Carlos Díaz era el entrenador del Prebenjamín del Valencia y un día acudió al polideportivo de la Pobla de Vallbona, su misión era seguir a dos jugadores que destacaban por encima del resto. Nada más llegar entró al bar y allí dio por sorpresa con Toni Latorre, un viejo amigo de la época del Gimnástico. «He venido a ver a Iván y a Toni, dos rubios del prebenjamín», vino a decir. «¿A Toni? ¿Rubio? Ese es mi hijo, Carlos...», respondió Latorre con dificultad para ajustar la realidad. «¿Tu hijo?», dijo el técnico, «no puede ser». Ninguno de los dos podía creer que aquello estuviese sucediendo. Carlos, porque le habían dicho que el pequeño era zurdo cuando el hombre que tenía ante sus ojos había hecho su carrera en el fútbol desempeñándose como lateral diestro y el padre de la criatura porque sabía que su viejo amigo llegaba en el nombre del Valencia. Han pasado ya algunos años de aquella instantánea y el chico en torno al que se anudaba esa conversación se ha estrenado con el primer equipo en partido oficial ante el Rapid. Lato es realidad de presente y futuro a corto plazo del Valencia.

Sería muy difícil analizar qué ha cambiado más desde entonces, su sonrisa de niño o su manera de jugar... Ambas se mantienen incólumnes al paso del tiempo. Podría decirse que Lato será jugador de elite casi por obligación, un futbolista desde la cuna. Al valencianista le impulsó la genética hacia el balón antes incluso de que aprendiese a andar. Acompañó a su padre por los campos, donde defendió los colores de Gimnástico, Lliria, Saguntino, Acero, Foios y Alaquàs. Su madre, Maite Grueso, también jugó. De hecho, fue una de las pioneras en el fútbol femenino y llegó a la selección valenciana... Hasta que se quedó embarazada, entonces se lo dejó. El hermano de esta, su tío Manolo Grueso, era un jugador de calidad, con una zurda privilegiada que brilló vistiendo los colores del Lliria mientras que su otro tío, por parte de padre, presenta un estatus que roza la leyenda. Se trata de Vicente Latorre, uno de los mitos más reconocidos del levantinismo, un futbolista que dejó su sello propio en la historia centenaria de un club que defendió durante doce temporadas antes de ponerse la camiseta del Villarreal.

El día que enamoró al Valencia

El año que lo fichó el club de Mestalla para las categorías inferiores, Toni había firmado más de un centenar de goles con el Atlético Vallbonense. Era el delantero del equipo y en un amistoso contra el Valencia demostró que era diferente. El equipo de la Pobla ganó por cuatro goles a dos y él le puso la firma a tres de los tantos. Su impacto fue explosivo. En Paterna no tuvieron dudas y lo sacaron del campo de su pueblo para comenzar disputando torneos de captación junto con otros niños. La temporada siguiente, ya como benjamín, tuvo su primera ficha federativa como valencianista y desde entonces su progresión es irrefrenable. Arrancó jugando como extremo izquierdo y como delantero hasta que siendo alevín Titín Santafé y Rubén Mora lo reubicaron para triunfar como lateral zurdo. Su rendimiento no solo no se vio disminuido sino que la nueva demarcación desencadenó todo el potencial que atesora.

En la final de un torneo contra el Villarreal fabricó una goleada desde la banda con la complicidad de su gran amigo en la cantera, Carlos Soler, y constató su capacidad ofensiva. Si el Valencia anotó cuatro o cinco tantos, todos nacieron desde la izquierda en las botas de Lato y acabaron en la portería rival después de que rematara Soler. Esta conexión sigue viva a día de hoy, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Ambos se buscan en el filial y en el juvenil de la Youth League por instinto, puro automatismo.

Una generación brillante

Lato y Soler forman parte de la quinta del ´97, uno de los ramilletes de futbolistas más exquisitos que ha visto Paterna en los últimos años: Lato, Carlos Soler, Chirivella, Jaume, Javi Jiménez... Por su atrevimiento y capacidad de liderazgo, Lato ha sido capitán a lo largo de distintos equipos durante su ascenso por las categorías inferiores del Valencia, como sucedió en el Cadete de Crack´s, la antigua escuela satélite de Paterna, donde comandó un equipo de primer año que llegó a ir por delante del Valencia en la Liga Autonómica. Aquel grupo lo arrasaba todo allá donde iba. El Barça tenía auténtico pánico siempre que se veía las caras con aquella generación, como Van Gaal con Claudio López. Solo el Espanyol de Pablo Maffeo, del Manchester City que está cedido en el Girona, y Sergi Canós, del Liverpool y cedido en el Brenford, conseguía frenar de vez en cuando a la generación del ´97.

Crece a un ritmo imparable

Como en su día lo fue Gayà, Lato ha sido el ojito derecho de los técnicos de la Academia, un talento señalado al que se le adivinaba una progresión de primer nivel. Debutó con 15 años en el primer equipo contra el Burjassot y Rufete apostó por él con una cláusula de rescisión que asciende a los 25 millones de euros cuando tenía equipos importantes detrás, asegurando así uno de los activos de la cantera. Fijo en las convocatorias de la valenciana, el de la Pobla dio el salto a la Sub´18 española para disputar la Copa del Atlántico, el torneo que distingue a los grandes jugadores. El seleccionador, Luis de la Fuente, está enamorado de su chispa, su madurez táctica y su polivalencia, tanto que lo valora para cuatro posiciones distintas: Lato vale para cumplir cualquier función de las bandas y él lo sabe, por eso mismo le mostró su confianza desde el primer momento y así se la ha mantenido hasta en los momentos duros.

Se perdió el Europeo Sub´19 por una recaída de una lesión muscular en las semifinales de la Copa juvenil ante el Madrid y sería el comienzo de una especie de calvario que ha durado cinco o seis meses.

Pinchazos, sensaciones negativas... Hasta fin de año. Entonces volvió a irrumpir con la fuerza de siempre, imparable. Alexanko le transmitió tras el atraco de la Youth League que iba con el primer equipo a Viena, lo asumió con naturalidad y ambición. Sería su tercer partido en cinco días, no había entrenado con Neville... El momento de debutar había llegado y eso importaba más que cualquier cosa. Lato vivió su primera gran noche ante el Rapid.