de la venta conjunta de los derechos de televisión por parte de la UEFA, que está fijado en un montante de 152’4 millones de euros. Todo ese es el dinero que entra en juego en la Europa League y por el que peleará el Valencia, que ya se ha asegurado 17 ‘kilos’que entran directos a sus arcas en su triste paso por la Champions: 2 procedentes de la pevia, 12 de la fase de grupos y 3 de victorias contra el Gante y el Olympique.

Dificultad y atractivo

«No es momento para lanzar las campanas al vuelo», como dijo el propio Neville justo después de ganar el partido del sábado pasado contra el Espanyol en Mestalla y hay que tener muy en cuenta que el Valencia deberá medir sus fuerzas con equipos de primerísimo nivel en el cuadro, plantillas que están compitiendo por ser campeones en sus ligas o por entrar en plazas de Champions. La competición posee esa doble vertiente, dificultad y atractivo; las sensaciones, cierto es, no acompañan precisamente si uno analiza el momento de forma por el que atraviesa ahora mismo el equipo pero tampoco eran demasiado alentadoras hace justo dos años, cuando el conjunto que dirigía Juan Antonio Pizzi se quedó a solo un minuto de alcanzar la final por aquel fatídico gol de M’Bia de cabeza. Es exactamente el mismo registro que se logró anteriormente, con Unai Emery en el banquillo, cuando el Valencia cayó en una eliminatoria con el Atlético de Madrid en la que un Falcao imparable sepultó cualquier posibilidad de tocar la gloria.

Precedente alentador

La cuestión, en definitiva, es que no hace tanto, en momentos en los que el Valencia tampoco ha brillado en exceso, se ha conseguido avanzar en el torneo gracias a que la dinámica de eliminatorias abre un horizonte de competición muy distinto a la Liga. Los últimos precedentes permiten soñar con conseguirlo este año. Lograr un título sería oro, más si viene con un billete para jugar la Champions. La Europa League, en cualquier caso, se pone guapa este año con los premios económicos.