Cuando Gayà se retiró del césped el domingo ante el Celta tenía sintomatología de rotura en los isquiotibiales de la pierna derecha, como finalmente se ha confirmado, y le mantendrá alejado de los terrenos de juego al menos tres semanas.

Los que lo tratan en la distancia corta se lo veían venir, sabían que si seguía a ese ritmo acabaría sucediendo más pronto que tarde. Y es que detrás del futbolista que juega cada tres días con aparente normalidad se esconde un auténtico vía crucis. Desde que pidió el cambio el 19 de diciembre contra el Getafe por molestias en el pubis, el de Pedreguer está viviendo la cara más desagradable del fútbol. Tanto, que hay mañanas que no puede ni siquiera levantarse de la cama por culpa del dolor y ve las estrellas cada vez que golpea el balón para poner un centro. El año pasado irrumpió como una de las sensaciones y este, ante el bajón competitivo del equipo, Mestalla lo escruta, preguntándose qué le pasa.

Por su alarmante estado físico hace tiempo que debió de haber frenado en seco para recuperarse pero la delicada situación del equipo no le permite desaparecer.

José es de esos jugadores que están dispuestos a partirse la cara bajo cualquier circunstancia, más cuando las cosas se ponen feas. Incluso a costa de su físico... Este domingo, sin embargo, su cuerpo dijo ´basta´ y se vio obligado a dejar al Valencia con diez jugadores en el tramo final. Mientras el fisio le vendaba la pierna él se llevaba las manos a la cara, desconsolado. Alcácer trataba de tranquilizarlo.

En su interior albergaba una plena sensación de derrota, sentía como si con darlo todo no fuera suficiente. Media hora había durado sobre el césped. Sabía que estaba al límite y aún así decidió acometer el riesgo, una tendencia que resume en esencia lo que está siendo para él esta temporada. Ante el Athletic, en la vuelta de la Europa League, cuajó el mejor partido de esta temporada y lo hizo con un riesgo de rotura. Al segundo partido entró en frío para ayudar al equipo tras el pinchazo de Siqueira y acabó rompiéndose.

Las previsiones, negativas

No irá con la Roja Sub´21, que ha llamado en su lugar al groguet Adrián Marín. Aparentemente, estos problemas que le penalizan ahora podrían tener incluso su origen en el dolor de pubis, que instintivamente le llevaría a correr de una manera que le carga sobremanera la musculatura isquiotibial. Por falta de trabajo no será. Gayà hace horas extra para dejar atrás los problemas en el pubis y recuperar su plenitud física. Acude a Paterna cada día para trabajar en doble sesión desde hace más de dos meses, realiza todo tipo de ejercicios específicos y ha llegado incluso a pincharse para poder jugar algunos partidos.

A diferencia de casos como el de Verratti, que ha decidido parar el tiempo que haga falta hasta recuperarse, Gayà no quiere ni pensar en dejar de competir y de momento no se plantea la posibilidad de pasar por el quirófano.

García Pitarch contrató a Siqueira para poder darle descanso sin que se resintiese el potencial del equipo en un calendario que estalla por sus costuras pero a pesar de ello, el lateral no ha desaparecido de los esquemas. Neville ha echado mano del futbolista siempre que ha podido: desde que sufrió la contractura en el pubis ante el Getafe el Valencia ha disputado 24 partidos y de ellos Gayà ha disputado once enteros, se ha perdido un total de seis por motivos médicos y en otros dos -ante Granada y Levante en la Liga- los técnicos le han concedido descanso para dosificarlo y que llegase en condiciones al siguiente compromiso.

El de Pedreguer lo ha jugado absolutamente todo en la Copa del Rey así como en la Europa League, los dos alicientes reales que ha afrontado el equipo a lo largo de las últimas semanas mientras que Siqueira ha sido normalmente más protagonista en los partidos de Liga.